Volver al espacio público “con alegría y organización” porque “sin encuentro no hay posibilidad de nada”. Esto proponen los organizadores de la 1ª Feria del Libro de Flores, que se realizará el sábado 18 en la Feria de Artigas (Morón y Artigas), gratis, de 12 a 20 horas. En la calle se desplegarán los proyectos comunitarios de editoriales, artesanías, indumentaria y gastronomía. El ecosistema autogestivo está más vivo que nunca y se podrá comprobar en los ensayos, cuentos, novelas, poesía y fanzines de los catálogos de las editoriales participantes: Alcohol y fotocopias, Ambulantes, Archivida, Astier, Azogue Libros, Bajo Tierra, Cactus, Caja Negra, Casagrande editorial, Cascada de Letras, CFP 24 Ediciones, Corazón de Perro, Crisis, Cuenco de Plata, Chirimbote, Del Inquisidor, Del Signo, Document/a Escénica, Ediciones del Dock, Editorial Clara Beter, El Colectivo, Estudio Mafia, Futurock, Ediciones Godot, Gourmet musical, Gualambao y Hekht, entre muchas otras.

La 1ª Feria del Libro de Flores –organizada por Tinta Limón, La Periférica, Centro de Formación Profesional 24 y Feria de Artigas- también tendrá una programación cultural en la que se destacan la presentación de dos libros: ¿Quién le debe a quién? Ensayos transnacionales de desobediencia financiera (Tinta Limón-FRL), con Verónica Gago y Luci Cavallero, a las 16 horas; y El fetichismo de la marginalidad (Sudestada), de César González, a las 17.50. “Las editoriales que participan de esta primera feria son, en cierto sentido, hijas del 2001", dice Andrés Bracony, del colectivo editorial Tinta Limón. "La crisis y la autogestión están en su génesis: desde la FLIA a los stands colectivos en la Feria del Libro de Buenos Aires; o a la creación de distribuidoras asociativas. Se puede reconocer ahí una historia común de proyectos que hoy detentan catálogos consolidados. Las editoriales independientes y alternativas tienen la capacidad de producir, no sólo los libros, sino también el conjunto de redes que hacen posible la escritura, la conversación, la lectura”.

Diego Picotto, integrante también del colectivo Tinta Limón, advierte sobre “las políticas privatistas y ordenancistas” que predominan en la ciudad. “Privatistas, porque capturan la forma feria y la devuelven como negocio de un puñado de empresas, a partir del montaje de escenografías súper frígidas. Ordenancistas, porque desde mucho antes de la pandemia, lo que predomina es el protocolo”, aclara Picotto y precisa que una escuela o un club que quiere hacer algo en el espacio público “deben someterse” a una serie de gastos, permisos y prescripciones que solo el mismo Estado, o productoras asociadas, pueden satisfacer. “La complejidad de la matriz autoorganizativa de la feria, por un lado, y las políticas de orden y exclusión impulsadas por la ciudad, por el otro, retrasaron la reactivación de las ferias. Pero están volviendo”.