“¿Cómo decir, oh sueño, tu silencio en voces?”, se preguntaba el mexicano Octavio Paz. A la manera de la bitácora de una recién despierta, en Adentro está nuestra nave, de Analía Giordanino (Santa Fe, 1974), se arriesgan respuestas y, en especial, preguntas inesperadas que pueden cambiar el rumbo de la realidad: las palabras se mueven y toman la forma de pájaros, genealogías, difuntos y secretos. 

“Mis sueños se abren como libros, / observo cómo se arrima un decir al otro”, se lee en “La lectora de sueños”. La escritura –como en un sueño- se vuelve imagen y el cuerpo flota en una zona intermedia para darle letra antes de deshacerse. Como suele ocurrir en los textos de la autora, escenas y ambientes familiares se convierten, súbitamente, en episodios y cauces de una imaginación a la vez fantástica, sensual y cómica. “Esto no da para más, pienso. Me niego: / mi madre muerta y yo que estoy viva / ¿qué hace Keanu vestido así como John Wick / con ese sobretodo y dos chalinas, en verano?”. La escritura de Giordanino avanza por atajos que desembocan en sorpresas, mientras una música perturbadora, disfrazada de inocencia, escolta el pasaje de una región a otra.

El libro reúne poemas escritos entre 2019 y 2021. “En pandemia hubo más desorden: los sueños florecieron –cuenta la autora-. Y eran tantos y de lenguas tan invasivas que un modo de lidiar con eso fue ir llevándolos a la lengua de la realidad. Tengo libretas escritas a mano que van mutando de objetivo, temas o formatos: un cuaderno de embarazo, otro de sueños, otro de mis clases. En algún momento se mezclaron, agarraba lo que encontraba a mano con el nacimiento de mi hijo. El riesgo era no escribir. Ante ese riesgo, preferí la mezcla. No quería traducir ni interpretar sueños. Me gustaba más trabajarlos como lectora porque podía darles la forma que quería sin prejuicios, incluso sobrescribirlos con elementos de la vigilia, como el despertar”. Esto se advierte en el primer poema-sueño (donde aparece Keanu Reeves): “Me despierto y escribo, porque / un mandato como este / una promesa así, / no debe desoírse”.

“Lo que el sueño puede hacer es inmenso –escribió la francesa Anne Dufourmantelle-. Reparar rememorar, profetizar, escuchar, poner en guardia, aterrorizar, apaciguar, revelar, liberar”. Adentro está nuestra nave agrega más funciones al menú: divertir, viajar, dejar de ser humano e incluso cumplir sueños dentro del sueño, como pasa con el poema activista y ecológico “Escape de la fábrica de cerdos”: “A lo lejos veo el bosque. / Me dicen: no lo hagas. / Yo hago caso omiso, / me deslizo, me deslizo /como surfer hasta el piso”. En otros, la soñante y sus amigas se van de fiesta al Morocco con Fabi Cantilo (¡en un Rolls Royce!), huye de hampones, da clases de escritura creativa con David Bowie o tironea del brazo de su abuela, recostada en un charco. Del sueño en ocasiones solo se rescata un sentimiento de complicidad con el trasmundo: “Evoco ese campo flotante / varias veces en el día /y me siento amada / por los muertos, sí”.

La autora publicó los libros de narrativa Fantasmas, la premiada nouvelle La Ripley y Los impuros. “Narración y poesía en mi obra son ritmos diferentes que elijo para decir algunas cosas que tengo planeadas, otras que no, que salen porque voy probando –señala-. Los dos géneros me sirven para decir cosas que no podría decir en la cotidianidad. Hablando de lenguas, sería eso: un modo de hablar que elijo para imaginar, para recordar, para secretear, develar. La literalidad me cuesta. Me adapto, pero me cuesta”.

El nuevo libro de Giordanino fue publicado por el sello entrerriano Azogue, que dirige el artista, docente y escritor Lucas Mercado. “Con una mirada concreta sobre qué es una obra, me ayudó a entender que tenía una en este libro, porque pensar que los sueños pueden ser poemas es un trabajo arduo”. El arte de tapa estuvo a cargo de la santafesina Cecilia Sosa, que, como la escritora santafesina, también trabaja con la materia prima de los sueños.

Adentro suena nuestra nave

Analía Giordanino

Azogue