La mirada de melodía afilada, que dice mientras canta, vive compartida entre Analía Camiletti y Fabricio Breventano en Linya, el disco que sale al ruedo hoy por el Canal de YouTube de la música. Ella, rosarina y violinista; él, guitarrero y uruguayo. Las músicas respectivas les hicieron coincidir. “Nos encontramos tocando, hace un par de años. El ir conociéndonos humanamente, como personas y músicos, nos hizo encontrar sonoridades que nos encantaban; a partir de ahí, fue sumarnos uno a la canción del otro”, explica Analía Camiletti a Rosario/12.

Tango, vals, milonga y bolero. Linya camina en músicas de una calle compartida, en donde las voces de sus intérpretes se alternan amorosas y filosas. “Empezó todo en Uruguay”, dice Breventano. Y agrega: “Fue cuando le dije ¡venite! Nos encontramos allá y empezamos a armar canciones con una sonoridad de madera, con el violín y las guitarras. Al año y medio hicimos la Sala Zitarrosa, donde los invité a ella y a Marco Bortolotti a tocar, y luego con Ani nos fuimos de gira por Latinoamérica”.

Camiletti: -Ese es otro de los momentos de este encuentro, que hoy nos trae al disco, porque todo ese viaje nos hizo sacar canciones mías, suyas, y de amigos. Creo que el viajar te da también esa posibilidad y tal vez sea más fácil animarse cuando se está fuera de la ciudad, así que me dije ¡probemos nuestras canciones!, y notamos una muy linda recepción. El viaje nos dio eso. Hubo gente agradecida, que le gustaba y se emocionaba. Pasaban cosas con esas canciones. Ahí empezamos a vislumbrar un valor, y la pandemia fue como el detonar de un montón de cosas. Esto es anecdótico, pero un domingo amanecimos llorando sin saber por qué. Nos dijimos: ¿qué hacemos? Teníamos estas canciones y veníamos grabando maquetas, así que elegimos ir para adelante. Fue prendernos a algo vital, al disco, a un fuego que nos daba vida.

Breventano: -El rubro nuestro fue uno de los que nunca arrancó, y estábamos haciendo muchas maquetas en casa. En un tiro agarro y le digo, ¿te parece si a este tema lo mando para Ibermúsicas? Mandamos una de las maquetas, que era muy casera, pero ganamos un premio, un dinero, y eso nos dio confianza (“La del 20” resultó obra ganadora del VII premio Ibermúsicas Creación de Canciones 2020). Si las canciones están buenas, ¿qué hacemos con esa guita? Así fue que decidimos grabar el disco, y juntar a una barra de músicos de Rosario para grabarlo.

Camiletti: -Hay amigas, amigos, gente que conozco de toda la vida, querida y admirada.

Grabado en Estudios Penny Lane, la barra de Linya la integran Marco Bortolotti, Sebastián Teglia, Briseida Alejo Ortega, Lucía Coggiola, Sebastián Gonzalez, Julián Cicerchia, Lucía “La Negra” Cerfoglio, Carolina Ciani, Walter Pinto y el sexteto “...esa diablura”. Además, “La del 20” no es la única canción premiada: “Milonga para Clint Eastwood” fue galardonada por los Premios Nacionales de Música 2020 del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay.

“Yo vivía en Montevideo, que es bastante parecida a Rosario, y cuando laburo voy a tocar los tangos o las canciones que tengo que tocar, haciendo el mango. Pero al estar afuera uno se anima. De pronto, estás haciendo las canciones de un amigo tuyo. Estás a 7 mil kilómetros pero es como que el loco está ahí, con la gente”, señala Breventano.

Camiletti: -La gente se ríe y se conmueve, es muy fuerte. Algo tiene que ver con la desnudez que da hacer canciones propias, no sé por qué, pero es más fácil desnudarnos en un lugar que no sea la propia ciudad. Hay algo raro en esto pero lo sentí así.

Las procedencias musicales de Camiletti y Breventano son diferentes, y tal vez por eso, coincidentes. Como dice el músico uruguayo, “hay un germen muy lindo, porque yo vengo de la guitarra, de la escuela de haber aprendido con los viejos que tocaban con Zitarrosa. Hubo una transmisión oral de un sonido, pero no tenía la experiencia de grabar como lo hice en este disco, con piano, violín, bandoneón, con instrumentos de una sonoridad más de orquesta. Conocerla a ella me metió en ese mundo y es una locura. Hacer un disco así fue un aprendizaje, también por atreverme a usar otras sonoridades en las canciones, cuando antes era ¡vamos con la guitarra de palo!, pero esto ahora se amplió”.

-Desde otra perspectiva, estimo que algo similar te ocurrió también a vos.

Camiletti: -Algo que me alucina de este proceso de encuentro de música, es que el violín pasó a estar en otro lugar de los que ocupaba, sea en orquesta o grupos donde toqué. Acá, todos los temas tienen letras y el violín cumple otro rol. Es un aprendizaje hermosísimo y un descubrimiento, porque me demandó un movimiento y eso ya me enriqueció.

-Lo que se suma a la música ciudadana, que los hermana aún más.

Breventano: -Es música de puerto, ¿no? Por lo general, el protagonismo siempre se lo llevan las ciudades más grandes, pero muchos grandes tangueros salieron de Rosario y de Uruguay. De lo que me doy cuenta es que hay una sonoridad muy particular en las dos ciudades. Si bien el tango es uno solo, las sonoridades de Rosario y Montevideo no son iguales. Este disco tiene de las dos: el sonido de la guitarra de Montevideo, con los pibes, y la cosa ñoña del arreglo que tiene Rosario, que está buenísimo.

Camiletti: -Es una mixtura.

Breventano: -Al menos es eso lo que nos propusimos: compartir sonoridades y lograr una propia. La mitad son canciones mías, la otra de ella; a excepción de “Roquestar”, de Álvaro Ubiría.