"Ivrea es el Real Madrid, el que más Champions ganó", sacude rápidamente el periodista y youtuber Leonel Rodríguez a la hora de identificar la editorial de manga más importante del país: el sello del recordado Leandro Oberto, primer conductor de El Club del Anime y director de la Revista Lazer, entre otros hits nerdísticos. Por caso, el libro La historia del Manga en Argentina, de Rodríguez, comprime algunas de las anécdotas más curiosas, secretas y hasta chismosas de los sinuosos caireles de la edición de historietas japonesas en nuestras pampas.

En el ambiente lo conocen como "el Rial del Manga" y a él parece no desagradarle tanto el mote: "Siempre me gustó el chimento", sostiene Rodríguez. Y en su libro, que se emplaza como una especie de Hollywood Babylon de Kenneth Anger pero otaku, se develan secretos y tensiones de editoriales como Ivrea, Panini, Ovni Press, Larp o Deux, entre otras.

En ese entramado de grandes batallas históricas, Rodríguez identifica dos. "Una es la de Larp e Ivrea, en la que Oberto acusó a los de Larp de mostrarles a los japoneses de Editorial Shūeisha una Revista Lazer; y ahí los japoneses los amenazaron con no trabajar más con ellos porque querían que les pagasen derecho de autor por las imágenes que usaban en la revista. Supuestamente ese fue el fin de Lazer. ¿Es verdad? ¿Es mentira? Hay que ver a quién le creemos", cuenta.

¿Y la otra? "La de Ivrea y La Revistería, en la que La Revistería le compartió su depósito a Ivrea a cambio de darle mangas a consignación. Pero terminaron peleados. Ivrea alega que en el depósito les rompieron libros, que había filtraciones de agua y que no se los querían pagar. Ahora, La Revistería no vende más mangas de Ivrea. Cada uno tiene su versión."

► La afición, el trabajo y Ranma 1/2

Desde 2014, Leonel Rodríguez anda metido en el mundo de la divulgación de manga. De hecho, en esa fecha abrió su canal de YouTube, MangatuberLeo, que lamentablemente terminó cerrado tiempo después por problemas de copyright con el material que exhibía. "Hoy me dedico a streamear. A ver animes junto a otras personas en Twitch. Quería desde un principio aplicar lo que me gustaba, que es mi afición por el anime, y convertirla en un trabajo", devela.

Durante la prehistoria, cuando todavía no existía una noción nítida sobre qué era el manga y las editoriales domésticas editaban títulos locales, europeos o norteamericanos, hubo algunos atisbos singulares como la edición de Ultraman vía Billiken o las versiones de Astroboy de Editorial Abril y Mo-Pa-Sa. "Sacaban mangas de forma trucha, sin pagar derechos de autor. Todo muy desprolijo y muy poquito", suma.

Sin embargo, en la década del '90, con el hype de los animes que llegaban a Magic Kids y con el siempre cool Locomotion entrando en algunas grillas de programación, el sello Ivrea editó Ranma ½, convirtiéndose en el puntapié inicial de una industria nacional que, a pesar de vaivenes, nunca paró de crecer. "Los primeros tomos de Ranma estaban traducidos del italiano. Cortaban los tomos de 200 páginas en 100 y estaban llenos de modismos argentinos. Con el tiempo, todo eso fue mejorando", explica.

► Las páginas doradas

A sus 28 años, Rodríguez reconoce que, cuando chico, más allá del acercamiento y fanatismo casi lógico a Dragon Ball, no se consideraba un otaku. Más bien, a sus 18 años, mientras cursaba la Licenciatura en Periodismo en la Universidad de Morón, fue un compañero quien lo cebó con Naruto Shippuden, y ahí se volvió loco: "Si no lo hubiera conocido, hoy no estaríamos hablando de esto", asegura mientras muestra orgulloso el tomo uno de Bakuman, el primer manga que compró en su vida.

Rodríguez considera que el de Argentina "es un mercado chico" y señala que España "tiene como 20 editoriales de manga". Y marca otro hito en la historia reciente cuando, en 2016, salió Shingeki No Kyojin por sello Ovni Press, que tiene las licencias de Marvel Comics, The Walking Dead, The Simpsons, entre otros tanques y vacas lecheras. "Estamos en la era dorada del manga en Argentina", advierte.

Asimismo, reconoce a Panini como "la segunda" editorial en el país. "Panini vino con mucha plata y consiguió muchos contratos de editoriales japonesas. Por eso trajo series como Naruto, Berserk, Jujutsu Kaisen, One Punch-Man, Kaguya-Sama y más. Aunque la uno, por lejos, sigue siendo Ivrea. Panini publica más lento, pero supongo que con los años irá sumando más cosas y más regularidad para estar ahí arriba."

► Kemuri, una editorial otaku

Entretanto, Rodríguez sigue agitando la movida desde El Sultán Anime, su nueva cuenta de Twitch. ¿Algunos mangas como para arrancar? Leonel aviva giles de un saque: Death Note, The Promised Neverland, Berserk y Shingeki No Kyojin. "Con esos te hacés otaku sí o sí", tira. Y avisa: "El otaku argentino es muy exigente a la hora de comprar mangas".

Por estos días, Leo se está sumando al ecosistema de editoriales que publican cómics japoneses en Argentina con Kemuri Ediciones, el sello con el que sacó La historia del Manga en Argentina y con el que ya lanzó un primer tomo de Antagonista, el premiado manga chileno de Saikomic.

A la sazón, en breve también publicará Give My Regards to Black Jack, del mangaka japonés Syuho Sato, un drama médico de seis volúmenes. "¿Habrá lugar para editoriales chiquitas? A veces me pregunto, ¿dónde me metí?", suspira. Mientras tanto, su primer libro ya se consigue a $650 (precio sugerido) en Sector 2814, El Túnel del Cómic, The Book Hall y otras comiquerías amigas.