De los cruces suelen surgir los mejores proyectos de diseño. Natalia Cavalieri es de Venado Tuerto, licenciada y profesora de Bellas Artes por la Facultad de  Humanidades y Artes de Rosario, estudiante de fotografía y desde hace un tiempo obsesionada por las plantas y flores. El resultado fue una especialización en ilustración científica. El amor por la flora le viene de la madre y la abuela, pero fue un hermano el que insistió en que se dedicara a un tipo de dibujo científico para botánicos. Esta mezcla resultó en una colección de almohadones, manteles, caminos de mesa, delantales, repasadores, contenedores e individuales que se llama Botanik Objetos, dominada por la estampa de sus ilustraciones de todo tipo de especies de su región. 

“En Botanik Objetos las estampas son protagonistas. Son diseños de motivos florales que parten del placer de hallar los detalles de la naturaleza, aplicados a objetos textiles para ser disfrutados en los espacios del hogar y hacer de este un lugar agradable, relacionados con el relax, lo culinario y la alegría de rodearnos de cosas bellas”, adelanta.

–¿Cómo fue el comienzo?

–En 2013, partiendo de muchos dibujos y fotografías que fui haciendo de plantas que encontraba en patios, jardines, veredas, parques y paisajes, comencé a aplicarlos en estampas textiles para confeccionar objetos. Fui realizando patrones de diferentes plantas, en un principio hice algunos productos con sellos y con sublimación. En 2014 hice un salto en mi producción, ya que comencé a realizar ilustraciones científicas en el Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo de Rosario, a partir de la observación del material herborizado de la colección de plantas vasculares de la región, producto de diferentes campañas de recolección. El proceso de ilustración se acompaña también con bibliografía sobre botánica, ilustraciones y fotografías de diferentes fuentes. La ilustración científica adquiere una importancia fundamental a la hora de generar material didáctico que complemente las descripciones botánicas con el fin de lograr mayor comunicabilidad para con el público especializado y el público general del museo. Con estos dibujos gané un proyecto de la convocatoria en “Espacio Santafesino” y en 2015 pude llevar a cabo mi primer colección ‘Plantas Silvestres’, textiles para el hogar con estampas a partir de ilustraciones botánicas de dos enredaderas nativas de la nuestra provincia como la Ipomoea purpurea (campanita) y la Araujia brachystephana (tasi),  aplicada a productos textiles de algodón y serigrafiados.  El año pasado hice una segunda colección, la “Patio” ,también con ilustraciones científicas del área de botánica del museo. Eran plantas nativas de Santa Fe como la Nicotiana glauca (palan palan) y Eupatorium hecatanthum (falsa chilca). Esta nueva colección se caracterizó por valorizar el dibujo inicial del diseño con estampa con mayor grado de detalle, además de aplicarlo en textiles y con tintas de amplia variedad de colores. Este año diseñé la colección “Pétalos”, basada en ilustraciones de la Ceiba speciosa  (Palo borracho) y Pasiflora caerulea (Pasionaria). Las ilustraciones las realicé en acuarela, del registro de recolección y de fotografías. Estas estampas que contienen distintas fragmentos de las plantas, como flor, hojas, frutos y pimpollos, dialogarán con dos estampas de texturas que hacen referencias a partes de los pétalos de cada flor. Una estampa se llamará “Manchas” y está basada en la manchitas de los pétalos de la flor del palo borracho. Otra llamada “Filamentos”, sobre los filamentos tubulares que forman la corola de la pasionaria. La idea es que estos dos grupos de estampas puedan vincularse tanto por sus características formales como por sus colores. Actualmente estoy en el proceso de estampando de las telas.

–¿Cómo llegás a hacer ilustraciones para el museo? 

–Estaba trabajando sobre una serie de dibujos de plantas y mi hermano que es ingeniero agrónomo me sugirió que hiciera ilustraciones científicas. Pregunté en el Museo Angel Gallardo y en la facultad de agronomía en Zaballa, dos lugares que cuentan con colección de herbarios, hasta que finalmente me acerqué personalmente a Mauro Torales, el biólogo del área de botánica del Gallardo. En ese momento ya se encontraba otra chica dibujando los herbarios así que nos propusieron una pasantía. Todo lo que dibujamos fue supervisado por Mauro. El nos enseñó pautas para tener en cuenta y los dibujos que hicimos quedaron en la colección del museo. Luego yo utilicé esas imágenes para mis estampas.

–¿Cuáles son las condiciones de la ilustración científica? 

–Una observación minuciosa de las plantas. Se compone tanto de la parte artística como científica, pero el dibujo tiene que ser lo más preciso posible en cuanto al modelo del que se parte. Hay que tener en cuenta que el dibujo científico es un elemento más para el estudio de la botánica. Con el dibujo se puede decodificar información, por lo tanto eso que se hace debe ser real. Existen diferentes métodos según lo que necesita la persona que solicita el trabajo, hay un modo que es dibujar tal cual se ve el herbario, midiendo minuciosamente las proporciones y dibujar tal cual como se ve la planta. Mi experiencia fue reunir varios elementos para dibujar: herbarios, fotografías y hasta planta viva, llevando la planta que está plana a una forma tridimensional. Pero tiene que ver también con el gusto y el tiempo que tiene cada uno para realizar la ilustración. Si trabajás como ilustradora científica todos los días se utiliza tinta y los dibujos son más sintéticos, con la información precisa y necesaria. Como yo contaba con mucho tiempo y pesaba mucho la parte estética, me aboqué a un dibujo donde exalto la tridimensionalidad de la planta. Me gusta mucho pintar y dibujar con luces y sombras. También aprendí a ver cosas nuevas. Cuando realicé los primeros cortes no veía las partes, se requiere mucha práctica en las flores muy pequeñas. Ver lo que tiene adentro se hace mirando por la lupa y manipulando con pinzas. Hay que tener una concentración muy grande en enfocar, abrir las flores y luego llevarlo al dibujo, es como un universo nuevo que se abre en ese punto.

–¿Qué diferencia existe entre este tipo de ilustración y la normal que vos además ya hacías de plantas?

–Esto implicó detenerme más en los detalles, observar eso que no aparece a simple vista, ser más minuciosa con las formas y las proporciones. Pero lo que más me llevo de ésta experiencia es apreciar los detalles y dibujarlos. Por ejemplo, cuando mirás con lupa ves que todo tiene pelitos, por eso en la estampa Palan palan hice la flor ampliada de una textura de pelitos, y también los puse sueltos volando por la estampa. Otra cosa interesante fue reunir varios elementos de registro para crear algo absolutamente nuevo, que unifique todos esos elementos.

–¿Fue a raíz de este trabajo que descubrís la flora propia de tu región?

–Sí, fue a partir de entrar en contacto con la colección de herbarios. Se arman por colectas y tuve la posibilidad de participar de una en Pueblo Andino, en un sendero de una reserva natural. Llevé mi cámara y pasé un día rodeada de biólogos y estudiantes de la carrera de recursos naturales. Fue una experiencia importantísima. Ahí se recolectan las plantas, se etiquetan, se ponen las características particulares para luego identificarlas en el laboratorio, con esos trabajos se define la biodiversidad de un ambiente. Las enredaderas Ipomoea y Araujia fueron recolectadas ese día, dos nativas de la región, que aparecen en los cercos de las rutas, en la isla, el monte, en nuestro paisaje natural. Me gusta la idea que son plantas silvestres, que no se compran en la florería.

–¿Qué fuiste descubriendo de estas plantas particulares? 

–Los detalles, las texturas, por eso esta última colección además de dibujar distintas partes de la planta quise valorizar eso haciendo estampas que sean sólo texturas visuales formadas por esas cosas pequeñitas que observé.

–¿Todas las plantas dan para transferir a un patrón? 

–Cualquier dibujo puede dar inicio a una estampa. En un principio dibujaba en papel y luego vectorizaba lo que hacía, ahora en la necesidad de valorizar todos los detalles retoco la imagen inicial ampliando los contrastes para que pueda hacerse la estampa en serigrafía. Tomo las partes de la planta dibujada, recorto algunas y las vuelvo a pegar, agrando y achico, es un proceso que me lleva un tiempo hasta encontrar lo que quiero.

–Hoy dividís tu tiempo entre el museo y tu marca.

–Hace siete años que trabajo en el Museo de Historia Regional de San Lorenzo. Al poco tiempo de arrancar ahí comencé paralelamente con Botanik Objetos. Me gusta dividir mis días en dos cosas, el museo es un trabajo muy social, con un equipo y con la comunidad, mi marca es un trabajo creativo muchas veces solitario. La última estampa tiene mucho que ver con el museo, ya que el palo borracho y la pasionaria son plantas que están en su parque, que de tanto admirarlas ahí finalmente las tomé para armar la colección.

–¿Sos de estudiar a otros dibujantes de botánica históricos?

–Me interesé mucho por los ilustradores naturalistas, con un grupo de amigas fotografiamos varios libros de botánica de la biblioteca del Gallardo y de la escuela Normal 2, libros muy antiguos, enormes y pesados, con ilustraciones maravillosas. Pero luego de conocer los herbarios me encontré con una puerta nueva a ese mundo que creía anticuado y obsoleto para hacer mis propios dibujos científicos.