El índice de salarios que mide el Indec registró en enero un incremento de 3,3 por ciento con respecto a diciembre pasado y en la comparación interanual muestra un alza del 29,6 por ciento. En ambos casos, la evolución del salario quedó por debajo de la dinámica de la inflación, que en enero fue del 4 por ciento mensual y del 38,5 por ciento frente al mismo período del año anterior. A pesar del objetivo del gobierno de mejorar los indicadores sociales para fortalecer su base política y también para apuntalar a la macroeconomía, el comienzo del 2021 refuerza la tendencia de suba de la pobreza.

Las perspectivas para los meses siguientes no son buenas, puesto que en febrero la suba de los precios minoristas fue otra vez alta, del 3,6 por ciento y se espera un valor relativamente similar para marzo. Además, se viene en el corto plazo un ajuste tarifario que más allá de que va a estar contenido por subsidios, tendrá impacto general. Con el empleo y las paritarias todavía en zona fría, es esperable que siga la caída del poder adquisitivo, con el consiguiente impacto en el tejido social, pero además en los indicadores de consumo, que arrastra ventas y a su vez empleo e inversiones.

El dato de enero de suba salarial del 3,3 por ciento frente a diciembre de 2020 se dio como consecuencia de un incremento en los salarios registrados de 3,5 por ciento y un aumento en los salarios del sector privado no registrado de 2,5 por ciento. A su vez, los registrados se desagregan en una suba del 4 por ciento en los trabajadores del sector privado y del 2,4 por ciento en el sector público.

En el caso de los trabajadores registrados del sector privado, el alza interanual en enero se ubica en el 28,8 por ciento, mientras que los empleados públicos muestran una suba del 26,5 por ciento. Llama la atención el incremento de los no registrados, de 36,8 por ciento, ya que está por encima de los dos anteriores.