Narcisa tuvo su recorrido por festivales internacionales; entre los galardones, recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Mar del Plata 2015. Pero hasta hoy no tuvo estreno formal, algo que felizmente resuelve la sala virtual de Puentes de Cine. El documental de Daniela Muttis está dedicado a la cineasta experimental Narcisa Hirsch (Berlín, 1928), donde su vida, testimonios y material inédito, se acompañan de happenings, anécdotas y mucho 16 mm.

“El cine experimental es un aprendizaje, también para el ojo”, explica la directora Daniela Muttis a Rosario/12; y coincide con la apreciación que Horacio Maira, director de fotografía de Hirsch, realiza en la película: “Era la experimentación de todo: la luz, el color, las texturas. Y sin contar de la manera convencional. No había que pensar lo que decía la película, sino qué sensaciones te producía. La abstracción era importante. A mí me costaba mucho; hasta que de repente la descubrí, gracias a Narcisa”.

Directora, docente y montajista, Daniela Muttis enhebra un árbol genealógico preciso al pensar en Narcisa Hirsch: “Cuando estudié Imagen y Sonido, mi profesor, Simón Feldman, fue el primero en acercarme al cine experimental, a través de una película de Chris Marker, que me dejó impactada. Cuando conocí a Narcisa dije: ‘¡Esto es lo que me estuvo mostrando Feldman!’. Aquí había otra cosa que investigar. Descubrí un universo audiovisual y emotivo que pasaba por muchos lados. Fue la posibilidad de la libertad fílmica. Su obra no tenía ningún límite, y me parecía que todo lo que abordaba de lo cotidiano se volvía extensivo. Como ella misma dice, el cine experimental es un poco como la poesía”.

-Una poesía que de alguna manera no deja de lidiar con el denominado “lenguaje audiovisual”.

-Con mis alumnos trabajo un poco eso. Ellos ya saben de lenguaje audiovisual, todas las personas lo conocen porque está instalado. Lo que no conocen es el lenguaje de la mirada personal, ése que solamente vos podés descubrir. Para hacer eso tenés que deconstruir tu mirada, mirar de otra forma, desde otros puntos de vista. Así es la obra de Narcisa. Ninguna cosa que hace desde lo artístico la piensa desde un lugar común, porque ella es alguien de una personalidad realmente diferente, que tiene un don muy claro en su obra. También por eso no se conocía su obra, había mucho prejuicio sobre dónde ver o meter este cine. Recién se pudieron ver estas películas cuando fueron digitalizadas, ya que no había dónde proyectarlas.

Hirsch en 1967, filmación de Marabunta.

Algunas de las películas de Narcisa Hirsch pueden verse en el sitio web de la cineasta -https://www.narcisahirsch.com.ar/#peliculas">https://www.narcisahirsch.com.ar/-, pero el material que permite entrever el documental de Muttis es muy vasto, y se acerca a momentos históricos precisos: “una parte de esta película creo que tiene que ver también con la historia del arte argentino en el contexto en que se movía. No olvidemos que una película como Marabunta (1967) y otras son una documentación muy rica de una etapa de la Argentina dentro de la dictadura. A esa película la filmó Raymundo Gleyzer, y su ojo se ve, creo que la mirada ésa no es inocente sino muy profunda”. Marabunta registra el happening que por impedimento policial no tuvo el escenario callejero previsto, lo que le hizo encontrar cobijo en el Cine Coliseo durante el estreno de Blow-Up de Antonioni: el público se arracima y come la superficie de bocadillos que recubre a un gran esqueleto que contiene palomas y cotorras. De la propuesta participó el trío que conformaban Narcisa Hirsch, Marie Louise Alemann y Walter Mejía. La película de Muttis se detiene en ellos con predilección, y presta atención particular a la palabra de Alemann: “No sé si hay muchos testimonios suyos, filmados; esta película es un homenaje también a ella, una increíble cineasta cuya historia de a poco vamos también a ir reconstruyendo. Una mujer fascinante”.

-¿Cómo la conociste a Narcisa Hirsch?

-Yo soy montajista y trabajé mucho con productoras en Buenos Aires. Un cineasta amigo, Rubén Guzmán, la puso en contacto conmigo porque ella necesitaba hacer unos cambios en una película. A partir de allí, me fue pidiendo cada vez más cosas, y fui descubriendo más y más de sus películas. Como las tenía que digitalizar, era la primera en verlas, además de que me las mostraba con el proyector, era fascinante. Nos fuimos haciendo carne y hueso. Dejé de trabajar en otros lugares, como la televisión, que ya no me interesaba mucho, y me quedé trabajando para ella. La vida me llevo ahí.

-¿Cuándo y por qué la necesidad de tu película?

-A Narcisa la filmé muchas veces, tengo mucho material. Hice esta película con la necesidad de mostrársela a la gente que no conocía su obra o su proceso creativo, que es muy cotidiano. Todo sucede dentro de esa casa, así empieza mi película, con una mesa de desayuno. Ahí es donde pasamos horas hablando y comenzamos a trabajar. De todas maneras, pude lograr hacerla cuando vine a vivir a Mar del Plata, porque su presencia me cohibía, es difícil hacer una película sobre una cineasta que admirás, es complicado cortar un pedacito cualquiera de sus películas, elegir un fragmento. Fue un dilema tras dilema. Creo que hice todo en puntas de pie (risas).

Narcisa está disponible en Puentes de Cine, y como destaca Muttis, “fue gracias a Paulo Pécora y Ana Perera, quienes me acercaron esta posibilidad. Es genial, porque lo que más quería era estrenar. Me parece que plataformas como Puentes de Cine son el futuro de nuestro cine independiente, donde pueda verse la obra de muchos autores que no son visibilizados”.