La muerte de Jan Karbaat generó un escándalo en Holanda. El hombre, que falleció a comienzos de abril, era el propietario de un banco de esperma y hoy se reclama por su presunta paternidad: lo acusan de haber manipulado las muestras conservadas allí. En rigor, se sospecha que las muestras contenían su propio semen y que habría sido el padre de sesenta bebés de probeta.

“A pesar de su deceso, todavía hay métodos para comparar su ADN con el ADN de sus presuntos hijos biológicos”, aseguraron desde la ONG Defence for Children, sobre los posibles 60 casos en los que se habría utilizado esperma de Karbaat en fecundaciones in vitro en su clínica ubicada en la localidad de Barendrecht, cerca de Rótterdam.

La ONG presentó una querella, buscando que los familiares de Karbaat se sometan a un examen bucal para recabar muestras de ADN y compararlas con las de los jóvenes que nacieron por inseminación con el esperma de la clínica. La causa se abrió antes de la muerte de Karbaat a los 89 años, y hay una audiencia prevista para mayo.

A la posibilidad de haber alterado las muestras se suman a las sospechas sobre posibles falsificaciones en los datos y descripciones de los donantes: así como pudo haber reemplazado esperma de un donante, pudo haber inventado identidades falsas para encubrirse.

“Es de locos que ya no esté entre nosotros", afirmó Moniek Wassenaar, de 36 años, que nació gracias a la técnica in vitro. “Se lleva sus secretos a la tumba”, agregó. Y contó que conoció a Karbaat en 2010. “Ambos tenemos una frente grande y una boca ancha. Dijo que era posible que yo fuera su hija biológica”, reveló.

Para entonces había dudas sobre el banco de esperma y Karbaat se negaba a hacerse exámenes de sangre. “Estaba en buena salud y era inteligente, así que podía compartir unos cuantos genes suyos con el mundo. Veía eso como algo noble. No tenía ninguna ética y banalizaba el impacto para los niños probeta”, consideró Wassenaar.

Defence for Children justificó la querella en que de acuerdo a la Convención sobre los Derechos del Niño, todos los chicos tienen el derecho a conocer a sus padres. De allí que insta a los familiares de Karbaat a someterse a muestras genéticas.

“Entendemos que este caso sea fastidioso para los familiares en estos difíciles momentos. Pero también queremos llamar la atención sobre la difícil situación de los bebés probeta y de sus familias, que deben vivir con la incertidumbre constante sobre su filiación”, aseguraron desde la ONG.