La reconstrucción de Notre-Dame no estará finalizada en cinco años, según se había proyectado al inicio de los trabajos de recuperación de la catedral parisina, dijo Jean-Louis Georgelin, presidente del organismo público encargado de su reconstrucción. No obstante, señaló, se podrá realizar una primera misa en 2024. El anuncio lo hizo poco antes de que el presidente francés, Emmanuel Macron, visitara el edificio, este jueves, momento en que el mandatario aplaudió los esfuerzos realizados en la reconstrucción, cuando se cumple el segundo aniversario del incendio que destruyó parte del histórico edificio.

"Se ha hecho un inmenso trabajo" en dos años, afirmó Macron en su primera visita a la catedral después de la destrucción, que expresó el "orgullo colectivo" de ver a la "Gran Dama" retomar poco a poco su forma tras el incendio del 15 de abril de 2019. "Debemos  mirar también los tres años que vienen, pues debemos sostener nuestros objetivos, para lo cual es necesario un esfuerzo de planificación muy exigente y riguroso", agregó Macron y reveló que hay treinta y cinco empresas participando de los trabajos. "Es un mensaje de orgullo colectivo, porque hicimos muchísimo en dos años y evitamos lo peor. Por eso va mi inmenso agradecimiento a los y las que se movilizaron de a miles para colaborar", insistió.

Apenas ocurrida la tragedia, Macron había fijado como objetivo reconstruir la catedral en cinco años. Un año después confirmó su promesa, pese a la interrupción de las obras durante los primeros meses de la pandemia de coronavirus.

Aunque el templo perdió su aguja, su tejado, su reloj y parte de su bóveda, la labor de los bomberos hizo posible que el gran edificio medieval no se derrumbara.

La fase de consolidación de Notre-Dame se completará durante el verano francés, una condición necesaria para lanzar su reconstrucción.

Ya se han cortado miles de robles en Francia, que se están secando, para reconstruir la aguja, su cubierta y el crucero. Y en el interior de la catedral hay un bosque de andamios, redes y lonas donde trabajan carpinteros y técnicos. La tala de los centenarios (y en algunos casos, bicentenarios) árboles generó en marzo del año pasado protestas de grupos ecologistas y la presentación de petitorios para ponerle un freno a lo que llamaron "ecocidio". Las autoridades respondieron que esos ejemplares (algunos de la época de la Revolución) habrían sido talados de todos modos, ya que cada año se talan en los bosques los árboles más viejos a fin de dar lugar a los más jóvenes.

Este verano europeo deberá terminar la primera fase de las obras, que dará pie al inicio de la restauración propiamente dicha. Por el momento, entre otros avances, ya se ha hecho la selección y tala de los 1.000 robles cuya madera se usará para reconstruir el armazón del transepto y la aguja, destruidos en el incendio, que serán fieles, pero no idénticos a los destruidos en el incendio.

"Ahora mi preocupación es conseguir una planificación rigurosa para fijar nuestro camino para la reapertura al culto en 2024", dijo el general Jean-Louis Georgelin, coordinador de las obras, en un vídeo sobre la restauración retransmitido en redes sociales.

Georgelin precisó que las obras de restauración empezarán "a finales de año", una vez terminado el trabajo de consolidación (en el veran)o, y asumió el objetivo de reabrir la catedral en 2024 para las visitas y los oficios religiosos. "Eso no significará que todo estará terminado", ya que el trabajo tendrá que continuar, puntualizó en una entrevista a la emisora France Inter.

Así, aunque en el interior se habrá "prácticamente terminado" todo para 2024, y por ejemplo se habrá montado de nuevo el gran órgano --que necesitará seis meses para ser afinado-- no se habrá finalizado la restauración de las capillas.

El general, en cualquier caso, relativiza eso recordando que "la primera piedra de Notre- Dame se puso en el año 1163. La catedral está en obras desde 1163". 

Por el momento parece que se podrán cumplir los plazos previstos, si bien el factor monetario también podría jugar en contra de los planes de Macron. Hasta ahora se han recolectado donaciones por valor de 833 millones de euros, pero podrían no resultar suficientes.

Parece difícil, sin embargo, que las instituciones francesas no encuentren la manera de financiar la obra que vuelva a dotar de esplendor a uno de los mayores símbolos de la nación.

Dos años después del siniestro el enigma de su origen sigue sin resolverse. Hay muy poca información disponible sobre el avance de las pesquisas. Sin embargo, según dijo a la AFP una fuente cercana a la investigación, que pidió el anonimato, las investigaciones "in situ" ya están "terminadas".

En junio de 2019, al final de la investigación preliminar, el fiscal de París había indicado que lo más seguro es que se haya tratado de un accidente. "Por ahora, mantenemos las mismas tesis, la de la colilla mal apagada o el cortocircuito", añadió la misma fuente.