Cuatro personas fueron apresadas entre el martes a la noche y la madrugada de ayer en el estado de Paraná, fronterizo con la provincia de Misiones y con Paraguay, sospechadas de haber participado en el asalto a la sede de Prosegur en Ciudad del Este. Hasta ahora hay tres abatidos y doce detenidos. La fiscalía paraguaya, en tanto, intimó a la empresa a informar, con carácter de urgencia, el monto real de lo robado.

Dos hombres fueron detenidos cuando viajaban hacia Río de Janeiro desde Foz de Iguazú en un ómnibus de larga distancia y los otros dos, en Itaipulandia. De esta manera sube a 12 la cifra de aprehendidos (todos brasileños).

Hasta el momento la policía recuperó 1.172.000 dólares del monto robado, que ronda los 8 millones de dólares, según lo denunciado por Prosegur.

En tanto, la fiscalía intimó a la empresa para que le informe, en lo inmediato, el monto exacto de dinero sustraído por los delincuentes en la madrugada del lunes. La empresa declaró a los medios que lo robado no superaba los 8 millones de dólares y dijo que las medidas de seguridad de sus bases de procesado y gestión de efectivo permitieron resistir el asalto durante más de dos horas y obstaculizar y limitar la acción de los maleantes.

A más de 48 horas del asalto tipo comando a Prosegur en Ciudad del Este, la fiscal Liliana Duarte exige que la empresa comunique oficialmente el monto del botín robado por una banda criminal. En principio, se hablaba de 40 millones de dólares, pero al día siguiente la compañía declaró a los medios que en realidad el monto no superaba los 8 millones, aunque los documentos aún no fueron entregados a los investigadores.

Por otra parte, el comisario Juan Fernández, que encabezó el operativo que desplegó la Policía Nacional en la madrugada del lunes, fue removido de Alto Paraná. En una rueda de prensa, relató paso a paso cómo enfrentaron a los asaltantes. Dijo que las cámaras del 911 y de los comercios podrían mostrar todo lo ocurrido. Se centró en lo que fue la huida de los delincuentes y las decisiones que tomó al ver que se encontraban en completa desventaja al momento de enfrentarse a tiros.

Un detalle que no se conocía es que en dos de los vehículos en que se desplazaron hacia Hernandarias, los delincuentes subieron sobre el capó a dos guardias de Prosegur para cubrirse de los disparos que podría realizar la policía.

El ahora cuestionado jefe policial reiteró que si sus decisiones hubieran sido otras y hubiera presionado a su personal, hoy la institución policial tendría al menos 40 bajas y él no estaría contando lo ocurrido.

Su descargo fue corroborado por el relato de un testigo, Diego Quiroga, una de las víctimas que fueron despojadas de sus vehículos por los delincuentes para ser incinerados e impedir el paso por el perímetro.

Estaba junto a su esposa cuando fue interceptado por personas con ropa camuflada, a quienes confundió al principio con agentes del Grupo Especial de Operaciones. Cuando llegaron a casi una cuadra de Prosegur, fueron amedrentados con las armas largas y obligados correr para salvar sus vidas, mientras el vehículo fue quemado.

La pareja llegó a observar el fuego cruzado entre los delincuentes y policías. “Fueron capaces, pudieron sobrellevar la situación, no dispararon por disparar, porque había muchas vidas civiles”, dijo respecto de los uniformados, que fueron sobrepasados por los asaltantes. Quiroga señaló que estos criminales estaban distribuidos prácticamente por casi toda la ciudad, pues algunos se encargaban de desviar el tránsito. “Estaban como para la guerra. Nuestras fuerzas públicas no hubieran podido accionar contra ellos, trataron de sostener la situación y tratar de que los civiles no fuesen perjudicados”, agregó.

Durante el asalto fue asesinado un policía y otro quedó herido, en tanto que la banda huyó sin mayores inconvenientes hacia el lado brasileño. Horas después, tres de ellos cayeron abatidos por la Policía Federal de Brasil.

La sospecha de la policía brasileña y la denuncia hecha por el gobierno paraguayo es que el asalto, con armas de guerra, incluido un AK 47, fue realizado por la mayor organización criminal de Brasil, el Primer Comando de la Capital (PCC), cuyo jefe máximo, Marcos Willians Camacho, “Marcola”, está preso en una cárcel de máxima seguridad del interior del estado de San Pablo.

La fiscalía del estado de San Pablo informó que se sospecha que el jefe del PCC en Paraguay es un criminal conocido como Gegé do Mangue, fugitivo de la justicia brasileña. “El PCC está abriendo sus tentáculos a otros países latinoamericanos y este delincuente estaría controlando el tráfico de drogas paraguayas hacia Brasil”, dijo el fiscal Rogerio Leao Zagallo.