La Universidad Nacional de Cuyo organizó a comienzos de octubre la tercera edición de su Modelo Universitario de Naciones Unidas. En este juego de roles, los estudiantes de distintas disciplinas eligieron un país para representar, discutieron y construyeron acuerdos a fin de alcanzar soluciones consensuadas a problemáticas globales y locales.

Si bien las simulaciones de Naciones Unidas son un práctica común en Argentina y el mundo, tanto a nivel secundario como universitario, el modelo diseñado por la Universidad Nacional de Cuyo cuenta con al menos tres peculiaridades que lo convierten en una herramienta efectiva para la formación de competencias blandas, potencialmente replicable a otras universidades.

Por un lado, al ser la propia universidad la responsable del diseño del modelo, las discusiones no se agotan en problemáticas globales, sino que se conectan con realidades locales concretas. Esta vinculación deliberada entre lo local y lo global es fundamental para el abordaje de problemáticas complejas, propias de una era de globalización digital cambiante. El caso del calentamiento global es tal vez el ejemplo más nítido, en el que las acciones a nivel local son imprescindibles para un abordaje integral y para asegurar un cambio a nivel global.

El segundo elemento que define este modelo tiene que ver con el proceso de capacitación previo, en el que centros de estudios y de investigación de la propia Universidad prepararon a los y las participantes para el encuentro con hasta tres meses de anticipación. Estas formaciones no se encuentran sujetas a los a veces rígidos programas curriculares, creando una plataforma de discusión libre, donde se enriquecen los estudiantes, pero también los académicos e investigadores que forman parte de los centros especializados.

La tercera dimensión clave del modelo organizado por la UNCUYO tiene que ver con la inclusión de un órgano donde las discusiones debieron desarrollarse plenamente en inglés. Este formato constituye una novedad en los modelos realizados en Argentina y permite a los y las estudiantes implementar sus competencias lingüísticas en el más alto nivel. Este ejercicio obliga a las y los participantes a transitar todas las capacitaciones en inglés, cambiando el eje de la formación en idiomas: no se aprende la competencia como un fin en sí mismo, sino que las competencias son una herramienta para mejorar la calidad de la discusión.

La propuesta de la Universidad Nacional de Cuyo en este campo resulta una innovación para las universidades en Argentina y contribuye a un proceso de transición de la educación superior hacia las competencias lingüísticas y multiculturales. Durante los tres días del modelo, y al igual que en ediciones anteriores, se respiró un gran entusiasmo, compromiso y respeto. Las y los estudiantes demostraron haber estudiado y comprendido las realidades nacionales, con sus historias y sus culturas. Se presenciaron debates intensos, que comenzaron con posiciones casi antagónicas pero luego conciliadas producto del diálogo y la construcción colectiva.

El potencial de las competencias blandas, lingüísticas y multiculturales para elevar la calidad de los programas educativos y de la educación superior en su conjunto es hoy significativo y su valor aumenta aún más en la búsqueda por mejorar las condiciones de empleabilidad de las y los estudiantes en Argentina. La formación en competencias es una necesidad contemporánea que las universidades deben conducir para el desarrollo integral.

*Secretaria de Investigación, Internacionales y Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO).

**Coordinador de Relaciones Internacionales de la UNCUYO.