El gobernador Gustavo Sáenz pidió disculpas anoche por las desprolijidades y violaciones a las medidas sanitarias que se produjeron durante los actos por el bicentenario de la muerte del general Martín Miguel de Güemes

“Humildemente quiero pedirle al pueblo salteño, perdón, quiero pedirle al gauchaje, perdón; quiero decirles que tengo el mismo sentimiento que ustedes por lo ocurrido ese día. Quiero pedirles perdón a los médicos, a los policías, al pueblo salteño en general, porque he sentido lo mismo que ustedes. Pero yo tengo la responsabilidad de gobernar", dijo el mandatario en una transmisión minutos después de las 22 desde su perfil de Facebook.

Además, criticó a "sectores políticos", de los que se escindió; también cuestionó a "la grieta", de la que tomó distancia; reinvindicó a les trabajadores que luchan contra la pandemia, hizo invocaciones religiosas, y ratificó que el tradicional desfile de gauchos se hará el 7 de noviembre, fecha en que el héroe libra la batalla de Suipacha, que abrió la ruta al Alto Perú.

"Llevo al frente del gobierno un año y medio y parece que es muchísimo más. A ustedes les consta que desde que asumí no tuve un día de descanso ni de pausa.” Dijo Sáenz. 

Vestido de manera informal, desde su aislamiento por ser contacto estrecho, empezó lamentando que "a veces la política aprovecha" algunas circunstancias para fustigar y enseguida recordó que la situación en la provincia "es difícil".

Recordó que su gestión se inició “con la triste realidad del norte”, en referencia a la muerte de niños y niñas sobre todo indígenas por desnutrición o por causas vinculadas a esta deficiencia. Y luego, dijo el gobernador, sobrevino la pandemia.

“Y quiso Dios, el destino, la providencia, que me toque, en medio de todo esto, celebrar los 200 años de la muerte de nuestro querido general Martín Miguel de Güemes”, agregó. Dijo que sintió por ello "orgullo" pero “también una gran responsabilidad”.

“Mucho se ha dicho en estos días, algunas cosas ciertas, otras no tanto, otras mentiras sobre este tema, sobre lo que sucedió el día de la celebración y la Guardia de las Estrellas (sic). No voy a buscar justificativos y voy a asumir a responsabilidades que tengo porque soy el gobernador de la provincia. Me eligieron para gobernar esta provincia y para tomar decisiones.” Aseguró. 

La medianoche del 16 de junio, durante la visita del presidente Alberto Fernández para participar de la tradicional Guardia bajo las Estrellas, que recuerda la vigilia de los gauchos en torno al lecho de muerte del héroe, hubo dos manifestaciones, de simpatizantes del mandatario y de sectores de la oposición, con una seguidilla de críticas hacia las autoridades que permitieron estas acciones, sobre todo, la llegada de manifestantes al hotel donde se alojaba la comitiva presidencial. 

“Buscar culpables siempre es o más fácil, echarle la culpa al otro", insistió el gobernador. Dijo que escuchó "distintas versiones" y que también vio a "muchísima gente enojada, y con razón", porque "las restricciones son para todos, no hay hijos, no hay entenados. Las restricciones son para todos, y las debemos hacer respetar".

Errores compartidos, muchos

En un discurso en el que buscó asimilarse con la gente de a pie que solo pudo ser espectadora a la distancia de los actos por el bicentenario, el gobernador sostuvo que al salir del hotel donde se alojaba el Presidente, le sucedió "lo mismo que a muchos salteños, o a todos los salteños, sentí impotencia", bronca, por la manifestación, que "alguien la organizó y alguien la autorizó". Dijo que vio manifestaciones de ambos lados de la grieta, cuando "Ninguno de los dos tendría que haber estado",.

Enseguida aseveró que "nunca los manifestantes pisaron el Monumento a Güemes", porque él mismo se encargó de reclamar "a aquellos que tenían la obligación de controlar esta situación" y ordenó que "al Monumento Güemes no podían ingresar, de hecho no podían ingresar al hotel".

En ese punto reconoció que les faltó "logística" y "previsibilidad", que no se dieron cuenta de que la comitiva presidencial tendría que haberse alojado en un lugar más distante del Monumento. 

Fue entonces que involucró la religiosidad, siempre presente en sus expresiones públicas: "Después de esta situación, cuando me tocó llegar al Monumento, con mucha tristeza y dolor también, el mismo que sintieron ustedes, miraba al cielo y pedía a Dios que nos ayude a poder pasar esta pandemia y poder rendirle el homenaje a Güemes como él se merece”, aseguró. Y lamentó que con esto "se opacó todo lo bueno" que pudieron hacer para homenajear a Güemes. 

Aunque afirmó que "hoy los gauchos y gauchas tienen otro traje, hoy los gauchos y gauchas tienen delantales, uniformes, y están al frente de esta batalla que estamos llevando adelante", son los médicos, enfermeros, policías, camioneros, choferes, esenciales que "todos los días exponen su vida para cuidar la nuestra”, personas que "honran todos sus días a Güemes". 

Agregó que “el desfile (con el que los fortines gauchos recuerdan siempre a Güemes) no se suspendió para siempre, el desfile se va a hacer el 7 de noviembre", aniversario de la batalla de Suipacha, de 1810. Entonces se hará el homenaje el héroe gaucho "se merece", pero "hoy el mejor homenaje que podemos hacerle es seguir cuidándonos y seguir vacunándonos. Hay mucha gente que está sufriendo”, sostuvo.

“Hubo errores compartidos, muchos”, agregó antes de reiterar el pedido de disculpas, y pedir que se trate de entender que lleva solo un año y medio de gestión. "Y me hago responsable y hago autocrítica, para muchos es más fácil echarle la culpa a otros. Yo no le voy a echar la culpa a nadie", insistió. 

"Siempre fui independiente"

En uno único momento en que se podría interpretar como un esbozo de confrontación con la Asociación Tradicionalista de Gauchos de Güemes, cuyo presidente, Francisco Aráoz, alentó fervientemente la llegada masiva de gauchos y gauchas para participar de los actos, Sáenz contó que leyó una carta de "alguien" que decía que si Güemes estuviera vivo, lo enviaría a la horca a él y a las autoridades encargadas de la celebración. “No lo conoció al general Martín Miguel de Güemes, un líder político, militar clemente y misericordioso, nunca fusiló ni torturó a sus enemigos", aun estando "en medio de una guerra", afirmó.

“Sí estoy seguro que si el general Güemes viviera miraría con tristeza y dolor el país en el que vivimos. Ese país marcado por la división, por esa grieta que tanto duele y lastima a todos los argentinos", añadió. "Con dolor y tristeza miraría como de a poco vamos destruyendo esa Argentina que nos legaran él, San Martín y Belgrano".Sáenz sostuvo que hay sectores políticos a los que "no les gusta" que no se identifique "de uno u otro lado". "Yo siempre fui independiente. No soy delegado de ningún gobierno nacional. Soy el gobernador de los salteños, y a ellos me debo, no me debo a un partido político ni a otro, porque mi patria chica está primero que cualquier partido político", aseguró enseguida. 

Y recordó que "siempre" que quiere legisladores nacionales "que no representen partidos políticos, sino que representen a la gente, que representen a los salteños, que defiendan los intereses de los salteños". Eso, insistió, "a muchos no les gusta", porque "quieren etiquetarme con unos y con otros, quieren decirme que hay que buscar ese sentido de pertenencia". 

Aseguró que, en cambio, siempre estuvo "en contra de los fundamentalismos, de las intransigencias, la falta de diálogo, la intolerancia, de creerse siempre los dueños de la verdad, de los odios, los resentimientos que no conducen a nada". Por el contrario: "Soy un hombre diálogo, de consenso, de construir puentes, de buscar soluciones", que es lo gente reclama de la clase política, sostuvo. Y advirtió que "hoy la angustia es muy grande", y "la decepción con la clase política es muy grande y con razón, porque seguimos peleándonos por intereses políticos y no por los intereses de la gente”.

Casi sobre el final se dirigióo de nuevo "A los dirigentes políticos, de un lado y del otro": "Nada se construye desde el odio", reconvino. Y los invitó a trabajar "juntos". "Los vuelvo a convocar para que me acompañen, me ayuden". Y cerró con esa frase: "Equivocarse es un defecto de todos, pedir disculpas es una virtud de pocos. Perdón, salteños; perdón, general Martín Miguel de Güemes, gracias por tanto, mi general. Que Dios y el Señor y la Virgen del Milagro bendigan esta tierra y nos den la fortaleza para tomar las decisiones mejores para nuestro pueblo”.