El viernes, a partir de las 15, iniciando la segunda exposición del ciclo Presente Continuo, el artista cordobés Lucas Di Pascuale viene a construir en forma colectiva, con quienes deseen participar, su instalación titulada López: un cartel en varillas de madera de pino que se carga de múltiples sentidos en relación con el testigo clave Julio López, y que irá recorriendo diversos espacios institucionales de la ciudad. López desapareció por segunda vez en La Plata en 2006, a 30 años de su secuestro y cuando estaba por declarar en el juicio.

"Pensé incorporar esta obra en febrero", contó ayer a Rosario/12 el curador del ciclo, el artista plástico y escritor Hernán Camoletto. "Con el 2x1 para los represores y el debate de la última semana, su sentido se resignifica. López podría ser cualquiera en el Estado actual, López termina siendo una alegoría de cualquier persona desaparecida en una democracia", reflexionó el curador. Camoletto participará esa misma tarde del viernes, a las 19, en el auditorio del Museo de la Memoria (Córdoba y Moreno), en un conversatorio sobre arte y política con el artista, con el público y con Nancy Rojas, autora de un potente texto que acompañará la obra en sus siete ubicaciones. La pregunta que convoca al diálogo es: ¿qué hacer? Camoletto espera que este sea "un encuentro asambleario" donde responder "qué hacer como pueblo, colectivamente, entre todos, ante esta agresión del Estado".

Con sede en el Museo de la Memoria, Presente Continuo es un ciclo de siete muestras que funcionan de modo coral y abordan temas como memoria, identidad, experiencia subjetiva y experiencia social. Luego del emplazamiento en el Macro este viernes, la primera de seis réplicas del cartel López, con el texto de Rojas, se inaugurará en el Museo de la Memoria (Córdoba y Moreno) el jueves 18 de mayo, en el Día Internacional de los Museos, que este año tiene por eje la relación del museo con lo innominable. "Como un terremoto, las seis réplicas tienen como epicentro al Museo de la Memoria", dijo el curador. Allí la instalación coexistirá con otra: Un cuento para leer de pie, de Gabriela Rodi, que con un texto de la escritora y compositora Rosario Bléfari fue la primera inauguración del ciclo, y se podrá ver hasta mediados de mayo.

Además, el 22 de mayo se inaugura en el Museo de la Memoria una muestra de Silvia Gurfein; el 23, se instalará otro cartel López en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR (Riobamba 250 bis). El viernes 2 de junio se replicará en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (San Martín 1080) y al día siguiente se armará en el Centro Cultural Cine Lumière (Vélez Sarsfield 1027), replicándose luego a dos lugares más: CMD Sudoeste y el Complejo Astronómico Municipal, con fechas todavía por confirmar.

Lucas Di Pascuale (Córdoba, 1968) escribió en su proyecto que la pregunta que le interesa es "¿por qué habrán escrito López?" Camoletto señala el valor estético y social de la disolución del poder del autor en este proyecto artístico y político reproducible, de código abierto: "No es una pieza de autor como habitualmente la encontramos en el arte; él hace esta pieza y la libera, abre el juego. Lucas envía el instructivo para armar el cartel, sube el instructivo a su página, y cualquiera que necesite un López puede hacerlo; la pieza es de uso a demanda, y no necesita ser de un material determinado", se entusiasma.

"Para concretar los carteles invito a colegas, amigos y familiares. También aquí aparece la estructura que sostiene la palabra: así como hay una estructura de maderas está la estructura familiar y social", anticipa Di Pascuale sobre esta obra que viene instalando en los techos de diversos espacios públicos del país y del mundo desde 2007, y cuya materialidad constitutiva es la del tejido social. Una sociedad que parece haber olvidado quién es Julio López; una sociedad que una vez más, como en 1976, corre el peligro de desintegrarse bajo el embate de la ofensiva estatal contra el pueblo, ¿puede ser vuelta a tramar con los finos hilos del tapiz del arte?

Para Camoletto, López "es una pieza discursiva, no una obra objetual sino conceptual. El cartel interpela con una pregunta, y en el encuentro con un obstáculo abre la posibilidad de detenerse a reflexionar. El texto de Nancy es un manifiesto". Allí, Rojas recupera una consigna de los años '60: "Siempre es tiempo de no ser cómplices".