La necesidad de comenzar a implementar sistemas que permitan la generación de energía renovable es un desafío que varios países ya comenzaron a transitar. Con ese objetivo, ya funciona una prueba piloto en la localidad de Centenario, en la provincia de Neuquén, que consiste en la instalación de sistemas solares fotovoltaicos conectados a la red eléctrica.

Se trata del Proyecto Iresud Redes Inteligentes, un convenio público-privado en el que participa la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el Ente Provincial de Energía de Neuquén (EPEN), la empresa ALDAR S.A. y profesionales del Departamento de Energía Solar de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). La iniciativa es subsidiada parcialmente con fondos argentinos sectoriales a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT).

El investigador de la CNEA, docente de la UNSAM y director del proyecto, Julio Durán, contó al Suplemento Universidad que el emprendimiento nació en 2011, con un llamado para la presentación de proyectos que promovieran la generación distribuida con energía solar fotovoltaica. “La iniciativa se originó en los organismos públicos, y desde ahí salimos a buscar socios del área privada, tarea que no fue sencilla”, explicó.

La dificultad radicaba en que por entonces no existía una normativa que permitiese la instalación de energía solar conectada a la red eléctrica. “A raíz de ello, el proyecto aspiraba a difundir la tecnología y promover el desarrollo de una reglamentación nacional, lo cual no significaba un negocio redituable para una empresa”, detalló Durán.

Sin embargo, el primer proyecto se ejecutó entre 2012 y 2015 con 55 instalaciones piloto. Iresud Redes Inteligentes se transformó en su continuación. De inmediato, ocurrió un hecho significativo: la sanción en 2017 de la Ley 27.424 de Generación de Energía Eléctrica de Origen Renovable, que permitió fijar esa normativa para el uso de energía renovable unida a la red eléctrica.

Una de las principales bondades que supone la instalación de energía solar es su capacidad de reducir paulatinamente la emisión de gases de efecto invernadero, lo que implica un avance en materia ecológica. Durán señaló que esa alternativa “es recomendable para pueblos o localidades donde el acceso de la red eléctrica se torna compleja”.

Otra ventaja es que su funcionamiento es silencioso, de manera que no produce contaminación acústica. Además, el costo que se abona al utilizar energía solar es menor. Sin embargo, el docente de la UNSAM aclaró que “la instalación del sistema completo cuesta cerca de 3.000 dólares; por lo tanto, si la idea es ahorrar dinero en las tarifas, no es una buena inversión”.

Actualmente, los paneles solares que se utilizan en Argentina son importados de China, el mayor fabricante en el mundo. En Alemania, otro país modelo en cuanto al desarrollo de energía renovable, los usuarios pagan un plus en las tarifas que sirve para promover la instalación de energía solar. “El canon que paga un alemán permite financiar el desarrollo de esta tecnología, y según se estima, para 2045 el 100 por ciento de su energía será renovable”, destacó Durán.

Según un informe de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), la participación de las renovables en la generación eléctrica acumulada durante 2020 en la Argentina –que excluye del análisis a las grandes centrales hidroeléctricas– fue del 9,5 por ciento, cifra que en marzo de este año trepó al 11,4 por ciento.

“Es un proceso lento, pero hace poco más de tres años ese porcentaje no pasaba del 2 por ciento; de manera que ha habido un cambio sustancial del uso de energía renovable que ojalá se profundice”, concluyó Durán.