El nuevo y cuarto disco de COLONIkOCOLOkIO finalmente está disponible y es una gran noticia. Pequeñas Músicas Ocultas ofrece cuatro canciones que significan de manera distintiva en la trayectoria del dúo que integran Eh’Bo y Kolia (Eduardo Bonfatti y Nicolás Cassale). Del habitual sonido electrónico, CKCK salta al formato acústico, junto con un cuarteto de cuerdas y los arreglos de Joel Tortul. Un desafío de resultados cuanto menos –y vale el juego de palabras– preciso y precioso.

“La decisión de encarar el formato acústico surgió de las mismas canciones, canciones viejas, que no habíamos editado. Salvo una de ellas, que tiene una versión electrónica, no las tocamos en vivo, porque si bien siempre nos gustaron nunca encontrábamos la forma de vestirlas y sacarlas a la calle. Las guitarreamos mucho con Nico, pero cuando él empezó a estudiar el contrabajo y a traerlo a las juntadas, paramos la oreja. Entendimos que ahí había algo que se abría. Quedaron también otras canciones a la espera, porque este formato nos da pie para sacar algunas cosas que estaban escondidas. Por eso el título del disco, como un juego entre estas canciones medio escondidas y cierta ironía o sarcasmo sobre la música grande o culta”, explica Eh’Bo (guitarra y voz) Rosario/12.

“No es algo que se haya dado de un momento para el otro, todos los temas tienen un macerado importante. Más allá de ser canciones viejas, lo que habíamos hecho con ellas no tiene nada que ver con lo que se escucha en el disco. Antes de llegar a este concepto y a las cuerdas, primero las despojamos de todo, para tocarlas sólo con guitarra y contrabajo. Fue un proceso de limpiarlas y a partir de ahí volver a construirlas”, completa Kolia (contrabajo).

Para arribar a Pequeñas Músicas Ocultas, la inclusión de Joel Tortul como arreglador de cuerdas fue decisiva, a la par de la música de Simón Lagier y Pablo Galimberti (violines), Milena de Giorgio (viola) y Gonzalo Pombo (violoncello). “A Joel le pasamos criolla, contrabajo y voz. En una de las juntadas le dije que todos los detalles que teníamos él los había respetado. Le prestó atención hasta a las cosas más chiquitas, que uno hace mecánicamente, como un glissando de Nico. Nos decía que en eso consiste su laburo, que lo suyo no estaba en florearse o en sacar a relucir algo, sino en potenciar lo que ya estaba en el contrabajo, la criolla y la voz”, continúa Eh’Bo.

-Una vez recibidos los arreglos, ¿cómo fue el proceso de trabajo?

Eh’Bo: Nosotros lo contactamos a Joel porque nos gusta su forma de tocar, sentimos que es alguien muy apasionado, que se obsesiona, y eso se escucha. Quizás por pensarnos poco instrumentistas, sentíamos que a las canciones no las estábamos pudiendo llevar adelante. Fue por eso que quisimos reemplazar los climas y las texturas que incorporamos con sinte, máquinas de ritmo y samples. Pero las primeras devoluciones de Joel fueron mucho hacia lo melódico. El comienzo no fue fácil, hubo un ida y vuelta.

Kolia: -Fue con “Me late que no” donde notamos más arreglos tangueros, en donde la cuestión no iba tanto por el clima sino que había más contrapuntos, que respondían a la voz.

Eh’Bo: -Pero cuando pasamos a la segunda canción, ahí sí, dijimos: ¡es esto! Y luego todo fue más natural, y empezamos a entender qué estábamos buscando. Él nos dijo que había visto en lo nuestro algo de la música rioplatense; de hecho, uno de los temas termina medio candombeado, si se quiere. Y nosotros nunca habíamos hecho esa escucha ni esa búsqueda.

-Qué desafío, ¿no? Presumo que las certezas estaban en lo que intuían, pero que debían encontrar la manera de llegar a lo que buscaban.

Eh’Bo: -A eso hay que sumarle la importancia de relegar y de confiar. Depositamos la certeza en alguien en quien confiamos, porque nos gusta cómo interpreta y siente la música.

-Lo que sobresale y se ratifica, finalmente, es el entendimiento entre ustedes dos.

Kolia: -Son los años, son las horas y horas de ensayo y de tocar. Si bien el contrabajo no es mi instrumento, lo es el bajo eléctrico, y eso es algo que me daba incertidumbre.

Eh’Bo: -Nosotros jugamos mucho con dinámicas, con intensidades; no tanto desde la verborragia de notas sino con lo que la canción necesita. Creo que es como una especie de sociedad, de pacto y de comunión, que el cambio de formato reafirma. El año pasado sacamos un disco electrónico instrumental (Tablada Hollywood), y ahora estamos acá y seguimos siendo un dúo.

-Pienso también en el riesgo de pasar, por decirlo así, de la “seguridad” del sonido electrónico al del contacto con el instrumento.

Kolia: -Pero ahí es donde estuvo la oreja de Joel. Él dirigió el cuarteto en la grabación, y cuando una nota se iba un poquito de dinámica o de lo que él tenía en mente, lo corregía. La precisión estuvo en otro lado, estuvo todo pensado. No hubo azar. Él no sólo escribió sino que también dirigió.

Seguramente el disco alumbrará más experiencias, así de bellas, y lo también cierto es que “Pequeñas Músicas Ocultas no hubiese sido posible sin el apoyo del INAMU (Instituto Nacional de la Música); hace muchos años que queremos grabar este disco y esperamos a tener el dinero necesario para hacerlo de esta manera, donde poder contratar a un arreglador, pagarle a músicos profesionales y grabar en un estudio. Siempre hemos hecho todo con los recursos que teníamos, pero esto era algo muy nuevo y lo queríamos de esta manera. Sin el INAMU no hubiese sido posible”, concluye Eh’Bo.