Invitado en numerosas ocasiones por el Centro Audiovisual Rosario y Bafici Rosario, el realizador Néstor Frenkel tuvo siempre un pie en la ciudad. Muchas de sus películas se vieron en pantalla grande, y como él dice, “en proyecciones muy cálidas, junto al particular sentido del humor del público rosarino”. Durante el mes de mayo, cuatro de sus títulos integran una retrospectiva en la sala virtual de Comunidad Cinéfila (https://www.comunidadcinefila.org/): Buscando a Reynols (2004), Amateur (2011), El gran simulador (2013), Los ganadores (2016). A los que hoy (y sólo por hoy) se suma el estreno de Los visionadores (2021), que estará disponible de manera gratuita luego del diálogo que el documentalista tendrá con el periodista Diego Trerotola a las 20, por Instagram Live (@comunidadcinefila).

“Durante una cantidad de tiempo uno hace lo mismo y eso es tomado por una obra, que puede ser medible y organizable en retrospectiva. Es una buena manera de que quien no me conozca pueda tener un pantallazo. Entre la primera y la última hay 17 años, así que hay todo un panorama por recorrer”, explica Frenkel a Rosario/12.

-Justamente, 17 años a partir de Buscando a Reynols, donde tu atención sobre Miguel Tomasín, músico con Síndrome de Down, deja entrever algunas constantes en tu cine.

-Buscando a Reynols tiene un valor especial para mí, tiene algo de primitivo en su factura, técnicamente es un poco simple o no tan ambiciosa en algunos aspectos, pero me gusta mucho. Ahí planteo ciertas cosas que después continué, en relación con algunas de las personas que aparecen ante cámara y la manera de abordar los temas, sin llegar al cliché o al lugar común, en este caso en relación a cómo hablamos de una persona con Síndrome de Down. Allí hay algo que de alguna manera inaugura una forma de trabajo.

-Una manera de mirar que escapa, digamos, a la corrección política.

-No me tomo como alguien que tenga que destruir a la corrección política, ni que deba molestar al burgués, tampoco me siento un rompedor de esquemas. Trato de ir con lo que naturalmente me interesa y de correrme de los lugares que no me gustan cuando veo una película o cuando miro el mundo. Si lo único que tenemos para decir de una persona con Síndrome de Down es “pobrecito, qué divino”, nos estamos quedando muy quietos y seguros en nuestro lugar. Hay que ver si realmente es “pobrecito” y tan “divino”; en ciertos momentos de la película, Miguel es como un jefe malo, que bardea a sus compañeros y tiene todo el egocentrismo del artista que quiere ser mirado. Hay que sacarse los prejuicios y refrescar la mirada, y ver cómo desde el cine podemos mirar, pensar y contar ciertas cosas.

-En tu cine uno intuye una chispa repentina que te decide a filmar.

-Me pasa eso, aparece algo que tiene una chispa que me moviliza y provoca, que me deja pensando, que me incomoda, ante lo que no sé muy bien cómo pararme. Es ahí donde encuentro un camino y puedo hacer una película. Me parece que en un documental, lo interesante está en ir acercándose, en entablar una relación.

-Tal vez El gran simulador sea la única de tus películas que invita a ser vista desde alguien ya reconocido, por estar dedicada a René Lavand.

-Tal vez se parezca a un documental más clásico, pero para mí fue exactamente lo mismo que me sucedió con mis otras películas, tuvo que ver con lo que me provocaba él, con mis recuerdos de mi infancia, con el misterio de conocerlo y ver la experiencia con la cámara en el medio.

-Quizás Amateur sea la que más claro expresa qué es el cine para vos.

-Lo amateur está muy presente en mi trabajo y en lo familiar. Trabajo en mi casa, con mi esposa, y mi acercamiento, en un punto, tiene que ver con lo lúdico, con ir a una aventura y no en tener todo atado, asegurado y escrito, sino con ir a jugar este juego: soy yo con un par de amigos y una cámara, yendo a meterme en lugares y a relacionarme con personas y situaciones. Hacer un documental tiene que ver con el juego. Alguien dijo pro ahí, en una crítica, “antropología lúdica” (risas) y me pareció muy revelador, me enseñó algo de mí mismo.

-Así como Amateur habla del cine, Los ganadores habla de premios y descubre un mundo increíble.

-Más claramente que ninguna, es una película que descubre un mundo y que lo define, porque es algo que está ahí, sucediendo. Todo este grupo de premios, premiaciones y gente que circula por todo este mundillo no es muy conocido ni mirado como un objeto en sí mismo. El juego era ver hasta dónde me podía acercar y me dejaban participar, cuáles puertas me abrían y cuáles no. Yo no estaba buscando descubrir el defecto o la parte falsa, porque todos los premios son igual de falsos. Algunos brillan más o tienen cierto prestigio y parecen verdaderos, pero en esencia es lo mismo, son todos igual de inventados. Somos nosotros, los humanos, quienes necesitamos afecto y lo buscamos de maneras extrañas.

-¿Qué es Los visionadores?

-Es una especie de raro documental, un trabajo distinto, planteado como una ficción, pero es un recorrido sobre cierto cine policial argentino y la época del consumo de VHS, los videoclubes, y cómo la problemática de las drogas fue retratada en ese tipo de películas. Está realizado con humor, y es un trabajo fundamentalmente de archivo, de acumular más de 50 películas buscando los puntos en común para generar una historia con ellas.

-Películas que deben hablar de vos.

-Por supuesto, es una película de alguna manera autobiográfica, planteada desde dos jóvenes que se vuelven adictos a esas películas; es un poco lo que me paso a mí en un momento de mi vida. El año pasado recuperé ese amor por esas películas y esas ganas de contar una historia con ellas, de una manera bastante anárquica y amateur, pero bastante lúdica también.