El conductor que participó de la carrera mortal el 20 de marzo último en barrio Saladillo y que acabó con la vida de un hombre y su hijo salió ayer de su internación hospitalaria, y ahora debe afrontar la imputación penal que ya pesa sobre su amigo, detenido y acusado de homicidio simple con dolo eventual como coautor.

Germán S., de 36 años, recibió ayer el alta médica en el Sanatorio Laprida y se recluyó en su domicilio. Los fiscales a cargo del caso, Walter Jurado y Valeria Piazza, asignaron una custodia policial en la vivienda del conductor involucrado mientras aguardan la realización de una junta médica que defina la situación procesal del hombre.

Los fiscales quieren establecer con palabra autorizada que S. esté en condiciones de ser sometido la semana próxima a una audiencia imputativa para ya involucrarlo formalmente en el proceso penal. “Si la determinación de la junta médica da como posible que afronte el proceso de una audiencia en su actual estado de salud, la misma podría realizarse el día lunes horario a confirmar”, explicó ayer un vocero del Ministerio Público de la Acusación.

Germán S. había sufrido politraumatismos aquella noche en que al volante de su Renault Sandero aceleró hasta más allá de 130 kilómetros horarios por avenida del Rosario, en probable picada espontánea con su amigo, Pablo M., al mando de un Citroën C4. Al llegar a esa velocidad al cruce con la avenida Ayacucho, embistieron con suma violencia el coche en el que viajaban David Pizzorno, de 43 años, su esposa Cintia, de 32, y Valentino, el hijo de ambos, de 8 años. 

La dinámica del choque peritada por los investigadores halló que primero el Citroën rozó el auto de Pizzorno y lo hizo dar un trompo, ya sin control. De inmediato llegó el Sandero guiado por Germán S., que lo embistió de lleno y lo mandó fuera de la calle. 

En la reconstrucción del hecho se estableció que al llegar a la intersección de calle Ayacucho, sin accionar los frenos y con el semáforo en rojo intermitente, el imputado “roza el automóvil conducido por David Pizorno haciendo que este realice un giro.

Pablo M., se supo después, abandonó la escena del choque y regresó más tarde. 

Pizzorno y su hijo murieron en el acto. Cintia, en shock, sufrió lesiones diversas pero sobrevivió. Ella luego diría que se siente "muerta en vida" y que solo seguirá adelante para hacer justicia por su familia destrozada.