Editorial sb de Buenos Aires acaba de publicar Prisioneras políticas. Estrategias de resistencia de Isabel Norma Toro. El diseño de cubierta e interior fue realizado por Julia Allheilig Toro. El libro reúne testimonios de 17 presas políticas (entre las que figura la misma autora), encarceladas por el terrorismo de Estado que se desató en la Argentina a partir de 1974 y que se extendió hasta 1983. 

El texto se abre con el brillante prólogo de Gilles Bataillon quien nos anticipa el valor de la investigación de Isabel Toro (el trabajo originariamente en francés recibió en 2015 el Premio de l´EHESS de París) que rescata el compromiso revolucionario de toda una generación, en este caso de jóvenes mujeres militantes de organizaciones de izquierda.

La autora plantea el por qué de este estudio y la metodología de la técnica de la entrevista con su registro coloquial en el marco teórico de las ciencias sociales para acercarse a las historias particulares de cada una de las ex - prisioneras y de ese modo desentrañar y comprender los múltiples y complejos aspectos de la militancia unida a las existencias individuales. 

La historia de cada una surge en diálogo con las otras historias. Desde los interrogativos imprescindibles cómo, dónde, cuándo y cuánto, Isabel encadena los relatos de estas mujeres que pasaron por la actividad revolucionaria, las detenciones y la cárcel, para finalmente obtener su libertad y dar testimonio de lo que vivieron dentro de los muros de la prisión, verdaderas pesadillas a partir de las cuales la supervivencia dictó estrategias, a veces espontáneas, a veces sistematizadas y que durante ese tiempo sin tiempo de vida carcelaria sirvieron para soportar y arribar a la preciada libertad. 

A esas preguntas se suman otras interrogaciones: qué y quién. ¿Qué ocurrió, por qué las detuvieron, de qué las acusaban? ¿Quiénes lo hicieron? También podemos leer, y eso es lo importante de este trabajo, a lo largo de los relatos testimoniales, a un sujeto femenino, con su marca de género y que habla de necesidades, acciones y miradas inherentes a la feminidad. Si bien en un primer momento, estas militantes fueron detenidas sin explicación, de modo oscuro y perverso, luego sus situaciones penitenciarias fueron “blanqueadas”. 

La angustia se cierne sobre cada recuerdo, sobre cada una de las historias, una angustia que tiene que ver con la tortura, el maltrato, el miedo y con la permanente incertidumbre de un futuro incierto. Las historias dialogadas, entre entrevistadora- entrevistadas- entrevistadora-protagonista en todo momento otorgan al texto un movimiento dialéctico con su carga subjetiva e individual, lo que cumple en gran medida la propuesta de la autora: mostrar las individualidades y perfiles personales para desechar el estereotipo.

La niñez, la familia, la escuela, la adolescencia, los estudios, la formación política y militante, la detención, la permanencia en prisión y luego la libertad son las instancias que Isabel Toro puntualiza en cada una de las entrevistas. El relato se constituye como una polifonía de voces que dice los vericuetos a menudo obliterados en la historia oficial, los delgados hilos con los que cada una de esas mujeres tejieron su resistencia en el encierro. Seres reales, de carne y hueso, con sus dudas y su dolor, hablan desde el lugar del recuerdo y también del olvido, porque el olvido es parte de la memoria. 

Isabel Toro cuenta a grandes rasgos su infancia y juventud, modeladas por las figuras de un padre trabajador y ejemplar, de una madre serena y prudente, junto a hermanas y hermanos conscientes de la realidad social, una familia unida y progresista; narra su ingreso en la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta, sus lecturas y su llegada a la militancia, sus elecciones dentro de este campo y la detención unos meses antes del golpe del 76, el encarcelamiento en Villa Las Rosas en Salta. 

Un hecho crucial marca la historia que relata Isabel: la masacre de Palomitas, ese episodio aberrante que arrojó tantas vidas jóvenes a la hoguera de la infamia y la crueldad. La represión representada por Palomitas y por el Operativo Independencia en Tucumán, muestra el sórdido accionar de las fuerzas militares en las provincias del noroeste argentino. Vendrá luego el traslado a la cárcel de Devoto en Buenos Aires donde Isabel pasará más de siete años con otras presas políticas, hasta la liberación y el retorno al hogar, a la familia que no es la misma, pues el padre ha partido ya definitivamente, un regreso a otra ciudad, a otra historia, pero todavía conmocionada por las sombras de la dictadura (sombras que hasta el día de hoy permanecen). Isabel optará entonces por el exilio en Francia.

El perfil profundamente humano de cada una de las voces de este diálogo, aleja, como la misma autora lo señala, a las protagonistas de los modelos arquetípicos de un relato pre-establecido y mítico, del estereotipo y por lo tanto apela a una recepción fraterna y a la vez crítica, porque la escritura, dice Isabel, exige un lector (el lector modelo de Umberto Eco) dispuesto a escuchar, a completar lo no dicho, a discutir con el texto, en suma un receptor que se aleje de la pasividad.

Sabemos que este libro fue escrito inicialmente en francés, la lengua que Isabel aprendió y cultivó, movida por lo que ella misma confiesa: su admiración a la literatura francesa. Esa instancia de afinidad le permitió indagar en el espacio complejo y crucial de su existencia y con el paso del tiempo repensar los acontecimientos desde un discurso testimonial, dialógico, de un sujeto colectivo y a la vez diverso e individual, eso vivido, eso difícil de ser dicho en palabras en aquel tenebroso escenario de las cárceles argentinas que la paranoia de un sistema de terror había impuesto.

Un libro que agradecemos a Isabel Norma Toro y a todas las interlocutoras narradoras de esos fragmentos de memoria.  

(*) Escritora. Premio Casa de las Américas de Cuba 1993 por su novela “Augustus”. Premio “Novelas Ejemplares” de Universidad Castilla La Mancha y Editorial Verbum 2020, Madrid.