Un clásico en las listas del Booker Internacional, un premio que reconoce una novela o libro de cuentos publicado en el Reino Unido o Irlanda, es la constante presencia de escritoras argentinas en los últimos años. Por primera vez, Mariana Enriquez figura en la “long list” de trece títulos de ficción con los cuentos de Los peligros de fumar en la cama (The Dangers of Smoking in Bed), traducido por la estadounidense Megan McDowell, traductora que ha estado nominada en las listas de este premio en anteriores ediciones por su trabajo para libros de Samanta Schweblin, y que anteriormente tradujo también los cuentos de Enriquez, Las cosas que perdimos en el fuego (Things We Lost in the Fire). El próximo 22 de abril se anunciará la lista corta de seis finalistas y el 2 de junio se conocerá, finalmente, a los ganadores. El premio, dotado de 50.000 libras (unos 68.000 dólares), se reparte equitativamente entre el escritor y el traductor del libro ganador.

“En un mal momento de la pandemia y una época horrible y muy triste de vivir, yo no llego a ese nivel de separación del contexto para ponerme contenta como me pondría en una situación anterior a la pandemia”, dice Enriquez a Página/12. “Por supuesto, estoy satisfecha y es un reconocimiento importante estar en la lista. Me parece muy interesante que en los últimos años hayan estado en esta lista Ariana Harwicz, Gabriela Cabezón Cámara y dos veces Samanta (Schweblin), que es como la campeona. Y Gabriela y Samanta, además, estuvieron en la lista corta, muy cerca del premio”, recuerda la escritora y directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes.

Los trece semifinalistas para el Booker Internacional son I Live in the Slums, de la autora china Can Xue, cuyo nombre real es Deng Xiaohua, libro traducido del chino por Karen Gernant y Chen Zeping; At Night All Blood is Black, novela del escritor francés David Diop, traducida por Anna Mocschovakis; The Pear Field, primera novela de la escritora y cineasta georgiana Nana Ekvtimishvili, traducida por Elizabeth Heighway; When We Dease to Understand The World (Un verdor terrible, publicado en español por Anagrama), del chileno Benjamín Labatut, traducido por Adrian Nathan West; The Perfect Nine: The Epic Gikuyu and Mumbi, del keniata Ngũgĩ wa Thiong'o, traducido por el propio autor; The Employees, de la escritora danesa Olga Ravn, traducida por Martin Aitken; y Summer Brother, novela del poeta y dramaturgo holandés Jaapa Robben, traducida por David Doherty.

Los peligros de fumar en la cama (publicado en 2009 por Emecé y luego reeditado por Anagrama) competirá también con An Inventory of Losses, de la alemana Judith Schalansky, traducida por Jackie Smith; Minor Detail, de la escritora palestina Adania Shibli, que gira en torno a un crimen brutal cometido durante la guerra de 1948, cuando unos soldados israelíes violaron a una joven palestina, la mataron y enterraron en la arena del desierto de Negev, traducida del árabe por Elisabeth Jaquette; In Memory of Memory, de la escritora rusa Maria Stepanova, traducido por Sasha Dugdale; Wretchedness, del escritor checo residente en Suecia Andrzej Tichý, traducido del sueco por Nichola Smalley; y The War of the Poors, del escritor francés Eríc Vuillard, traducido por Mark Polizzotti. El jurado del Booker está integrado por la escritora y periodista etíope-canadiense Aida Edemariam, la historiadora y biógrafa británica Lucy Hughes-Hallet, el escritor indio Neel Mukherjee, la historiadora camerunesa Olivette Otele, y el poeta y traductor húngaro George Szirtes.

Enriquez, autora de las novelas Bajar es lo peor y Cómo desaparecer completamente, leyó la traducción de The Dangers of Smoking in Bed, de McDowell, la misma traductora que ahora está traduciendo Nuestra parte de noche, novela con la que ganó el Premio Herralde en 2019 y en 2020 el Premio Celsius a la mejor novela de ciencia ficción, terror o fantasía escrita en español, que otorga la Semana Negra de Gijón. “Megan es una buena traductora; como vive en Chile ayuda mucho que tenga una cercanía importante con la traducción de autores latinoamericanos”, plantea la escritora y agrega que tiene mucha confianza en el trabajo de Megan. “Un libro traducido es casi un libro de dos autores. La traductora le pone creación al trabajo con el lenguaje”.