Para articular cuestiones acerca del tema filiatorio, corazón del título de este trabajo[1], se tomará como referente un cuento de Gilbert Chesterton que es a su vez un apólogo: “El martillo de Dios”. Se trata de una historia fabulosa que de forma alegórica y placentera nos clava el aguijón de una fuerte verdad.

En este cuento, como en otros, Chesterton plasma en incisivas pinceladas narrativas, una articulación clarividente de la condición humana, tratada aquí a nivel de la peripecia filiatoria. En su arte literario, pone al enigma en la estructura lógica, armando con ello una trama crítica, que abre, muy lejos de los saberes y fórmulas académicos, una interrogación que atañe a campos como el psicoanálisis o el derecho, alcanzando a rozar la carne viva de nociones como responsabilidad, culpabilidad, sujeto.

El recurrir a este tipo de literatura, que bucea en las cuestiones subjetivas, incentiva la legitimidad de proponer el encuentro directo con una singularidad. Y, por otra parte, al ser construida en un lenguaje que usa los recursos de la alegoría, de la alusión, del lenguaje indirecto, hace resonar con vigor la pluralidad de voces y destinos humanos. Se produce así un acercamiento a la articulación universal-particular imprescindible para el psicoanálisis, en tanto localización estructural de lo que hace al registro de experiencias cotidianas.

El llamado a la narrativa cuando cava en la tierra fértil de la subjetivación, permite ver claramente la estructura ficcional que está en la génesis de lo humano. Hay una metáfora dicha por Freud de la que es posible servirse en este tópico: el cristal cuando se rompe, lo hace, no arbitrariamente, sino, siguiendo ciertas nervaduras estructurales. Así, al abrir la trama de ciertas texturas literarias, se puede encontrar la estructura de los mitos que comandan lo humano.

Hamlet o Macbeth de Shakespeare, tanto como El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde o Dr. Jekill y Mr. Hyde de Stevenson, para tomar ejemplos resonantes, alojan en sí una conjunción entre estética y verdad que porta un germen mortífero para toda regla de cientificidad.

[1] Genealogía y subjetivación: Clave ética en una puesta estética. Del libro Tramitar el sufrimiento-Clínica psicoanalítica de la autora de la nota, (Laborde Editor). El libro se consigue Librería Laborde y en El juguete rabioso.

*Psicoanalista. Ejerció la docencia en la UNR.