Siete años después de la muerte de Maximiliano Iñíguez, el traumatólogo Sebastián S. se sentó ayer en el banquillo de acusados, donde empezó a ser juzgado por presunta mala praxis médica. En el inicio del primer juicio oral y público por ese delito, el fiscal Walter Jurado pidió tres años de prisión condicional por homicidio culposo, y cinco de inhabilitación. La querella, que representa a la familia del joven que tenía 21 años, pidió 5 años de prisión efectiva para el profesional y el doble de inhabilitación. El tribunal que analizará las pruebas y testimonios para llegar a una sentencia está compuesto por Rafael Coria, José Luis Suárez y Florentino Malaponte.

"Será justicia", se entusiasmaron familiares y amistades del joven, en las redes sociales, en la previa de la audiencia. "Después de tanto tiempo de espera, después de 7 años, comienza el juicio oral. Es algo que esperamos mucho tiempo. Nos pesa en el alma su partida tan desgarradora, pero esperamos que sea justicia, y tal vez así aliviar un poco el dolor", expresaron.

En los alegatos de apertura, el fiscal Walter Jurado le atribuyó a S., de 48 años, el hecho ocurrido entre los días 10 de febrero, cuando la víctima ingresó al sanatorio Los Alerces tras haber sufrido un accidente vial con diagnosticó de fractura expuesta, y 16 de abril de 2014. En el transcurso de los días, se le realizó la amputación de una pierna y  diversas intervenciones, por lo que su cuadro se fue agravando; como consecuencia de un "posible accionar tardío" de parte del acusado, quien se desempeñaba como médico traumatólogo. 

Maximiliano murió a consecuencia de una sepsis generalizada que le causó una falla multiorgánica. Para el fiscal, el profesional de la salud violó el deber de cuidado y le achacó también no haber actuado con la celeridad que el caso requería.

La palabra "negligencia" es una de las que se escuchó ayer en boca de la querella, durante el debate y aparece también en el requerimiento de elevación a juicio de la Fiscalía. "Entendemos que el médico debería haber asumido una conducta más dirigente, tendiente a evitar que se produzca el resultado muerte. Pudiendo haber evitado el daño no hizo lo necesario y lo conveniente", dijo el querellante Eduardo Hadad. "El chico cumplió internado los 21 años, entró con fractura de tibia y peroné, algo habitual en un accidente, y salió sin vida del sanatorio. La amputación que le hicieron fue tardía", aseguró el letrado. "Cuando se quiere solucionar eso al día siguiente, la infección generalizada ya estaba avanzada".

El accionar del traumatólogo fue descripto en el requerimiento de fiscalía que apunta a que "debió ser más expeditivo y diligente en su accionar". Tras el accidente que sufrió Maximiliano en la ciudad de Villa Gobernador Gálvez, fue trasladado al Hospital Provincial donde recibió la primera atención. Como tenía obra social, porque trabajaba en la cocina centralizada, lo trasladaron al sanatorio Los Alerces, donde ingresó a la guardia. El profesional lo evaluó el día después y allí comenzó el derrotero, hasta su fallecimiento. 

Ayer declararon su hermano, su madre y otros familiares. "Todos expresaron que veían a su familiar en la cama con síntomas como la pierna dura, que le subía la temperatura, delirios y escalofríos". La semana que viene se espera conocer el veredicto.