La palabra Populismo ha sido tergiversada y alterada en su sentido por toda la derecha mediática neoliberal. Ha sido el término maldito tanto de las élites oligárquicas como incluso de algunos sectores denominados progresistas. Es bastante curioso observar que no solo la derecha se ocupa una y otra vez de degradar el término.También intelectuales mundialmente reconocidos por su radicalidad política, teóricas feministas destacadas por su agudeza en la lectura de lo contemporáneo lo miran con recelo. Existe un acuerdo tácito entre sectores discordantes o heterogéneos para impedir, menoscabar o desintegrar la hipótesis populista. Uno de los aspectos que más contribuyó a este punto fue, a mi juicio, admitir que había un populismo de derechas y otro de izquierda. Ese intento de extensión del concepto colaboró para su difusión confusa y para organizar su carácter amorfo y masivo. No obstante la hipótesis populista, y digo hipótesis para mantener al término en un debate abierto, encarnaba una exigencia teórica de primer orden que ahora sintetizó en sus premisas generales.

Estas premisas las presento a través de sus interrogantes constitutivos .1) ¿Cómo puede ser sustentable un proyecto transformador cuando los sectores populares no siempre defienden necesariamente sus " intereses objetivos"? Actualmente es la contingencia y no la necesidad la que determina la construcción de lo político. 2) De qué modo una voluntad colectiva, heterogénea, compuesta por distintos segmentos subalternos: trabajadores, feministas, excluidos, logran articularse en un sujeto histórico que no borre las diferencias desde donde surge, pero que a su vez anude a los sectores explotados y oprimidos. 3) Cómo se radicaliza un proyecto democrático cuando el capitalismo neoliberal no sólo se ha adueñado de la realidad sino que presenta dispositivos ideológicos que capturan a la subjetividad hasta el punto de ir contra sus propios intereses vitales. 

La hipótesis populista no solo no se opone a la tradición republicana sino que desea su reinvención. Lo que se trasluce a partir de estos interrogantes es que la hipótesis populista es la actualización en el siglo XXI de los problemas teórico-políticos anticipados por los movimientos nacionales y populares históricos en clave posmarxista y posfundacional. Esto último en razón de que la hipótesis populista no dispone de fundamentos constituídos a priori. La hipótesis populista se construye y se deconstruye en el accionar de su praxis y se elabora con la trama histórica en la que se desenvuelve. Si se la ha odiado o despreciado no es porque sea un error teórico o político sino por una vocación emancipadora donde la aparición del Pueblo histórico siempre llega antes que los intelectuales. En efecto, hay un axioma populista que podría enunciarse del siguiente modo: sea cual sea la captura del Neoliberalismo sobre las masas, tarde o temprano, de un momento a otro, el Pueblo siempre retorna.