El Banco Central volvió a defender su decisión de subir la tasa de interés la semana pasada con la publicación de una nota técnica en su página de internet. En el documento asegura que los países que logran bajar la inflación de niveles superiores al 30 por ciento a una cifra inferior al 20 tienen mayores probabilidades de crecer en el corto plazo. El aumento del rendimiento de las Lebacs en más de 2 puntos porcentuales de este martes, que se sumó al incremento de 1,5 puntos de la tasa de pases de la semana pasada, fue criticada por los sectores industriales y economistas de la oposición pero también por los del establishment, pese a lo cual la autoridad monetaria plantea que es la única alternativa para disminuir las remarcaciones de precios y, de esa forma, crecer. 

 El manejo de la tasa de interés no tuvo los efectos deseados para desacelerar el proceso inflacionario. El Gobierno dijo el año pasado que tendría una inflación del 25 por ciento, pero la cifra cerró arriba de 40. Para este año sostiene que se cumplirá la meta inflacionaria del 17, pese a que los organismos internacionales como el Fondo Monetario descartaron la posibilidad y ya la ubican por arriba del 21 por ciento interanual para fin de 2017.

 El trabajo empírico del Central se publicó en el blog de la institución Ideas de Peso, en el que busca que los técnicos de la entidad puedan compartir algunos de los análisis que se hacen en forma abierta al conjunto de la población. El documento revisó, con datos del Banco Mundial, episodios entre 1967 y la actualidad en que un país logró de un año a otro pasar de una inflación superior al 30 por ciento a una inferior al 20 por ciento. Se revisaron las series de precios para 67 países y se encontraron 87 casos en las que se dio este fenómeno de moderación de la inflación. 

 El promedio de crecimiento para el año en que los países tuvieron inflación superior al 30 por ciento fue del 2,9 por ciento, mientras que el promedio de crecimiento para el año siguiente, en que la inflación bajó a menos del 20, fue del 4,9 por ciento. Con esto, el Banco Central concluye que no es cierto que bajar la inflación viene acompañado de estancamiento, sino que en el corto plazo también puede generar expansión, en una tendencia que debería prolongarse en el mediano y largo plazo. Con estos datos asegura que subir la tasa de interés para frenar el proceso inflacionario no es recesivo sino que, por el contrario, apunta a recuperar el ritmo de crecimiento de la economía, y se lo puede justificar en base a la experiencia de 67 países.     

 El análisis del Central para explicar que Argentina podría crecer en el corto plazo bajando la inflación desde tasas superiores al 30 por ciento no menciona que ese nivel se alcanzó durante la actual gestión. En 2016, la inflación saltó al 41 por ciento y la economía retrocedió 2,3, cuando en 2015 la inflación había sido del 26,9 por ciento (según la Dirección de Estadísticas de la CABA) y el crecimiento del 2,5 por ciento. Esta no es la omisión más relevante del informe. “La reducción de la tasa de inflación incrementa el poder de compra de las familias con mayor propensión marginal al gasto, con el consecuente efecto expansivo sobre la demanda”, plantea, sin explicar por qué se daría ese efecto redistributivo a favor de los sectores más postergados.