Iacono advierte que el hilo es muy fino pero existe la diferencia y esa diferencia se escribe sobre nuestros cuerpos. “La violencia machista es algo que nosotras trabajamos mucho en los grupos de jóvenes, ya que en la franja de los 15 a los 24 años subió la cifra de infectadas. Cuando hay relaciones sin violencia y son de sexo consensuado se trabaja la salida de la victimización para pasar a la acción, salir de “me contagió” “me cagó la vida”, etc. Vos podés usar forro si es una relación sin violencia, pero hay relaciones donde no se puede negociar el uso del condón, y eso ya cambia el panorama. El relato de Iacono no es aislado. La mendocina Claudia C. también fue contagiada intencionalmente por su pareja y en noviembre de 2015 la Justicia falló a su favor por lesiones gravísimas, pero gran parte del activismo salió a criticar la decisión de llevar el caso a la justicia. Para Iacono, “las primeras páginas del fallo te dan la sensación que están criminalizando pero lo lees entero y escuchás el discurso de ella y es un hilo muy fino. La han matado desde redes y se pusieron en su contra pero ella era una víctima de violencia. No soy punitivista pero este fallo relaciona violencia de género y vih. Lo jurídico también puede transitar este debate y me parece necesario que lo haga. Claramente las personas con vih estamos en contra de la criminalización pero este es un caso de violencia y ya hay tres denuncias más en la provincia y otros tantos en el país”. Claudia, por su parte, dice desde Mendoza, “apelamos a la ley 26.485 que es la ley de Protección Integral a las Mujeres y catalogamos esa estafa como un tipo de violencia psicológica, física y sexual. Lo primero que se investiga y se comprueba es que él sabía hace tiempo su diagnóstico (2010), que me engañó durante mucho tiempo y que por eso estaba decidiendo sobre mi cuerpo. La ley de vih es de 1991 y estamos en 2017, en ese momento fue vanguardista porque evitaba la discriminación a personas gay y a usuarios de drogas intravenosas pero hay que actualizarla. Que no la actualices y que niegues la feminización del vih es terrible. Y hay muchos sectores que se agarran del derecho a la confidencialidad, que en rigor lo que dice es que solamente el sistema de salud o alguien por su oficio puede acceder a un diagnóstico. Pero en la ley en ningún momento se habla del derecho a la confidencialidad dentro de una pareja ni contempla las relaciones de poder de las relaciones sexuales, y niega las intencionalidades”. Claudia tiene 39 años, da un nombre ficticio por las amenazas y hostigamiento y la que fuera su pareja dijo durante el proceso que era una puta, que viajaba sola y que tenía relaciones en sus viajes, muchos de los argumentos que se esgrimen cuando se habla de las víctimas de femicidio. Fue condenado a tres años de prisión en suspenso. “Estoy a favor de la intimidad, del derecho a no dar a conocer el diagnóstico pero hay un tipo de violencia muy específica que el feminismo tiene que poner en foco, y que en la militancia la detectamos enseguida: manipulaciones y violencias psicológicas que terminan en una transmisión. La dificultad que tenemos todavía a la hora de charlar el uso del preservativo. Eso también es violencia”, dice.