Faltan horas para una de las batallas más importantes de su vida. Pasó por la peluquería, eligió la vestimenta adecuada y pensó en rapear un poco. Sin embargo, en la cabeza hay otras cosas: "Estoy tranquilo, transitando, relax. La vida exterior a una batalla me tiene bastante entretenido", comenta Stuart, quien por primera vez llega como puntero absoluto a la última fecha de la Freestyle Master Series (FMS).

"Mi hijo que empezó la escuela, cumpleaños de familiares que dejé en Santa Fe cuando me mudé para Baires, estoy haciendo mucha música también", detalla el rapero santafesino de 26 años mientras se mete, de a poco y sin estrés, en el clima de una jornada definitoria de la liga de freestyle más importante del mundo hispano, en su temporada 2020/21, a disputarse este sábado desde las 14.

Cuando se creó la versión local de FMS, en 2018, la productora española Urban Roosters seleccionó a los que consideraba los 10 mejores freestylers del país. Stuart no era histórico como Papo, su perseguidor inmediato –en busca de romper el karma y no quedarse en la orilla por tercera vez– ni como Dtoke, su rival de este sábado. "No me preocupa lo que me vaya a decir el Dto en la batalla; lo que haga para forzarla, para mí van a ser estímulos", destaca.

Tampoco formaba parte del contingente que traía la mística de El Quinto Escalón. El de Coronda era un rapero que llevaba años compitiendo y se había metido en la Red Bull de ese año gracias a su desempeño en las ya desaparecidas regionales. Hoy está entre los competidores más respetados y admirados por público o colegas, no por su flow discreto sino por el ingenio y la elocuencia que le confieren un estilo único: mucha coherencia, poco relleno.

"Ganar la FMS sería llegar a mi primera parada, poder mirar atrás y ver todo lo que hice, pensar en lo que conlleva ganar la liga más importante del país. Cerrar un primer ciclo", imagina. "Y si no gano, será haber disfrutado de la experiencia. Nunca voy a las competencias pensando en que tengo que ganar. Te lo pueden decir los pibes, o cualquiera que me conozca. Pero bueno, fui ganando los puntos para llegar a la final y hoy peleo por esta posibilidad de hacer sentir orgullosa a mi vieja en el Cielo y a mi familia acá en la Tierra. No tengo hambre deportiva, sí de gloria."

¿Qué pensás de que, en una disciplina cada vez más deportiva, quien llega con más chances a una de las principales competencias no tiene ese hambre de ganar?

--Que las batallas siguen siendo de freestyle, a pesar de la competitividad. Me considero una persona súper espontánea, que si después de tirarte un punchline te dijo "Te maté, perro" como un grito de guerra, que sale por instinto, ya después rima con "perro". En ese momento, instintivamente, ya decidí qué terminación usar. En las batallas de freestyle, soy freestyler: improviso.

¿Y cómo aplicás la competitividad?

--Cuando utilizo mi freestyle para responder o atacar. Humillar no es algo que haga, sólo me pongo en ese contexto cuando la batalla es divertida y llega a ese punto. Depende mucho del rival; hay veces que simplemente nos reímos, como ha pasado con MKS. Son etapas, todos los rivales son diferentes, yo siempre voy a improvisar. Creo que por eso estoy ahí arriba.

¿Sentís que, por la exposición o por lo que fuera, se toman cada vez más recaudos sobre qué decir y qué no?

--No. Somos todos personas diferentes, y entendemos un poco que, más allá de esa deportividad, somos todos colegas. En cierta manera tenemos que cuidarnos, no dilapidar carreras por ganar batallas. Aunque no conozcas a la otra persona, o si es de otro país. Hay que ver qué se considera "jugar sucio" cuando se está olvidando mucho la esencia de las batallas de freestyle, lo que eran antes.

¿Cuál es esa esencia?

--Una batalla de freestyle es para todo el público. Pero tiene que ser público de mente abierta, como personas que van a ver un stand up, que van al teatro. Cuando pagás una entrada de cine, sabés que estás a punto de ver algo que probablemente sea ficción. Cuando vas a un evento de freestyle, tenés que estar preparado para ver batallas, enfrentamiento, cruces, deportividad. Que se digan cosas, que se pique, que se tiren sangre, vas a buscar eso. Muchas veces, lo que se llama "jugar sucio" está sacado de contexto. Simplemente son cosas que se pueden decir en una batalla. Igualmente, yo no controlo lo que se pueda ver socialmente, sólo controlo lo que pasa por mi cabeza.

Stuart a la distancia, mientras se prepara para buscar el título en la FMS local | Foto: Cecilia Salas

¿Cómo sentís que afecta las competencias y cómo te impacta a vos la falta de público?

--Creo que a los rappers los volvió más introspectivos. Y muchas veces te elimina la imagen con la que te quedás después de competir. Hoy todas las batallas supuestamente son tongo; bueno, cuando estás en el lugar del evento, podés sentir que ganaste porque la gente te gritó mucho. Después, cuando lo ves de afuera, sí te das cuenta de otras cosas. Eso benefició a los freestylers, porque te saca la decepción, la bronca, esas cosas que se generan. Ojalá que, el día que vuelva la normalidad, los eventos exploten otra vez. Ahora veo batallas del pasado y extraño esa emoción que se sentía con tantas personas en el lugar.

Da la sensación de que esta situación fue beneficiosa para tu estilo. ¿Es así?

--Me dio la posibilidad de poder decir desde la primera línea. Para mí son discusiones argumentales, debates, donde más que responder busco anular lo que me dicen. Cuando entiendo que hay un punchline fuerte del rival, lo quiero conectar en la primera línea o en la segunda, máximo. Con público, prácticamente tenía que callarme, y odio dejarme parar la batalla. Cuando el público no deja de gritar una rima, vos estás en tu tercera línea y prácticamente no pudiste decir nada, todo se te junta en la línea final y ya es complicado. Más cuando intentás formar el punchline desde cero, y que toda la estructura tenga que ver con lo que vas a decir al final. Me dio la posibilidad de ser más libre de decidir en qué momento quiero decir cada cosa.

Esta es tu tercera temporada en FMS. ¿Qué incorporaste en ésta, como para llegar con chances hasta ahora?

--Me volví más transparente. Si bien puede ser una debilidad, me dio una parte artística. Que la gente conozca más cómo soy, cómo pienso. Aparte, di un salto a nivel musical, porque pude laburar en cosas mucho más grandes, igual que lo de la serie de televisión –Días de gallos, a estrenar este año–. Todo eso me maduró y lo sumé a mi personalidad. Sacando el encierro, claro.