Desde Lima

El candidato de izquierda, Pedro Castillo, toma la delantera en la primera encuesta sobre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se realizará el 6 de junio. El profesor rural de origen andino le saca once puntos de ventaja a Keiko Fujimori, que compite por tercera vez consecutiva en esta instancia. En las elecciones de 2011 y 2016, Keiko comenzó atrás en las encuestas para la segunda vuelta, pero con menos diferencia, y en ambas terminó perdiendo. De acuerdo a un sondeo de Ipsos, Castillo obtiene 42 por ciento, mientras Keiko tiene 31 por ciento. Un 16 por ciento responde que no apoyará a ninguno de los dos y un 11 por ciento señala que todavía no ha decidido su voto.

Aunque Castillo ganó la primera vuelta con 19 por ciento, con Keiko segunda con solamente 13,3 por ciento, las primeras especulaciones le daban alguna ventaja para esta segunda vuelta a la hija del encarcelado exdictador Alberto Fujimori porque la sumatoria de los diversos grupos de derecha, en una elección que fue muy fragmentada, superan a los votos de los grupos de izquierda. Pero esta primera encuesta termina con esa ilusión de la derecha de que partía con ventaja.

En diálogo con PáginaI12, el psicólogo social y catedrático de la Universidad de Lima, Hernán Chaparro, señala que no funciona sumar los votos de los candidatos de derecha por un lado y los de izquierda por el otro para proyectar un resultado para esta segunda vuelta.

“Hace mucho tiempo que en el Perú el voto no es ideológico, ni programático, es un voto que tiene que ver más con las afinidades de identidad y cercanía con los candidatos”, dice Chaparro. “Castillo -añade- viene de sectores populares, tiene educación y es profesor, y eso lo hace un líder. Ha logrado una identificación con los sectores populares. En estas elecciones hay una disputa entre cambio y continuidad del modelo económico neoliberal, pero en el Perú eso hay que leerlo de una manera que no es solo entre izquierda y derecha, sino también en términos raciales, étnicos, de reconocimiento”.

Este primer sondeo refleja las divisiones territoriales, sociales y étnicas en un país profundamente escindido al momento de definirse el voto. Mientras Keiko gana con comodidad en Lima, con 43 por ciento contra 26 por ciento de su rival, en el interior del país las cifras se invierten y Castillo saca una amplia ventaja, con 51 por ciento contra 24 por ciento de la candidata fujimorista. Lima representa un tercio del electorado. El mayor apoyo al profesor de escuela rural se da en las zonas andinas, las más empobrecidas y marginadas en un país de grandes inequidades. En el centro y sur andino, el candidato salido de los sectores populares andinos alcanza 68 y 58 por ciento, respectivamente, contra 22 y 17 por ciento de Keiko. Viendo los datos por niveles socioeconómicos, la candidata del fujimorismo gana en los estratos medios y altos, mientras Castillo lo hace en los sectores populares y la clase media baja. Keiko tiene su mejor desempeño en el sector de mayores ingresos, donde alcanza 52 por ciento, mientras Castillo queda bastante atrás, con 17 por ciento. En el otro extremo, en el sector de mayor pobreza, Castillo alcanza su mejor resultado, con 56 por ciento, contra 24 por ciento de la candidata fujimorista.

El sondeo de Ipsos también evidencia el alto rechazo a Keiko, que está procesada por lavado de dinero, y al fujimorismo, lo que aleja a la heredera política del exdictador Fujimori, sentenciado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción, de votantes que no se identifican con Castillo, pero no están dispuestos a respaldar el regreso al poder del fujimorismo, que trae una pesada carga de autoritarismo y corrupción. Un 55 por ciento señala que de ninguna manera votaría por Keiko. En el caso de Castillo, ese anti voto es menor, del 33 por ciento, a pesar de los ataques que viene recibiendo que lo presentan como un peligroso radical y simpatizante de los rezagos políticos del derrotado grupo armado maoísta Sendero Luminoso, que desató una guerra interna en los años ochenta y noventa, una supuesta cercanía que Castillo ha rechazado indignado.

“Recibo el resultado de esta encuesta con serenidad. Esta campaña va a ser difícil. El reto es bajar el anti voto. Y llevar el mensaje que en esta elección se va a votar entre libre mercado y marxismo”, ha sido la primera reacción de Keiko a esta encuesta que la desfavorece. Castillo no hizo declaraciones a la prensa.

Pedro Castillo pasó la primera semana luego de su triunfo en primera vuelta en Cajamarca, la región andina donde nació, vive en su chacra y trabaja como profesor de escuela primaria rural. Recorrió algunos poblados de la zona y encabezó manifestaciones públicas en las que ha ratificado su discurso de cambio del modelo económico neoliberal y planteado la segunda vuelta como una contienda entre ricos y pobres.

Viajó a Lima este último domingo para reunirse con dirigentes de su partido, Perú Libre, para planificar la campaña de la segunda vuelta. Este lunes pasó casi todo el día en su local partidario, donde siguió con las reuniones con los dirigentes de su partido y también tuvo encuentros con dirigentes de organizaciones sociales. Continuará sus reuniones con organizaciones y sindicatos. También tiene previsto un encuentro con sectores empresariales.

Dirigentes de Perú Libre y de la coalición de izquierda Juntos por el Perú, que lanzó la candidatura de Verónika Mendoza, que quedó en sexto lugar con 7,8 por ciento, coordinan para una reunión con miras a un acuerdo. Mendoza ha expresado dudas sobre algunas propuestas de Castillo y su abierta crítica a otras, como la oposición del candidato de Perú Libre a las políticas con enfoque de género, el matrimonio igualitario y el aborto, pero ha destacado sus coincidencias en cambiar el modelo neoliberal y la Constitución heredada de la dictadura fujimorista. Mendoza ha sido clara en decir que no hay opción de un acercamiento a la candidata fujimorista. “Con el fujimorismo no vamos ni a la esquina”, ha dicho.

Del otro lado, Keiko modula la voz para hablar de apertura y concertación, pero ella, sus voceros y sus aliados buscan polarizar al país entre supuestos comunistas y anticomunistas y refuerzan su apuestan por una campaña de miedo contra su rival, al que acusan, entre varias otras cosas, de violentista y de propagar el odio y querer dividir al país por sus mensajes denunciando las desigualdades. La candidata del partido que dio un golpe de Estado y gobernó como una dictadura, acusa a Castillo de ser un peligro para la democracia.

“No creo que a Keiko le funcione esa campaña de miedo al comunismo que está haciendo. Es un error insistir en eso. No funciona tratar de desacreditar a Castillo diciendo que es comunista porque en su caso hay una identificación étnica y popular que es mucho más fuerte”, afirma Chaparro.

El analista señala que el respaldo dado por el escritor Mario Vargas Llosa a Keiko “no tendrá ningún impacto electoral”. Considera “difícil” que se revierta la ventaja que lleva Castillo. “Es cierto que en el Perú siete semanas, que es lo que falta para la elección, es un siglo, pero veo difícil que esto se revierta. Keiko no tiene grandes habilidades políticas, tiene serias limitaciones. Su mayor problema es ella misma, su falta de credibilidad. Me parece complicado que solucione ese problema”.