En el último acuerdo que tuvo la presencia de Elena Highton de Nolasco, el supremo Carlos Rosenkrantz le anunció a sus pares que no volverá a excusarse en ningún expediente, es decir que va a votar aún en los casos relacionados con las grandes empresas que defendió desde su estudio jurídico. La novedad va a producir una fuerte controversia, porque Rosenkrantz representó a enormes conglomerados de comunicaciones, petroleras, el Grupo Clarín y muchas más, al punto que el cálculo es que tuvo que excusarse en unas 100 causas. Por ejemplo, seguramente intentará votar en la norma que declara a los servicios de telecomunicación como esenciales y, por lo tanto, con regulación estatal en distintos aspectos como las tarifas. Por supuesto que es seguro que será recusado, pero la resolución sobre esa recusación la tendrán que tomar los otros tres integrantes del máximo tribunal.

Un caso concreto es el que se votaría este mismo jueves y tiene que ver con la regulación de las antenas de la telefonía celular. El debate planteado fue municipios vs nación, es decir si quien regula sobre las antenas es un municipio o el Poder Ejecutivo nacional. Todo indica que el fallo será tres a dos a favor de que la regulación es nacional, porque las telecomunicaciones tienen dimensión nacional y entonces no se puede aplicar una norma en un municipio y otra muy distinta en el municipio de al lado. Y en este caso, Rosenkrantz se tuvo que excusar porque la empresa Claro fue representada en su momento por su estudio.

El argumento que Rosenkrantz le habría esgrimido a sus pares es que ya pasaron cinco años desde que llegó al máximo tribunal y, supuestamente, el paso del tiempo hace que ya no se le puedan adjudicar un interés directo relacionado con las empresas representadas en su momento por su estudio. El razonamiento parece más que endeble, porque si representó un interés en determinado momento, no parece razonable que se haya sacado la camiseta de ese equipo. Habrá que ver si el argumento es aceptado por los otros supremos.

Cuando se hizo la audiencia en el Senado para aprobar su nominación, Rosenkranz tuvo que presentar una lista de todos los clientes de su estudio. La nómina ocupaba siete páginas, 300 compañías. En algunos casos, Rosenkrantz no fue sólo abogado sino también apoderado. Y, además, el supremo representó a muchas provincias en conflictos con el estado nacional, por lo que también se venía excusando en esos casos y ahora alega que va a votar. Existió hasta el momento un tercer motivo de apartamiento: la hija de Rosenkrantz trabaja en uno de los grandes estudios, Marval O'Farrel, Mairal, que también tiene expedientes en la Corte, siempre en representación de grandes empresas. 

Según la investigación de la periodista de Página/12 Irina Hauser, pese al listado y a la incompatibilidad, el supremo esquivó excusarse en no menos de 20 expedientes vinculados con empresas enormes: Petroquímica Cuyo, Esso, Pan American Energy, YPF, Claro, Día y Clínica Estrada. Aún así, las incompatibilidades son tan grandes que tuvo que excusarse en más de 100 causas.

El paso que ahora está por dar produce un tremendo impacto porque ahora hay sólo cuatro supremos y Rosenkrantz estará del lado de las grandes empresas en cuestiones decisivas, como el DNU por el que se declararon internet, el cable y la telefonía como servicios esenciales. Parece una verdad de perogrullo en los tiempos actuales, pero tribunales amigos de los conglomerados de comunicaciones, suspendieron el DNU firmado por Alberto Fernández. El Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), a cargo de Claudio Ambrosini, le reclamó a la Corte que intervenga y el máximo tribunal deberá resolver, tarde o temprano. Es uno de los casos en que el voto de Rosenkranz será de máxima importancia. 

Habrá que ver cómo reaccionan sus pares -Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda- ante esta novedad, pero es seguro que será motivo de conflicto y, tarde o temprano, de un fallo muy delicado.