“Es un compendio, una síntesis de un trabajo bastante largo”, dice Leonel Capitano sobre Barricadas. Su nuevo disco es contundente, de música y letras trabajadas de maneras precisas. Con el tango como soporte y fundamento, pero también desde ritmos folklóricos y latinoamericanos. “Grabé muchos discos en vivo, pero lo que quería era un disco donde me tomara el tiempo necesario para ser meticuloso y minucioso, en donde lo dicho esté muy claro”, agrega el músico en diálogo con Rosario/12.

Como Capitano señala, “hay canciones que ya habían sido grabadas en vivo, como ‘Viejo Vila’, ‘Candombe pa’l loco Castro’ y ‘La Fundición Libertad’ (todas en 3D –Epsa, 2018-), pero no estaban como yo quería. Las hicimos de nuevo, con cuerdas y percusión”. Canciones que necesitan, como subraya el músico, un tiempo. Como ejemplo, “‘La Fundición Libertad’ es un tema muy complejo melódicamente, y es una catarata de letra. Cuando vi que quedó de 3 minutos 20, me dije ¡no puede ser! Una aplanadora, de punta a punta. Es el típico tema que tenés que escuchar y después leer. Pero me gustaba esa idea. De igual manera con ‘Opuscantropus’. En ambos casos hay una clara cercanía desde el punto de vista de enemistades políticas y sociales, pero lo que ‘Opuscantropus’ retrata es el resurgimiento de ciertos rasgos de la derecha universal, de ciertas concepciones de un neofascismo, de ese discurso tan territorial que se repite casi como una máxima, carente de contenido, en decenas de países. Hay muchos temas atravesados por un fuerte contenido político, pero no son los únicos”.

En esta variedad aparecen historias, entre las cuales destaca “Adiós Tapera”, con la que el disco abre su andar. Al respecto, Capitano comenta que “está dedicado a la casa de la que me fui; donde también hago un manifiesto político sobre la concepción de la familia, sobre ciertos moldes establecidos. Lo mismo sucede con ‘Luna moscovita’, una zamba que escribí en Moscú, y que ofrece un enamoramiento pero también una mirada hacia ese mundo perdido del campo socialista, con cierta nostalgia, al ver cómo se derrumbó la esperanza de un mundo igualitario y horizontal. También hay muchos personajes, como el Viejo Vila, un tanguero que resistió a la muerte del tango prácticamente durante 20 años, hasta que llegamos nosotros, con una nueva generación. O ‘Padre Joaquín’, un chamamé dedicado al padre Joaquín Nuñez, un luchador social de Villa Banana. ‘La noche que los perros no ladraron’ es un tema en el que trabajé durante seis meses, donde cuento la historia de unos amigos cordobeses que conocí en París, sobre cómo escaparon de un comando de tareas cuando los fueron a buscar a su casa. Decidí llevar esa historia a siete décimas y hacerla en forma de milonga. Me llevó tiempo porque reducir un argumento tan complejo a una estructura tan justa y exacta como la décima, tanto en rima como métricas, fue un desafío”.

La mejor aseveración Capitano la encuentra cuando dice estar “encantado, porque es la primera vez que siento que en un disco di lo máximo. Más aún, cuando lo saqué tuve la sensación de que debería dejar de componer por un tiempo, para estudiar y leer, para abrir nuevos horizontes. Y además, lo hice con los chicos de Escolaso Trío, que son de un gran nivel musical, como lo deja ver la concepción de sus arreglos. Creo que logramos algo muy sólido y es una satisfacción”. Escolaso Trío está conformado por las guitarras de Mariano Mattar, Andrés Guzmán y Damián Cortés. Y el disco suma también la participación invitada de Pablo Juárez (piano), Juancho Perone y Pepe Ordas (percusión), Simón Lagier, Luis Ciliberti, Federico Vivani y Leo Sturan (cuerdas).

Sobre cómo llegar a esas músicas –como la decisión de una milonga o un chamamé–, Capitano describe: “Siento que lo neurálgico en mi creación es lo poético, pero también me gusta presentar ciertas características que han acompañado a estos géneros, para ir rompiendo algunas. He escrito tangos con temáticas que no se habían tratado, rompiéndolo en pedacitos, y con la conciencia muy clara sobre cuál es el eje central que ha dominado la esencia tanguera en sus temáticas. Por ejemplo, cuando me estaba yendo de mi casa y contemplaba lo que iba a perder, no me cabía más que en un tango: ‘se me derrumba la voz mientras me voy alejando, y no queda más que un tango para llevar este adiós’. Pero al hacer ‘Padre Joaquín’, al conocer su manera de hablar y el lugar donde vive, un ámbito donde hay mucha migración interna, con gente del norte que ha venido a ocupar algunos barrios postergados de la ciudad, pensaba que esa historia estaba un poco relacionada con el chamamé. Son escenografías que uno encuentra en la música. Suelo dejarme llevar por mucho de lo que ya hay construido en esos géneros, a nivel estético y ético, pero también rompiendo de a pedacitos. Este disco me dio esta posibilidad, como la de escribir un son cubano, ‘Cayuquero del Yumurí’, dedicado a un canoero del oriente cubano, a quien conocí hace seis años y le había prometido una canción. Muchas veces es más simple de lo que uno cree, y otras veces uno va buscando escenografías o relieves”.

La canción dedicada al canoero integra la película musical Son Tango: entre el sueño y la vigilia, que el músico realizó entre abril y mayo de 2019 junto a Juan Pablo Tabbita y Agustín Guerrero, “el equivalente de Piazzolla en el siglo XXI”. “Se va a estrenar en septiembre y ya tiene invitaciones a festivales en Noruega y Barcelona”, agrega Capitano, quien se prepara también para una gira por Europa. Barricadas no está disponible en las plataformas digitales, pero se puede adquirir previo contacto con el músico, a través de sus redes sociales (Instagram y Facebook).