“Es un nuevo amanecer/es un nuevo día/es una nueva vida para mí” afirma la canción Feeling Good que promociona el primer reality drag de la televisión argentina: Juego de Reinas. Un show que se transmite viernes a viernes desde el 19 de marzo en el canal 10 de la TV salteña. Mistika Reech, la conductora drag y una de las productoras del proyecto, irrumpe en el estudio a la medianoche con su abultada peluca color carmín: mientras el vestido despampanante de Cenicienta se transforma en trapos y su carroza deviene en calabaza, las catorce drag queens que concursan se convierten en las reinas del baile. El único príncipe es el escenario que conquistan cuando desfilan sus trajes galácticos, mitológicos o fosforescentes. 

Miss Lola Viajes, Carnestolenda, Sissie Moon, Sharina Raisa, Tina Argen, Tiffany Taylor, Maconha Sweet, Katrina Raisa, Tsunadhee Khood, Gioo King, Kira, Nephtys, Valent Desoul, Milenium Khood son las jugadoras elegidas entre sesenta que se presentaron al casting. ¿Cómo es producir un reality drag en el noroeste argentino? Juego de Reinas no tiene nada que envidiarle al reality de Rupaul: con una enorme producción autogestiva el programa de TV despliega originalidad artística con el objetivo de llevar el arte drag a un público popular. A diez semanas de su estreno, Juego de Reinas ya es un éxito de televidentes y de visitas en su canal de YouTube, logrando romper prejuicios en el noroeste argentino. Donde la mirada conservadora sobre la diversidad todavía pesa y mucho. Suplemento SOY charló en exclusiva con la conductora de Juego de Reinas, Mistika Reech, sobre cómo este programa se propone muchas más batallas además de la drag. 

¿Cómo nació el reality drag de TV Juego de Reinas?

--Mistika Reech, que es mi personaje, ya estaba trabajando en televisión en un magazine que se emitía también en canal 10. Tuve la oportunidad de conocer y hacerme amigo de quien se transformó en mi socio, Lalo Longarela. Él hacía un programa que iba dirigido a la comunidad LGBT en Salta. Me encantó el trabajo que hicieron en ese programa que buscaba dejar un mensaje a aquellos jóvenes que la están pasando bastante mal, porque Salta sigue siendo muy conservadora. El canal abrió esa puerta para que nosotros podamos dejar un mensaje. Con el magazine la gente empezó a entender que la drag queen en realidad es un artista. Aprendieron la diferencia entre drag y trans, por ejemplo. En el norte todavía ven a ser trans como algo malo, y ahora tenemos la oportunidad de explicar por qué no lo es. A partir del suceso de ese magazine creamos Juego de Reinas.

¿Cuál es la diferencia entre ser drag en Salta o en Buenos Aires?

--Es muy importante llegar a una deconstrucción mayor en el noroeste argentino. En Buenos Aires las personas de la comunidad LGBTIQ pueden tener muchos lugares donde ir y sentirse abiertamente libres de poder besar a alguien y no ser juzgados. En el norte argentino sigue sucediendo que ser homosexual, o ser diferente, está mal. Por eso este tipo de programas son muy importantes ya que muchas veces se discrimina desde el desconocimiento, pero desde el conocimiento es mucho más complicado. Las personas luego de verme en el anterior magazine encontraron en mi una drag queen que podía hablar de política, podía entrevistar a famosos, contar noticias, y, por supuesto, entretener. Lo que quisimos hacer luego es que se conozcan las drags locales. Que escuchen sus historias y vean lo que son capaces de crear. Yo creo que una vez que alguien entiende qué es una drag queen, cómo se vive, lo que le costó poder llegar, cómo esos padres que no entendían hoy acompañan a esos hijos, descubren lo sano que es. Una forma de expresarse, un cable a tierra. Juego de Reinas se transformó en el programa más visto del canal. Tiene una audiencia que va creciendo a pasos agigantados.


¿Cómo hacen las drag queens del noroeste argentino para costear sus vestuarios y producciones?

--Ser drag en el noroeste argentino es muy complicado en el hecho de querer verlo como una forma redituable para tu vida. No hay mucha salida laboral para los drag queen fuera de lo que son los boliches o mínimos espectáculos. Juego de Reinas muestra que el drag queen puede estar en todas partes. Los recursos para hacer los trajes salen de nosotros: el 90 por ciento costea sus vestuarios y producciones con otros trabajos que hacen. Quien hace drag en el Noroeste Argentino, por más que lo haga profesionalmente, lo hace como un hobbie porque aún no se puede vivir de eso acá. El programa Juego de Reinas lo hacemos solamente cinco jóvenes, sin apoyo económico del gobierno. Lo hicimos a pulmón y con mucha garra.

¿Cómo llegaste a ser drag?

--Hice un curso de maquillaje en la escuela de maquillaje de Roberto Piazza en Salta hace 10 años, y cómo finalización del curso debíamos ser drags por una noche. Me decidí a serlo, y no solo por una noche. A partir de ahí no se deja nunca más. Una vez que entra ese personaje adentro tuyo y vivís la imponencia que genera ser drag queen es muy difícil después dejar de hacerlo.

¿En dónde se nota la diferencia generacional de las drags con más años en el espectáculo y las recién llegadas?

--No hay muchas diferencias generacionales porque hay muchas drags que se supieron aggiornar a los tiempos en los que vamos viviendo. Cosas que antes eran graciosas y hoy ya no lo son por ejemplo. El drag es una cuestión de actitud, no de edad. Lo que noto es que hoy los jóvenes llegan con un camino más allanado. Antes para una drag era mucho más difícil poder salir vestido a la calle, montar un show, conseguir pareja, incluso entablar vínculos. Hoy los jóvenes tienen la posibilidad de ser drags con otra libertad, y por ende somos muchísimos más. Llegan también para ponernos más energía a los que somos más grandes, para aggiornarnos a estos tiempos.

¿Qué les da y les quita hacer un show drag en pantalla en vez de en bares y teatros?

--La oportunidad que nos dan los medios digitales y la pantalla de televisión en cuanto a visibilidad es lo más importante de todo. Porque llegás a miles de personas que quizás no te buscaron antes. Te encontraron en la televisión de casualidad y se engancharon. Eso no pasa con el teatro donde la decisión siempre es previa. La televisión también tiene sus contras: al llegar masivamente a tanto público tenés que ser muy responsable con el contenido y los comentarios que hacés porque podés herir susceptibilidades o que se malinterprete un mensaje. Nosotros desde Juego de Reinas intentamos transmitir inclusión, pidiendo que los padres acompañen a sus hijos en el camino que elijan.

La final de Juego de Reinas es el 18 de junio y se pueden ver los programas anteriores en su canal de YouTube.