Proyecto Prisma, creado por las artistas Malena Solda y Valeria Kovadloff, se vale de la materia sonora para abordar la problemática de género desde múltiples aristas y disciplinas como la literatura o las artes escénicas. La propuesta cruza ficción, performance y sociedad a partir del intercambio de creaciones, textos, traducciones, interpretaciones, reflexiones y experiencias que permiten poner en valor la obra de mujeres. Todos los contenidos son de acceso libre y gratuito a través de la web proyectoprisma.net.

“En septiembre de 2019 empezamos a hablar sobre qué podíamos hacer juntas e inmediatamente surgió la cuestión de la mirada de género porque, de alguna manera, atraviesa todo lo que hacemos o elegimos. A partir de ahí empezamos a pensar una propuesta artística, pero vino la pandemia y nos pareció que lo único que podíamos llevar adelante en este contexto era algo virtual”, cuenta Solda en diálogo con Página/12. Esa fue la semilla que dio origen a Proyecto Prisma. Las condiciones de posibilidad terminaron de modelar las inquietudes de las artistas y así se gestaron tres propuestas: ficciones sonoras, una biblioteca sonora de mujeres y espacios de debate.

Solda viene de las artes escénicas y Kovadloff de la danza, pero ambas tienen experiencia en gestión cultural de proyectos independientes. “Cuando supimos que no era factible el encuentro cuerpo a cuerpo, pensamos que en lugar de recurrir al audiovisual quizás estaba bueno explorar el audio como un descanso de las pantallas. Male hizo un podcast previamente (Fuera de libreto); yo no lo había hecho nunca, pero me empecé a copar con este formato como modo de escucha e incluso de lectura en movimiento. Estar oyendo algo que me interesa mientras salgo a caminar me parece una conjunción fenomenal y me da una concentración mucho mayor que cuando estoy mirando una pantalla”, destaca Kovadloff.

Con la pandemia se amplió la oferta de producciones audiovisuales y sonoras, la ficción se ubicó en un lugar central y apareció la necesidad de cruzar lenguajes y disciplinas diversas para trasladar a entornos virtuales lo que antes se hacía de manera presencial. Proyecto Prisma nació en ese contexto, con el apoyo de la fundación suiza para la cultura Pro Helvetia, la Fundación Jan Michalski y Mecenazgo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Esto habilitó algunos intercambios interesantes entre artistas europeos y sudamericanos.

Para Ficciones Sonoras fueron seleccionadas obras teatrales escritas por mujeres contemporáneas de distintos orígenes y contextos que, de algún modo, problematizaran cuestiones de género. La puesta sonora de estas ficciones está pensada como radioteatro, pero con tecnologías inmersivas y lenguajes contemporáneos que habilitan una reactualización del formato tradicional. El primer lanzamiento fue La mano es un cazador solitario, de la dramaturga suiza Katja Brunner, estrenada en 2019 en el teatro Volksbühne (Berlín) y presentada aquí en 4 episodios sonoros producidos junto al Teatro del Puente (Chile) que estarán disponibles hasta el 20 de junio. En el sitio, además, hay una entrevista de las actrices chilenas a Brunner. La próxima será Yo no soy la hija de Nina Simone –de la suiza Julie Gilbert– que interpretará Solda.

“Nos preguntamos por qué las mujeres escritoras y pensadoras no son parte habitual de nuestro corpus. ¿Por qué las hemos leído tan poco?”. Esa fue la pregunta que inspiró a Gilbert para realizar la instalación performática que Solda y Kovadloff adaptaron al universo digital. La Biblioteca Sonora de las Mujeres es una experiencia que cruza autoras nacionales e internacionales de todos los tiempos con dramaturgas y actrices contemporáneas. En la versión suiza había teléfonos antiguos que el público elegía para tener una “conversación” de cinco minutos con una escritora; la versión argentina reúne los 4 monólogos de la colección original traducidos al castellano (Simone de Beauvoir, Audre Lord, Safo y Sylvia Plath) y suma otros 4 de autoras argentinas (Salvadora Medina Onrubia, Alejandra Pizarnik, Olga Orozco y Hebe Uhart).

“La pauta fue buscar autoras importantes desde el punto de vista literario, pero que también tematizaran la cuestión del feminismo en su obra o que hubiesen tenido algún rol en ese sentido. El objetivo de la biblioteca es difundir algunas de esas autoras que quizá no fueron suficientemente reconocidas”, explican. Cada pieza sonora será interpretada en vivo por actrices argentinas y las citas podrán concertarse en la web desde julio hasta octubre. Pero además de las ficciones y la biblioteca, Proyecto Prisma propone un espacio de debate y reflexión. La primera experiencia fue Crear y desentrañar, un intercambio entre las artistas Maruja Bustamante y Melanie Gruetter Katz (Suiza), moderado por la periodista Silvia Hopenhayn, y enfocado en la escritura y la perspectiva de género. Solda y Kovadloff cuentan que para las próximas charlas pretenden abordar el tema de la traducción y también la percepción de los hombres sobre los movimientos feministas.

Las artistas enumeran algunas autoras que las marcaron –Almudena Grandes, las hermanas Ocampo, Katherine Mansfield, Anaïs Nin, Simone de Beauvoir o Clarice Lispector– y a la hora de pensar la perspectiva de género remarcan su intención de unir militancia feminista y profesión artística: “No queríamos que se convirtiera en una práctica política disociada de nuestra práctica profesional. Cada una venía haciendo sus participaciones a nivel colectivo pero siempre por fuera de la profesión. La posibilidad de contribuir a la visibilización de las mujeres en la cultura, de la problemática de género y del patriarcado con todos sus mandatos fue lo que nos entusiasmó tanto de este proyecto”, sintetizan.