Más de 400 mil extranjeros residentes en la Ciudad de Buenos Aires podrán votar por primera vez en estas elecciones legislativas; casi 20 veces más que dos años atrás. El aumento en el padrón electoral corresponde a la implementación total del nuevo Código Electoral porteño. ¿Cómo podría afectar este nuevo escenario al resultado electoral en el bastión del PRO? Página/12 dialogó con especialistas.

El crecimiento no puede pasar desapercibido. De 21 mil electores extranjeros que estuvieron en condiciones de votar durante las elecciones generales del 2019, los comicios de este años cuentan con un padrón de 417 mil personas habilitadas para hacerlo. Esto también supondrá la disposición de unas 1100 mesas para la votación de migrantes --en casi 350 establecimientos--, a diferencia de las elecciones anteriores, donde fueron tan solo 50 los espacios en las 15 escuelas designadas para ello.

La explicación radica en la entrada en vigencia de la totalidad del Código Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, que fue sancionado por la Legislatura porteña en 2018, pero que recién este año contará con la aplicación efectiva de todos sus artículos. Entre ellos, se encuentra la implementación del empadronamiento automático para los extranjeros que cumplen las condiciones requeridas: ser mayor de 16 años, residente permanente, poseer DNI Extranjero, contar con domicilio real en la Ciudad y no estar encuadrado en ninguna de las inhabilidades que establece la normativa.

“Fue una lucha que se dio en conjunto con legisladores del Frente de Todos y las distintas colectividades migrantes”, contó Magdalena Tiesso, titular del Programa de Derechos Electorales de Extranjeros dela Ciudad de la Defensoría del Pueblo y precandidata a legisladora porteña. “Es fundamental que ahora las personas migrantes puedan ejercer su derecho al voto, elegir quien quieren que los represente en la ciudad en la que eligieron vivir”, añadió, en diálogo con Página/12.

Anteriormente, los extranjeros residentes en el distrito porteño debían inscribirse voluntariamente en un Registro de Electores Extranjeros creado en la órbita del Tribunal Superior de Justicia. Esto es así --con mínimas diferencias según las jurisdicción-- en casi todas las provincias del país, con la excepción de Buenos Aires, donde el empadronamiento también es automático (y se incrementó un 24,5 por ciento respecto del 2019); y Formosa, donde las y los migrantes residentes no pueden ejercer el derecho al voto.

Cuando el empadronamiento era voluntario, era un trámite engorroso y sólo había 20 mil personas empadronadas, un número que estaba muy lejos del total de población migrante que hay en la Ciudad, que representa un 13 por ciento del total de la población del distrito”, explicó Tiesso. El desaliento a la participación también puede verse en las estadísticas recopiladas por la Defensoría del Pueblo porteña, si bien hay cierto crecimiento gradual: en las elecciones del 2013, de 12.189 inscriptos para votar, solo se presentó el 21,24 por ciento; en el 2015, de 14.211 anotados, votó efectivamente el 37 por ciento; el nivel de participación volvió a bajar en el 2017, con un 24,14 por ciento de los 16.422 extranjeros registrados; y, finalmente en el 2019, la elección alcanzó el récord histórico de 20.857 inscriptos y 8.965 votos --el 42,98 por ciento.

Con la entrada en vigencia de los artículos que establecen los mecanismos para la votación de extranjeras residentes y el cambio de esquema, se espera que la participación crezca marcadamente. “Se está haciendo una campaña muy grande por parte de la Defensoría del Pueblo, que viene trabajando con este tema desde hace. También hay mucho énfasis puesto en la militancia territorial y de las distintas organizaciones de las colectividades”, destacó la titular del programa de Derechos Electorales Extranjeros, y señaló que encontraron personas “que hace 20 o 30 años que están viviendo en la Ciudad y no estaban enterados de que podían votar”.

En cuanto a la participación, el doctor en Ciencias Políticas, Julio Burdman indicó que "los extranjeros en Argentina tienen mucha menos vocación electoral de lo que suponen los que generan leyes”. Esto puede notarse --explicó-- en los niveles de voto en los consulados durante procesos electorales en sus países de origen. Así mismo, consideró la obligatoriedad del voto como un factor influyente: “Es una experiencia nueva, pero tenemos estas estadísticas y lo que podemos intuir es que el nivel de concurrencia fue bajo cuando sentían que no era mandatorio ir a votar. Habría que ver cómo interpretan los extranjeros el empadronamiento automático”.

El impacto en los resultados electorales de cara a las primarias del 12 de septiembre todavía no puede anticiparse con claridad. “No hay un estudio reciente y bien hecho sobre los efectos electorales de la nacionalización o, en este caso, la residencia permanente”, señaló el politólogo.

De forma más convencida, Tiesso apuntó a que “este caudal de personas migrantes empadronadas va a modificar la elección de la Ciudad, porque en el caso de que voten los más de 400 mil migrantes, pueden incidir sobre tres o cuatro bancas en la Legislatura”.

Frente a la pregunta sobre si la misma sanción del Código Electoral --un proyecto presentado por la entonces legisladora y actual diputada nacional del Frente de Todos, Paula Penacca-- podía influir en los resultados electorales, Burdman reflexionó: “Habrá que tener en cuenta si estas personas, se consideran beneficiadas por gestiones del Gobierno de la Ciudad". En ese sentido, Tiesso aseguró que "es un voto que está destinado al Frente de Todos”. Al respecto, explicó que “en las últimas elecciones, del 66 por ciento del padrón que votó en el 2019 acompañó con su voto al Frente de Todos". Y añadió: "Acompañan con su voto a aquellos legisladores y legisladoras que impulsan leyes que amplían derechos, que no los marginalizan, los discriminan, ni tienen una mirada xenófoba como sí tiene el PRO”.

Informe: Sofía Moure