A la salida de Carlos Balbín del cargo de titular de la Procuración del Tesoro –y su reemplazo pora Bernardo Saravia Frías, un abogado cuyo estudio defendió al Grupo Macri–, se sumó la renuncia del director de la Auditoria de ese organismo, Guillermo García. El alejamiento de ese funcionario de carrera despeja el camino a las intenciones presidenciales: García no sólo era el encargado de controlar el trabajo de todos los abogados del Estado (que incluye la Anses, ministerios, AFIP, entre otras dependencias) sino también quien encabezaba la auditoría por el caso del Correo Argentino, que el Gobierno aspira a clausurar con la llegada de funcionarios amigos.