Octavio Paz -poeta y ensayista mexicano- en su libro El arco y la lira precisa una conjunción: “Amor y poesía”. Señala que en ella late la nostalgia de un estado anterior como condición original de unidad primordial de la que fuimos separados y a la que regresamos -una y otra vez- a lo que fuimos no sin anticipar lo que seremos. Es por ello que cada poema habla de ese amor que no cesa de no escribirse y aunque sufriente o sublime pone en marcha el deseo del sujeto que posibilita que no todo opere bajo la pulsión de muerte.

“Lo poético en sí no existe”, indica Octavio Paz y advierte que la angustia, la exaltación amorosa, la alegría o el entusiasmo, no son estados poéticos en sí. Son situaciones extremas que hacen que “el muerto lenguaje cotidiano” se derrumbe y advengan como soluciones posibles, el silencio o la imagen como creación. Agrega: “Creamos para nombrar lo innombrable y decir lo indecible”, instituir con palabras lo que antes no existía sino como amenaza, vacío y caos. Es por la condición perpetuamente creadora de la poesía con su doble efecto de sentido y de agujero que Miller ubica como insignia del seminario 24 de Lacan que “solo la poesía permite la interpretación”, precisa indicación para una práctica orientada por lo real.

Pablo Carbone, poeta boliviano, nos adelanta en su poema “Poetas del salón o meretrices del verso” que “la poesía es tacto y orificio, estallido brutal, lluvia quejumbrosa; lo demás, es ruido y desfile, hilachas del diván”. En una época deshilachada, de bordes desgastados y de hilos sueltos, en la que el amor se ve afectado en su valor por el discurso capitalista y las neurociencias, acentuando el empuje a velar su imposibilidad de complementariedad, Miller nos convoca a “un esfuerzo de poesía”, a “resistir al imperio masificador de la utilidad directa” y evitar como en el poema citado, “morir del susto, del atragantamiento, de tanto caminar sobre el espejo”.

 

* Miembro de la NEL y la AMP. Anticipos del X ENAPOL - Encuentro Americano de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana.