"Siempre estuve obsesionado con el modo en que suenan las cosas. Esa es la diferencia entre una gran canción y una grabación icónica. El sonido importa". Quien suelta estas frases con total convicción tiene varios pergaminos como para avalar sus palabras, porque lleva algo más de una década como productor estrella en campos tan diversos como el R&B, el pop, el rock, la electrónica, el hip hop y el funk. Mark Ronson, que de él se trata, ha estado detrás de canciones y discos de Amy Winehouse, Bruno Mars, Lady Gaga, Paul McCartney, Miley Cirus, Robbie Williams, Duran Duran, Dua Lipa, Camila Cabello y Queens of the Stone Age, entre otros artistas. 

Las frases del comienzo forman parte de Watch the Sound with Mark Ronson, la serie documental a la que el británico le puso el cuerpo y el sonido, además de producirla, y que se estrenará el viernes 30 por la plataforma Apple TV +. En seis episodios, el mago del estudio aborda seis asuntos clave en la música de las últimas décadas: el autotune, el sampleo, el eco, los sintetizadores, las baterías electrónicas y la distorsión.

"Cuando pensamos en una gran canción, pensamos en el cantante, la guitarra, la batería y el piano, pero más allá de eso está el sonido de la grabación, las herramientas que usamos, la tecnología", le dijo Ronson a Página/12 durante una mesa redonda virtual con medios de América latina. "Eso es lo que hace la diferencia en las grabaciones icónicas. La primera vez que empecé a pensar en el sonido en esos términos fue cuando conocí a Amy Winehouse y le pregunté qué clase de música quería hacer. Ella me dijo 'A mí me gusta esta música que ponían en el pub al que yo iba y que suena así', y me puso grupos vocales femeninos como The Shangri-Las, cosa que yo nunca había escuchado. Jamás había hecho música así antes, pero quería trabajar con ella porque me lo dictaba mi instinto, así que le dije 'Ok, dejame ver cómo hacerlo'. Entonces escuché y me di cuenta de que había determinado eco en la pandereta... Chhhhhz. Por supuesto, lo más importante del álbum Back to Black son la voz de Amy y las canciones, pero el sonido también es parte de ese disco". 

"O la distorsión... Cuando los Kinks entraron por primera vez a un estudio para grabar 'You Really Got Me', rompieron los parlantes para que se escuchara todo distorsionado. Y ese sonido icónico es en lo que pensamos sobre esa canción -continuó Ronson-. Entonces, en Watch the Sound quiero hablar sobre cómo la tecnología y estas cosas influyeron sobre los discos que amamos. Si hacés música, conocés estas cosas y son parte de tu vida, te va a interesar el programa; pero si simplemente amás a la música y no sabés nada sobre la tecnología, esperamos también que te resulte interesante cuando lo veas".

Ronson no está solo en la serie documental, por supuesto: para desarrollar cada temática acerca del cruce entre sonido, música y tecnología, entrevista a artistas como McCartney, Dave Grohl, los Beastie Boys sobrevivientes, Questlove (The Roots), Thurston Moore (ex Sonic Youth), King Princess, Kevin Parker (Tame Impala), Josh Homme (QotSA), Charlie XCX, DJ Premier, Nick Rodhes (Duran Duran), Gary Numan, Jonsi, Angel Olsen o Sean Ono Lennon. "Mark quiere que piense que fue idea mía, pero fue de él", dice el hijo del beatle sobre el experimento de pasar la voz de John a través del autotune. "Es la versión robótica, el futuro", se sorprende el autor de Into the Sun sobre los resultados. Además, en cada episodio Ronson termina utilizando alguno de los aparatos en cuestión para crear una canción nueva en compañía de otros artistas.

Y como la producción no parece estar corta de fondos, el productor y DJ va de Estados Unidos a Japón, y de allí a Inchidown, Escocia, donde acompaña a un ingeniero de sonido cuya empresa se dedica a desarrollar software de reverb. Juntos se meten en unos tanques de aceite abandonados del tamaño de tres catedrales para registrar el eco más largo del mundo y luego convertirlo en un programita para estudio. Hasta a ese efecto que parecería inútil -por lo indomable- Ronson le encuentra la artista adecuada: Diana Gordon "se alimenta del reverb", dice el productor. Y algo parecido descubre con el autotune, porque una generación de cantantes que crecieron escuchando el efecto que debutó en "Believe" de Cher ya lo incorporaron a su propia entonación. 

"Cuando apareció el autotune, a mí no me gustaba, pensaba que era hacer trampa", confesó Ronson durante la mesa redonda. "Me gustaban voces como la de Amy Winehouse o Aretha Franklin, en las que escuchás las notas y no hay nada más. Pero después apareció Kanye West con 808 & Heartbreak, y después Charlie XCX o Travis Scott, gente que es realmente dotada y que usa esta herramienta que llegó para seguir haciendo avanzar a la música. La tecnología y la música hoy en día se hacen avanzar la una a la otra. En ese episodio del programa yo paso de esa sensación inicial cuando apareció esa herramienta a terminar cantando una canción con autotune. T-Pain dice algo muy hermoso en ese episodio: 'Creo que la próxima persona que va a cambiar la música no va a saber tocar la guitarra'. Estas son las herramientas que ayudan a gente que de otro modo no podría expresarse a través de la música".

En el medio, el británico corta parlantes con un cuchillo en busca de distorsión a la Kinks mientras Dave Grohl toca la guitarra, descubre los secretos de temas icónicos de Phil Collins, Duran Duran o los Beastie Boys, y hasta desentraña cuál es la herramienta clave -y tan común que parece mentira- para el sonido de Josh Homme. "Me resulta realmente interesante que alguien como Kevin Parker, de quien sabemos bastante poco... No es que sea reservado, pero sí sucede que se piensa que el sonido de Tame Impala es como magia que sucede en un mundo personal, entonces verlo contar que apretó tal botón en un teclado para el estribillo y así consiguió su sonido me genera mucho entusiasmo y me parece muy especial que devele este secreto. Poder ver el proceso o incluso entender por qué quieren conseguir determinado sonido es lo que tratamos de destapar".

-De todas las historias sobre la creación musical que diste a conocer en la serie, ¿cuál fue la que te impactó más en lo personal?

-No sé cuál tuvo más impacto, pero sí sé que algunas fueron muy excitantes. Por ejemplo, siempre fui muy fan de Questlove y su modo de tocar la batería, y contó que su modo de tocar casi como si fuera una batería electrónica, tan robóticamente -en un sentido positivo-, tenía que ver con que cuando era chico tocaba para la banda de su padre y cada vez que hacía demasiados fills de batería, su padre le sacaba dinero de la paga. Hay muchas historias de ese tipo que aparecieron.

-¿Cómo fue la primera vez que estuviste en un estudio de grabación?

-La primera vez que estuve en un estudio de grabación probablemente haya sido con mi padrastro (el guitarrista Mick Jones), que estaba en la banda Foreigner en los '80. Creo qué él tenía un pequeño estudio en nuestra casa, una especie de estudio casero, y recuerdo entrar ahí y ver el sampler, una grabadora de ocho canales y unos sintetizadores enormes... Yo estaba enloquecido, era como cuando sos chico y querés ser astronauta. Para mí, esto era como el comando de una nave espacial. Recuerdo que me parecía fabuloso y que apretaba esos botones y tocaba los sintetizadores, trataba de aprender cómo funcionaban el sampler o aquellos secuenciadores tan complicados de esa época. Y creo que es por ese motivo que todavía tengo tanto cariño por esa clase de estudios que se ven como en los '80: porque fue la primera vez que vi los estudios de grabación y me enamoré de ellos.

-¿Cuál fue el momento en el que te diste cuenta de que podías lograr grabaciones memorables?

-No lo sé, eso cambia con cada disco... Hice muchos discos desde que empecé hace unos veinte años y muchos de ellos no son memorables, a nadie le importaron... Yo voy al estudio casi todas las mañanas, como quien va a la oficina, enciendo todos los equipos y pienso: "Okey, ¿haré algo bueno hoy?"

-¿Hacer la serie te dio alguna idea sobre cómo será la música en el futuro? 

-Bueno, sólo hay doce notas en la escala y un número limitado de combinaciones de acordes. Hay una famosa frase que dijo Paul McCartney hace décadas: "Para el año 2010, todas las combinaciones de ritmo y melodía posibles ya van a haber sido escritas". Así que hoy la única forma de seguir empujando la música hacia adelante es el sonido, a través de la tecnología y de las cosas que aparecen para modificarlo. Y con respecto a hacia dónde va la música, ojalá lo supiera... ¡así estaría haciendo eso y siendo exitoso! La verdad, no sé hacia dónde va.

-En la serie demostraste en la práctica lo que John Cage había planteado acerca de la imposibilidad del silencio. ¿Cómo imaginás que sería un mundo sin sonido?

-Creo que eso sería algo muy distópico, muy triste para mí. Si me preguntaran si tengo que elegir entre la música o la comunicación verbal, no sabría qué elegir. La expresión a través de la canción, la melodía, el ritmo... creo que eso es lo más importante que tenemos. Así que un mundo sin sonido... creo que no podría vivir en él.

Fue su productor

La lección de Amy Winehouse

"Es probable que la mejor música que yo haya hecho sea la que hicimos con Amy Winehouse y ella fue la que hizo que mi carrera despegara", aseguró Mark Ronson respecto a la cantante británica, de cuya muerte se cumplieron diez años la semana pasada. "Todo se remite a esa música que hicimos juntos: yo no tendría este programa si no fuera por haberme encontrado con Amy Winehouse. Era una cantante y una compositora increíble, muy divertida, encantadora, cool, generosa, cálida... Era una amiga maravillosa". El trabajo de Ronson en el disco Back to Black, efectivamente, sacó del ostracismo al productor -al menos en términos de mainstream-, le permitió llevarse sus primeros premios Grammy y atrajo la atención de otros músicos en busca de un sonido particular.

-¿Cuál fue la mayor lección que recibiste de Amy?

-Que a ella no le gustaba nada en la música que no fuera auténtico. Si se sentía falso, ella podía darse cuenta a doscientos kilómetros. Antes de conocer a Amy yo no tenía mucho éxito, y quizás era porque quería tanto tenerlo que incluso podía llegar a comprometer mi música y mi arte para lograrlo. Y ahora cada vez que estoy en el estudio haciendo algo que no suena auténtico, escucho la voz de Amy diciéndome "Vos sabés que eso es una mierda, Mark". Y entonces es tiempo de pasar a otra cosa.