Desde el Ministerio de Economía, en diálogo con Página12, fueron muy determinantes: el ministro Martín Guzmán en ningún momento planteó, ni evaluó dejar su cargo por lo sucedido el viernes con el pedido de renuncia y la posterior permanencia en su cargo del subsecretario de Energía, Federico Basualdo. "Lo que importa al Ministro es resolver un problema macroeconómico. Nunca dijo una cosa así ni en privado, ni en público y no está dentro de su forma de ser porque jamás habla así, ni es como se maneja", detallaron desde la cartera. Tras las idas y vueltas, el Presidente Alberto Fernández ya definió que Basualdo dejará su puesto, pero no de forma inmediata. Desde el Ministerio aseguran que aún no les llegó esa información, pero subrayan que el problema real es qué sucederá con las tarifas: Guzmán quiere segmentar aumentos para que los subsidios no generen inflación, Basualdo está en contra de seguir golpeando el bolsillo de "la gente".
Lo que está en el fondo de la discusión es cómo avanzará el Gobierno en materia macroeconómica. La postura de Basualdo, que cuenta con el respaldo de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, apunta a no impulsar aumentos en las tarifas que alcancen los dos dígitos, para que no sea tan duro el impacto sobre los bolsillos de los argentinos. Guzmán tiene la misma preocupación, pero considera que la estrategia es otra: aumentar las tarifas de forma escalonada con el objetivo de reducir la emisión monetaria y lograr bajar la inflación --que en el primer trimestre acumuló un 13 por ciento interanual--, pero realizando una segmentación y que, de ese modo, el aumento no recaiga en los sectores populares, sino en las clases media/alta y altas que pueden pagarlo. Esto se da en un marco en el que existen riesgos en el corto plazo de que haya problemas económicos graves si no se controla la inflación.
En diciembre de 2019 Guzmán le encomendó a Basualdo la tarea de realizar la segmentación, para poder aumentar las tarifas a quienes pudieran pagarlo. Pero a 18 meses de haber asumido, Basualdo no cumplió con la tarea de segmentarlas, de modo que Guzmán, luego de haberlo hablado con el Presidente, decidió pedirle la renuncia de forma inmediata a través del secretario de Energía, Darío Martínez.
Algunos sectores del Gobierno consideraron que la definición fue apresurada y Basualdo hoy sigue en el cargo, aunque su salida del Gobierno será cuestión de días. Lo que no es cierto es que esto tenga que ver con un planteo de Guzmán en el que haya puesto sobre la mesa su renuncia en caso de que el subsecretario no deje su cargo. La diferencia no es personal, ni política, sino que tiene que ver con la forma de pensar el futuro de la economía. No se trata de nombres, sino del rumbo que debe definir el Gobierno en el delicado equilibrio que existe entre el precio de los servicios y la inflación.
En paralelo, desde el Ministerio anunciaron el mismo viernes una suba del nueve por ciento de las tarifas que todos los usuarios deberán pagar por igual, dado que la segmentación aún no está hecha. Este, según informan desde Economía, será el primero de dos aumentos que habrá en 2021 y que llegarán a un total aproximado del 15 por ciento. Además, como tercer anuncio, desde el ministerio comunicaron que se iniciará urgentemente el proceso de segmentación.
La visión del Ministro es que el precio de congelar las tarifas con subsidio estatal, es que seguiría subiendo la inflación por la emisión monetaria, que es uno de los factores que contribuyen al aumento de los precios generalizados. De modo que lo que se le ahorraría a la sociedad en las tarifas con un congelamiento de las mismas, terminaría volviendo como inflación y perjudicando a los sectores vulnerables. Sumado a esto, desde Economía consideran que es mejor usar los recursos estatales en ayuda social, en especial durante un contexto de pandemia, y no subsidiando a sectores que pueden pagar un aumento de servicios.
El tema de las tarifas, más allá de las diferentes posturas que pueden haber en torno a cómo abordarlas en conjunto con políticas antiinflacionarias, es un gran desafío que debe afrontar el Gobierno. Lo cierto es que, si se hubiera seguido el esquema que adoptó Cambiemos desde 2016, con quita total de subsidios, a febrero de 2021 los usuarios habrían tenido que afrontar un 168 por ciento de aumento.