Aprendió a nadar antes de saber caminar. Su madre, profesora de educación física e instructora de este deporte, la llevó a la pileta a los pocos meses de vida. Con 16 años salió sexta en 800 metros en el mundial de pileta corta en Canadá. Pero la explosión fue en el mundial juvenil, en agosto de 2017 en Estados Unidos, donde se consagró campeona en 1500 y 800 metros libre y subcampeona en 400. Meses más tarde, fue abanderada en los Suramericanos de la Juventud, donde obtuvo ocho medallas. A los diecisiete años ganó el Olimpia de oro como reconocimiento a la mejor deportista argentina, la misma edad en la que lo recibió Gabriela Sabatini en 1987.

A partir de ese momento, el camino de Pignatiello fue puro crecimiento. En los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Buenos Aires 2018, consiguió dos medallas de plata, pero el mayor impacto que causó la nadadora fue por otro motivo: su abuela había fallecido el día anterior a su ingreso en la Villa Olímpica. “Me obligué a no hacer el duelo hasta que terminé de competir. Para mi fue durísimo. En la premiación, vi un fibrón y se me ocurrió escribir abuela en la mano. No podía parar de llorar”, confesó la atleta en diálogo con Caja Negra, con relación a la imagen que dio vuelta al mundo.


Entonces el duelo vino después y la fondista empezó a trabajar con un psicólogo deportivo, que mantiene hasta hoy, para volver a encontrar su camino. Y de qué manera lo encontró, ya que a los pocos meses, en abril de 2019, logró el primer gran objetivo de su vida adulta en el deporte: obtuvo la marca A en 1500 metros libre para clasificarse a los Juegos Olímpicos de Tokio. En junio en el circuito Mare Nostrum de Francia, la sanisidrense confirmó su participación también en 800 y con récord sudamericano, pero esta vez de una manera muy particular: Delfina siempre escuchaba música previa a la salida para concentrarse, pero aquella vez olvidó sacárselos y nadó toda la serie con los auriculares puestos.

Su carrera siguió en crecimiento y en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 se adueñó de la pileta y se convirtió en triple campeona panamericana en 400, 800 y 1500 metros libre. Todo estaba encaminado para que la máxima esperanza del deporte argentino tuviera un gran desempeño en Tokio 2020, pero al igual que a todos, a Pignatiello la pandemia le cambió la vida, no solo en lo físico sino también en lo emocional. Su frustración fue muy grande cuando se postergaron los Juegos Olímpicos. Estuvo casi cuatro meses sin entrenarse como deportista de alto rendimiento. Lo único que pudo hacer fue atarse con una soga en la pileta de su casa para intentar trabajar en el agua y realizar ejercicios físicos. 

En el medio de la incertidumbre, la nadadora había confesado que la pandemia había afectado su salud mental: “Está la posibilidad de dejar de nadar si esto se extiende por más tiempo”. ¿Cómo afectó esta situación a su rendimiento? En 2019 había logrado su mejor marca de 15:51.68 en 1500 y en los Panamericanos de ese mismo año ganó la prueba con un tiempo de 16:16.54. Debido a las restricciones recién pudo volver al Cenard a fines de junio de 2020 cuando se habilitaron los entrenamientos para los atletas en proceso de clasificación a Tokio. Allí empezó la preparación para el Sudamericano que Argentina ganó después de 55 años en el Parque Roca, donde su marca de 16:25.68, fue considerablemente más baja, después de mucho tiempo sin competición oficial. Desde ese momento y hasta hoy, la fondista se preparó para el debut olímpico.

El lado B de la joya argentina

Pignatiello se convirtió de a poco en una influencer para las nuevas generaciones. Con más de medio millón de seguidores en Instagram, transmisiones por twitch y su canal de You Tube en el que mostró la previa a Tokio, la nadadora genera mucha repercusión entre sus adeptos. Si bien disfruta de ser una referente en este sentido,  sufrió comentarios sexistas agresivos con los que se sintió incómoda cuando realizaba entrenamientos que transmitía en vivo: "Me sexualizaron y no me lo merezco".

En diciembre de 2020, comenzó a ser parte del Stone Movistar Team, el equipo de esports de Diego Schwartzman, como creadora de contenido. Había comenzado a estudiar comunicación, cambió a la carrera de marketing, pero su pasión también es el arte y así lo demuestra en la cuenta @fefixdelfina, donde muestra algunas de sus creaciones.

Carismática, activa y transparente sabe comunicar y llegar a las nuevas audiencias que la siguen en cada emprendimiento que comienza.


¿Cómo sigue en Tokio 2020?

Su rendimiento estuvo lejos de lo esperado en el debut: quedó última en su serie con un tiempo de 16:33.69 en 1500 metros libre, en el puesto 29 entre 33 nadadoras, a varios segundos de su propia marca y casi a un minuto del récord olímpico que logró la multicampeona Kathleen Ledecky. “Superé un montón de barreras, este año maduré muchísimo, crecí en muchos aspectos de mi vida. No me quedo con la carrera de hoy, me quedo con todo lo demás. Se que soy otra atleta ahora y que si no se me dio hoy se me va a dar otro día" afirmó Pignatiello al terminar su prueba.

El jueves la nadadora tendrá su revancha en los 800 metros, en donde intentará mejorar su actuación, pero el objetivo está claro: enfocarse en su crecimiento después de la primera experiencia olímpica, apuntar todo hacia un nuevo ciclo que esta vez durará un año menos y llegar a París 2024 en su máximo esplendor, a sus 24 años.