El árbitro argentino Néstor Pitana dirigirá el 27 de noviembre la final de la Copa Libertadores entre Flamengo y Palmeiras en el estadio Centenario de Montevideo, de acuerdo a lo que confirmó este miércoles la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). El juez misionero estará acompañado de los argentinos Juan Pablo Belatti (asistente 1), Gabriel Chade (asistente 2), Facundo Tello (cuarto árbitro) y Maximiliano Del Yesso (quinto árbitro).

Pitana, junto con Belatti, estuvo a cargo de la final del Mundial de Rusia 2018, mientras que en Brasil 2014 dirigió hasta cuartos de final, debido al avance de Argentina en la competición. También estuvo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, año en el que ganó el premio al mejor árbitro del continente.

El encargado del VAR será el chileno Julio Bascuñán, mientras que como ayudante del árbitro en la sala de operaciones de video estarán el argentino Germán Delfino en el AVAR1; el colombiano Alexander Guzmán en el AVAR 2; y el uruguayo Leodan González en el AVAR 3.

La final de la Copa Libertadores será entre Palmeiras y Flamengo el 27 de noviembre, en el estadio Centenario de Montevideo, a partir de las 17.00.

Clima enrarecido 

Además de la designación de los árbitros, la Conmebol envió este miércoles un comunicado de prensa haciendo foco en la estrategia de seguridad para la final de la Libertadores y también de la Copa Sudamericana, que enfrentará a otros dos equipos brasileños, Athletico Paranaense y Bragantino. La comunicación tiene que ver con la posibilidad de enfrentamientos entre hinchadas, teniendo en cuenta que los medios brasileños vaticinan que será la final "más violenta" de la historia.

"La seguridad en las finales únicas de la Sudamericana y la Libertadores concentra la atención de la Confederación, de los gobiernos uruguayo y brasileño y de los clubes finalistas. Con el regreso del público a los estadios y la presencia de clubes brasileños de mucho arrastre y tradición en estas instancias decisivas, el tema de la seguridad se vuelve particularmente importante", explicó el organismo.

Desde que se confirmó el duelo entre paulistas y cariocas, los medios brasileños comenzaron a hablar de una "tragedia anunciada" y a vaticinar que se tratará de "la final más violenta de todos los tiempos", incluso por encima de la recordada entre River y Boca, en 2018, que terminó disputándose en Madrid por cuestiones de seguridad.

"La Conmebol viene trabajando hace varios meses, en estrecha cooperación con la policía uruguaya y brasileña. Esta labor conjunta incluye el intercambio de información sobre personas con antecedentes y la coordinación de acciones antes, durante y después de los eventos deportivos. Las caravanas de hinchas que se desplazarán desde Brasil al Uruguay serán constantemente monitoreadas y harán trayectos diferentes hasta puntos fronterizos distintos", remarcó el ente rector del fútbol sudamericano, en el comunicado difundido este miércoles.

"También en la capital uruguaya están previstos puntos de encuentro de las hinchadas alejados uno de otro. El criterio general es minimizar todo lo posible el contacto entre los aficionados de clubes distintos o rivales, ya sea en las rutas, los pasos de frontera o en la ciudad anfitriona", agregó el organismo.

Será la Policía uruguaya la que estará a cargo de "la vigilancia y los controles en las zonas exteriores de los hoteles, campos de entrenamiento y caminos de desplazamiento de los equipos", mientras que la Conmebol" contratará servicios de seguridad privada para las áreas internas".

"El trayecto desde el punto de concentración de las hinchadas hasta el estadio Centenario también estará custodiado. En el estadio Centenario se implementará una combinación de dotaciones de seguridad privada y grupos de reacción de la Policía. Es importante recordar que en las inmediaciones del estadio solo podrán estar hinchas que cuenten con su ticket de ingreso", cerró la entidad.