La marihuana, la planta más popular del planeta, también está en las aulas universitarias. Por iniciativa de las universidades nacionales de La Plata (UNLP), Córdoba (UNC) y del Sur (UNS), que incorporaron al cannabis medicinal como materia optativa dentro de carreras de grado del área de la Salud, los estudiantes avanzados de Medicina, Farmacia, Biología Molecular y licenciatura en Biotecnología y Biología Molecular ya pueden capacitarse sobre los múltiples abordajes clínicos que poseen los compuestos orgánicos del cannabis sativa. Un paso histórico que busca superar los tabúes prohibicionistas en el área de la medicina para avanzar educativa y culturalmente sobre una necesidad concreta de la comunidad.

A través de un abordaje interdisciplinario que incluye a la Medicina, la Biología, la Bioquímica, la Farmacología, la Psicología, la Sociología y el Derecho, los docentes de las universidades nacionales se animaron a desafiar los prejuicios asociados a la marihuana y crearon desde materias de grado y diplomaturas de posgrado hasta cátedras libres abiertas a la comunidad para capacitar a profesionales, pacientes y usuarios de cannabis sobre todas las aristas que rodean a la planta. Tanto las clases de las materias optativas como las jornadas de capacitación de las cátedras libres se dividen en temáticas específicas para abarcar desde la normativa legal vigente, hasta los tratamientos médicos clínicos, pasando por el cultivo y la extracción del aceite y sus derivados.

“Si vos querés que un farmacéutico dispense en la farmacia un aceite, si querés que un médico prescriba un medicamento a base de cannabis o que indique el uso terapéutico de cannabis, vos necesitás formar a los profesionales en el área”, explicó Patricio De Urraza, docente de la cátedra “Cannabis y Salud” de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, en sintonía con la reglamentación promulgada el año pasado (Ley N° 27350/2020) que se compromete, entre otras cosas, a “contribuir a la capacitación continua de profesionales de la salud en todo lo referente al cuidado integral de las personas que presentan las patologías involucradas, a la mejora de su calidad de vida y al uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados”.

La incorporación de materias sobre cannabis medicinal a la esfera de las universidades públicas significa, además, el primer acceso gratuito a este tipo de información, al cual solo se podía llegar mediante el pago de cursos de posgrado. “Era una demanda muy frecuente que nos planteaban los alumnos en las clases de Farmacología. Ahí había una necesidad particular de un nicho de conocimiento que no estaba siendo abordado por nadie dentro de la Facultad”, explicó Federico Racca, director del módulo optativo “Cannabis medicinal: cannabinoides y salud desde la terapéutica razonada”, que se dicta dentro de la materia Farmacología Aplicada de la carrera de Medicina de la UNC.

A pesar de tratarse de una materia optativa, en la Universidad Nacional del Sur (UNS) la respuesta del alumnado ha sido “más que positiva”, destacó Nicolás Di Biase, coordinador de la materia “Cannabis Medicinal” del 3° año de Medicina. “El año pasado teníamos una tasa de presencia en las clases virtuales de 120 personas conectadas tres veces por semana”, precisó Di Biase y consideró que “el próximo paso” sería tener “consultorios de asesoría sobre cannabis en los hospitales públicos”.

Avances legislativos

En cuanto al temor que refieren los usuarios de cannabis medicinal sobre los peligros con los que pueden encontrarse a la hora de cultivar marihuana, afirmó que “está cambiando el paradigma, pero todavía hay mucha persecución”. Uno de los temas que se abordan en las clases de la Universidad de Bahía Blanca, además de la posibilidad de enfrentarse a un allanamiento policial, tiene que ver con los peligros del “cogolleo”, término utilizado para referirse al robo de las plantas. “Hoy la gente que tiene permiso para cultivar de manera medicinal puede hacer la denuncia, pero el 99 por ciento, que no lo tiene, se tiene que quedar con la boca callada y las plantas afanadas”, advirtió Di Biase.

De acuerdo a la nueva reglamentación del Gobierno Nacional, los usuarios de cannabis medicinal pueden cultivar en sus hogares siempre y cuando aparezcan en el Registro del Programa de Cannabis del Ministerio de Salud de la Nación (REPROCANN). En sintonía con esta política pública, la administración de Alberto Fernández dio un paso más en la reglamentación del cannabis terapéutico. En un trabajo asociado entre los ministerios de Agricultura y de Salud, junto con la intervención del Instituto Nacional de la Semilla (INASE), hace algunas semanas se anunció la creación del Registro de Semillas de Cannabis, a través del cual los usuarios podrán registrar sus propias semillas, que deberán demostrar altas propiedades medicinales para poder comercializarlas a los pacientes que estén inscriptos en el REPROCANN.

Como ya se comprobó a través de numerosas investigaciones, los dos cannabinoides principales de la planta de cannabis sativa, el Tetrahidrocannabinol (THC) y el Cannabidiol (CBD), tienen propiedades terapéuticas capaces de tratar diversas patologías como la depresión, la epilepsia refractaria, el mal de Alzheimer, la artrosis, entre otras. De las patologías tratadas con cannabis, la que obtuvo mejores resultados fue la epilepsia refractaria. Por esta razón, los únicos profesionales autorizados al día de hoy para prescribir aceite o derivados del cannabis son únicamente los Neurólogos con pacientes con esta enfermedad convulsiva, quienes solo tienen dos posibilidades: costear un tratamiento de CBD de $16.000 pesos mensuales o conseguir por su cuenta aceites artesanales producidos por cultivadores locales.

Cultivo experimental del CIM-Conicet-UNLP. Gentileza UNLP 


Limpiar los mitos

A pesar de los resultados demostrados, no todos los profesionales están abiertos a probar al cannabis como tratamiento medicinal. “Yo he tenido pacientes que vienen llorando y te dicen que su neurólogo los echó del consultorio tratándolos de narcotraficantes porque tienen una hija con parálisis cerebral y epilepsia refractaria y la piba convulsiona todos los días y ellos sólo quieren tratarla con aceite de cannabis”, relató Racca, docente de Farmacología Aplicada II de la UNC, sobre otro de los grandes objetivos del módulo de cannabis medicinal: “Limpiar los mitos”. “Hay mucho que todavía no se sabe y hay cosas que se saben, pero se dicen erróneamente basándose en preconceptos prohibicionistas”, sostuvo el profesor de la UNC.

Según los especialistas, el cannabis es potencialmente menos dañino que otros medicamentos utilizados para tratar patologías refractarias como la epilepsia. Un paciente epiléptico consume, por lo general, un mínimo de dos drogas diarias: siendo las más populares el ácido Valproico y la Carbamazepina. Entre la larga lista de efectos secundarios que estas drogas producen, se pueden encontrar alteraciones del sensorio, enlentecimiento del pensamiento, problemas gastrointestinales, sobrecargas hepáticas y renales, alteraciones de los movimientos similares al Parkinsonismo y reacciones hematológicas de varios tipos. Por si no fuera poco, el medicamento más utilizado para las epilepsias, el ácido valproico, ha demostrado producir malformaciones congénitas en bebés de pacientes epilépticas medicadas durante el embarazo.

El médico Nicolás Di Biase sostuvo que “no existe muerte declarada por cannabis” y que sus reacciones adversas, que van desde sueño, mareo, visión borrosa, sensación de tristeza o dificultad para concentrarse, son efectos “primero, muy leves; segundo, que cuando se retira la droga se van, y tercero, que nunca ningún quimiotipo de cannabis va a generar la muerte o un evento fatal en la persona”. “Ya con eso solo le gana a cualquier antidepresivo del mercado: Clonazepam, Alprazolam, Alplax, Paroxetina, Floxetina, entre otros”, enfatizó el profesional de la salud de la UNS.

Si bien estas casas de estudio han sido las pioneras en incorporar al cannabis como materia específica dentro de carreras de grado, no son las únicas universidades públicas que le han abierto las puertas al abordaje medicinal de la planta de cannabis. Además de las numerosas escuelas que realizan activamente investigaciones sobre las propiedades del cannabis, existen diversas facultades que ya poseen cátedras abiertas a toda la comunidad que abordan al cannabis medicinal desde miradas interdisciplinarias, como es el caso de las universidades nacionales de La Pampa y de Mar del Plata. A la par de estos avances en la materia, las de Rosario y de Quilmes ofrecen, por su parte, diplomaturas de posgrado sobre Cannabis para profesionales con títulos de grado.

Más allá de cualquier análisis, queda demostrado que hay una parte de la sociedad que precisa acceder al cannabis medicinal con urgencia. Cristina Ramírez, doctora en química miembro del comité de investigadoras a cargo de la “Cátedra abierta de abordaje transdisciplinario de los usos de Cannabis y sus derivados” de la Universidad Nacional de Mar del Plata, afirmó que “la necesidad de las personas se llevó puesta todo tipo de legislación”. Si bien asintió en que todavía es necesario realizar estudios pre-clínicos, clínicos, de fase y de control de calidad sobre la planta y sus derivados, la Farmacóloga aclaró que “la persona que tiene al hijo que le convulsiona 100 veces por día no va a estar esperando que vos resuelvas la parte legal y técnica”.

En este contexto caracterizado por la necesidad social de acceder a cuestiones de salud pública, el docente de la UNLP Patricio De Urraza animó al resto de las facultades a que incorporen al cannabis dentro de las formaciones de grado: “La idea es que esto se generalice a nivel nacional y que todas las carreras de Medicina, Biotecnología, Bioquímica, Farmacia y todas las que tengan que ver con la salud incorporen a su currícula la temática del cannabis medicinal”.