“Para mí Mariano Mores fue un creador de belleza, uno de los creadores de las melodías más bellas, aún en el dramatismo”, plantea Julián Hermida para explicar los motivos que lo llevaron a unir fuerzas con el cantor Néstor Fabián y lanzar el disco A Mores, donde recorren la obra del pianista y compositor. “A mí Mores me lo dio todo”, señala con sencillez el octogenario cantante, que justamente empezó su derrotero profesional de la mano del compositor de “Uno”, “Cafetín de Buenos Aires” e incontables clásicos del género. “Hice una prueba con él y el mismo sábado canté en Canal 7, fue impresionante”, recuerda. Antes de conocerlo, hacía sus noches en cantinas y serenatas. Eso fue hace 60 años y, ya casi con 83 a cuestas, Fabián tiene una vida marcada por el autor de “Grisel” y “En esta tarde gris”.

Ambos coinciden en señalar el talento de Mores como melodista. Fabián no duda en señalarlo como “el gran melodista que dio América Latina”. Hermida reconoce su influencia en muchos aspectos de la generación actual, pero lamenta que ese aspecto de Mores no haya tenido más impacto entre sus colegas. “Sino habría melodías más bellas y más creadores de belleza, la búsqueda compositiva de hoy no pasa por ahí cerca”, opina. En cambio, celebra otros aportes del músico. “Sí veo su influencia en arregladores, en formaciones, en cuestiones de incorporación de instrumentos. Entre sus particularidades estaba que el sonido de su orquesta no se ajustó esquemáticamente al de una típica. Incorporó otros instrumentos, formas y maneras musicales más emparentadas al jazz. Esto hoy sucede en muchos músicos de tango, y a la hora de escribir arreglos y elegir instrumentos la nueva generación no tiene problema en correrse del esquema de la orquesta típica”.

A la hora de pensar en influencias, Fabián propone una mirada de largo aliento, en la que recuerda la “generosidad” de Mores para dar oportunidades a los recién llegados al medio. “Gente que después fueron grandes músicos y compositores”, observa. “En la nueva generación hay chicos magníficos, pero no tienen oportunidad: los medios de comunicación son pocos y menos los que dan preferencia a nuestro tango. Se escucha más tango en el interior que acá. En cada provincia hay programas de tango. En las radios nuestras habrá cuatro o cinco”.

-¿Cómo fue el abordaje de este disco para ustedes, como intérpretes y arregladores de esas obras?

-J.H.:A la hora de tocar fue tratar de hacer poco. Cuando la obra tiene todo hecho e incluso está interpretada por alguien que la conoce bien y sabe qué hacer, como es el caso de Néstor, no es neceario mucho más. Salvo alguna excepción, como en “Uno”, fueron encarados de forma muy minimalista para no competir en el arreglo con la belleza compositiva. ¿Viste cuando decimos que cuando hay belleza no hace falta producción? Una chica linda es linda con un jean y una remera. En las composiciones pasa lo mismo. Tocando lo simple, ya la belleza aflora. Más para acompañar a un cantante como Néstor.

-N.F.:Una cosa es cantar con la orquesta de Mariano y otra con la guitarra de Julián, que es algo mucho más íntimo. Para mí fue una experiencia preciosa. Y su orquesta, también, hace unos arreglos que uno dice “va a cantar”. Yo me sentí muy cómodo, tanto que casi todo fue en una sola toma. Puede que haya algún yerro en alguna palabrita, pero la dejamos porque de sacarla perdía la esencia de la interpretación.

-¿Cómo fue la selección de ese repertorio?

J.H.:El repertorio es por Néstor. Él fue cantante de la orquesta de Mores y con ese punto de partida tenía sentido hacer un disco así. Hay algunos temas clásicos que son ineludibles, que Néstor cantó con él y siempre fueron aprte de su repertorio. Y hay gustitos que nos quisimos dar: “Tu piel de jazmín”, “Por qué la quise tanto”. Temas hermosos que uno no siempre tiene la oportunidad de hacer.

N.F.:¡Porque son temas colosales! De una belleza inigualable. ¡Esas melodías!