Desde Barcelona

UNO Rodríguez ve el documental de Rodríguez. Y como tantas otras cosas en la/vida, lo hace demasiado tarde. Documental ocupándose de la vida y obra y desaparición y resurrección artística de Sixto Rodríguez: cantautor de los '70s quien pudo haber sido un contender y suerte de Bob Dylan chicano desaparecido en (in)acción ignorante de su fama alternativa y desconocida en Sudáfrica. La diferencia es que Rodríguez ve y siente a Searching for Sugar Man --acaso por coincidencia de apellido-- como si se tratase de un documental sobre él mismo. Como si fuese sobre un Rodríguez no caminando por las depresivas calles de Detroit sino por las deprimidas ramblas de Barcelona. Y se siente como si se viera a sí mismo como (recurso que a Rodríguez le parece una contradicción en sí misma y que ha sucedido a aquellas "dramatizaciones" del E! Channel) a alguno de esos abundantes inserts de animación para mostrar en dibujos lo que no se tiene en carne y hueso.

Sí: por estos días tan documentables, Rodríguez --más desanimado que animado-- está en estado de mente-docu.

DOS Y Rodríguez no tenía del todo clara la turbulencia del cambio de paradigma, pero termina de verla y comprenderla leyendo uno de los ensayos de la gran Jenny Diski (algo así como una cruza de Joan Didion con Fran Lebowitz) incluido ahora en la antología póstuma WhyDidn’t You Just Do What You WereTold? Allí Diski (escribiendo sobre Richard Branson perteneciente, junto a Mark Zuckerberg& Jeff Bezos &ElonMusk& Bill Gates, a esa nueva cepa de magnate cada vez más cercanos al Robur de Verne) apuntaba a cómo los tycoons de otros tiempos sólo deseaban privacidad y que se supiese lo menos posible acerca de sus vidas, mientras que ahora no dejan de rogar y de exigir la atención constantes de sus siervos. Así, lo que no hasta hace mucho se aliviaba con autobiografía fantasmal o biografía más o menos autorizada ahora exige documental de varios episodios y a ver quién lo tiene más largo y grande. Y así sentirse comprendidos y, en ocasiones, hasta compadecidos por efectos colaterales y desafortunados de su buena fortuna. Todos realizados, documentados y emitidos rogando por que no les salga el tiro de rebote y lo peguen en los pies y se descubra algo que no debía descubrirse. Y entonces ser cancelados para así, claro, de inmediato generar más documentales sobre sus caídas (junto a sus respectivos biógrafos, por supuesto).

TRES Con el tiempo, cuando haya algo mejor y más atractivo, esa posibilidad se trasladará barranca abajo a las masas. Y así, se ofrecerá adicción inmediata a app llamada Doc o LifeTime o DoCuo BioPic como nueva encarnación del blog y de la Literatura del Yo y del hablar/escribir/leerse solo. ¿Y qué mostraría/contaría (ya se dijo: Rodríguez sostiene que en un futuro cercano todos contarán con un documental de quince minutos; en cualquier caso, ya todos están allí, auto-documentándose en FaceBook&Instagram& Twitter &TikTok) un hipotético documental sobre él? Seguro, sería uno de esos documentales más bien minimal y más cerca de la home-movie y de lo indie. Posibles escenas sueltas... Rodríguez actualizando su libreta de vacunas/ síntomas y cuarta "olita". Rodríguez riendo monólogo de Bill Maher preguntándose cómo podían ser tan deprimentes las candidatas a Oscar a Mejor Película: "¡Se parecen a esos documentales que te hacen sufrir! ¿Cuándo fue que todos dejaron la cocaína en Hollywood? ¿Qué se hizo del sentido del gran espectáculo? ¡Y se sorprenden por el éxito de Godzilla vs Kong!" (y Rodríguez pensando en que Frances McDormand --recibiendo su tercera dosis de estatuilla actriz más otra de productora-- le da más miedo que cualquier mega-monstruo; y que, seguro, no es el único; porque cada vez que la actriz sube a recoger premio de un zarpazo y empieza a aullar, pone a temblar a toda la concurrencia, incluido a su marido, Joel "Hermano" Coen, quien suele contemplarla desde la platea con una mezcla de inquietud, resignación y amor). Rodríguez sonriendo junto a una columna de Javier Marías donde se instruye a utilizar en la vida (y a personajes como Donald Trump & Co.) los mismos parámetros que aplicamos en el cine cuando, de inmediato, sabemos quién es el bueno o el malo de la película. Rodríguez viendo de reojo la gran batalla electoral por Madrid (la popular spanishpsycho Isabel Díaz Ayuso es Godzilla y Kong, mientras el mesurado soso/cialista Ángel Gabilondo es, apenas, Ángel Gabilondo). Rodríguez cambiando canal para ver uno de esas inexplicables telefilms turísticos alemanes donde siempre es verano en alguna parte o una de esas de sci-fi apocalíptica de ínfimo presupuesto con las que los canales de aire asfixian al espectador durante los fines de semana antes de estrangularlos con los telediarios. Rodríguez preguntándose cómo es eso de que se arrojará el agua radioactiva de Fukuyima al océano porque "ya no implica ningún riesgo" (Rodríguez tiene un amigo fotógrafo, Alfredo G., quien teoriza que en realidad siempre se hicieron a escondidas cosas así, sólo que ahora se las dice antes, porque todo se sabe más rápido y que si se confiesa antes todo se pasa más rápido y para ser documentado y que pase lo que sigue). Rodríguez mirando ese docu-reportaje al cada vez más alucinante y cada vez más parecido a pariente español de la familia Addams y muy afirmativo negacionista Miguel Bosé (y teniendo idea para camiseta donde se lea: Bosé abusó). Rodríguez en otro histérico y como desde siempre "de rebaño" Sant Jordi haciendo cola larga y lenta para entrar a Finestres, flamante librería cool-cult de Barcelona. Rodríguez comprándose lo nuevo de Russell Banks --Foregone-- novela sobre la filmación de un documental sobre un documentalista mitómano y al borde de la muerte perseguido por la culpa y el desamor de toda una vida. Rodríguez emocionándose cuando suena "To Love Somebody" en el documental sobre los Bee Gees, y maravillándose por cómo sonaba esa banda por los tiempos de sábados febriles, y apenas extrañado de que se omitiese allí toda mención a esa debacle de los Gibb + Peter Frampton regrabando para película el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (y sonriendo cuando Noel "Oasis" Gallagher aparece allí diciendo algo así como que "Te puedes comprar una Fender o una Stratocaster, pero no te puedes comprar un hermano. Un hermano es un instrumento que no se vende en ninguna parte"). Rodríguez quien sólo cree en (el hermano que nunca tuvo) Rafa Nadal. Rodríguez preguntándose si las advertencias de Netflix (miedo, suicidio, desnudez, miedo o angustia, violencia, sexo, drogas y sustancias tóxicas) no deberían entenderse como neo-horóscopo/pronóstico meteorológico ampliando avisos/predicciones con posibilidades temáticas comodiscusión entre familiares/vecinos, dificultad para llegar a fin de mes, realización de gran esfuerzo sin sentido (o "Síndrome deInception-Tenet"), riesgo de enfrentamiento ideológico-catalán en la oficina o discusión en el bar sobre virtudes/peligros de la Superliga Europea de fútbol, cierre de otra oficina bancaria en tu barrio, y pocas ganas de salir de la cama.

 

Y Rodríguez, documentado, yéndose a la cama temprano luego de ver documental para levantarse temprano y ver otro documental, un documental más.