Caída la noche, y con el lugar ya colmado, comienzan a sonar los acordes de una canción que La Renga estila usar para abrir sus conciertos: “Panic show”. La gente se estremece y algunos corean la letra mientras el protagonista del evento se acerca al escenario luciendo una campera de cuero. Pareciera que estamos narrando un recital del grupo formado en el barrio Mataderos. Pero no: se trató del acto de cierre de campaña que el autoproclamado libertario Javier Milei realizó el domingo en Parque Lezama.

No es la primera vez que este extraño adalid de la antipolítica usa el mismo tema de La Renga con fines --curiosamente-- políticos: ya lo había hecho el mes anterior en los bosques de Palermo, cuando dio inicio formal a su raid preelectoral. Apenas una contradicción más en el inventario de alguien que las viene acumulando mucho antes de tomar notoriedad pública con sus discursos extravagantes: la semana pasada se supo que Milei había trabajado como asesor del genocida tucumano Antonio Bussi cuando fue electo diputado de la Nación. Se ve que en aquellos tiempos aún no creía que la dirigencia política a la que entonces reportaba era “una casta de mierda, chorra, parasitaria e inútil”, tal como barruntó el domingo. El defensor de las libertades individuales parece concederse una particular para él mismo: la de construir su relato obviando discrecionalmente algunos antecedentes poco honrosos.

En las redes 

Lo cierto es que el episodio alcanzó fuerte resonancia en las redes sociales durante todo el día de hoy, convirtiendo a Javier Milei, La Renga y al cantante Chizzo Nápoli en tendencias de Twitter. Por supuesto, las posiciones fueron encontradas. Es que, mientras los acólitos del antipolítico que quiere ser político celebraban la “ocurrencia”, los seguidores de la banda lo fustigaban por el mismo motivo. Y, a la vez, señalaban un detalle insoslayable: la ética y la poética del grupo está en las antípodas de lo que Milei dice representar (y también de lo que no dice, pero igual encarna).

Como si esto fuera poco, “Panic show” (grabada por La Renga en el disco “La esquina del infinito”, publicado en el aciago 2000) pretendió reflejar la voracidad represiva con la que el entonces gobierno de Fernando de la Rúa aplastaba cada protesta social, en una escalada que condujo hacia los trágicos episodios de diciembre de 2001. Veinte años después, el precandidato toma esa letra por propia, casi como si fuera un manifiesto. Solo que, en su caso, decidió invertir los roles: si el Chizzo personificaba de manera crítica aquella bestia que rugía en medio de la avenida mientras todos corrían sin entender a plena luz del día, Milei invierte la polaridad del significado para representar a ese tirano que exige a las víctimas desnudarse y enfrentarse a sus dientes. “Soy el rey y te destrozaré. Todos los cómplices son de mi apetito”, reza una de las líneas más recordadas.

La inversión del Panic Show

Coherente con la provocación que es parte de su modus operandi, Milei utilizó la canción para darle significado positivo a una letra que no hace otra cosa que denunciar y criticar esas conductas opresivas que el precandidato valora. Y no solo eso: echó mano a “Panic show” en varias ocasiones (alguna vez la cantó a capella en un programa televisivo ante el festejo de su conductor) sin pedir permiso ni tampoco notificar a la banda, algo que es costumbre y, por otro lado, moralmente obligatorio. Es curioso: en el mismo acto donde dijo que “jamás iré contra la propiedad privada”, Milei vulneró la del grupo, ya que sus canciones están registradas y pertenecen al registro intelectual de Nápoli, autor y compositor.

A La Renga no le cayó nada simpática esta gaffe que despojó al tema de su espíritu original para convertirlo en banda de sonido de ideas exactamente opuestas. Un ejemplo claro se imbrinca en la alocución previa de Carlos Maslatón, quien se refirió al Che Guevara como un “criminal de lesa humanidad” y aseguró que “cuando estemos en el gobierno, vamos a quitar toda clase de apología y estatua, y lo vamos a poner en la misma categoría del nazismo y el fascismo”. ¿Sabrán Milei y todos los que festejaron esa canción que La Renga se inspiró en el Che para hacer otra llamada “El hombre de la estrella”? La batalla cultural que ese espacio asegura dar parece estar definida más por la primera palabra de dicho enunciado que por la segunda.

Así las cosas, el grupo se tomó unas horas para analizar lo sucedido, mientras se sumaba la indignación al ver videos de gente amontonada sin barbijo ni protocolos en el acto. Una ironía despiadada: desde la pandemia, La Renga no tocó esa y otras canciones en vivo justamente para preservar la salud de su público. Querían dejar sentada su posición pero sin darle entidad a Milei y su espacio, ya que sospechan que la provocación buscaba ese fin.

Finalmente, en la tarde del lunes la banda publicó en sus redes un escueto pero concreto comunicado: “Quien quiera es libre de escuchar, cantar, bailar y poguear canciones de La Renga. Lo que está mal, legal y moralmente, es tomarse la libertad de usar esas canciones para una campaña política y (en) beneficio propio. Un seguidor de nuestra banda jamás haría eso”. Y concluye: “Entre nosotros existen lazos y sentimientos, no queremos tener un disfrazado de amigo hablando de la libertad”.