Ningún país está protegiendo adecuadamente la salud de los niños, su medio ambiente ni su futuro: lo advirtió un exhaustivo informe de una comisión integrada por 40 expertos de todo el mundo, convocada por la Organización Mundial de la Salud, UNICEF y The Lancet. El documento, producido en febrero de 2020, alertaba sobre dos amenazas centrales para la niñez y la adolescencia en estos tiempos: el cambio climático y el impacto de las prácticas comerciales de productos dañinos para la salud. El asunto no quedó en palabras, porque el informe se utilizó como materia prima para CAP-2030, una iniciativa que busca impulsar proyectos en nueve países, entre ellos la Argentina.

"América Latina está en una trampa de alta desigualdad y bajo crecimiento en la cual los niños y niñas son los más afectados dados los altos niveles de pobreza. A ello se suma el efecto de la pandemia que ha agravado desigualdades estructurales. Más de la mitad de los niños y niñas en Argentina son pobres. Esta situación es incompatible con un horizonte de futuro para nuestro país", expresa, haciendo foco en la región, Pablo Vinocur, cientista social y director de la Maestría de Desarrollo Humano en FLACSO, la institución a través de la cual se implementará en el país el CAP-2030. La sigla remite a "Children in All Policies" (Niños en Todas las Políticas) y la iniciativa surgió de la University College of London.

Raúl Mercer es médico pediatra y epidemiólogo, coordinador del Programa de Ciencias Sociales y Salud de FLACSO. Integró la comisión que elaboró el informe publicado por The Lancet. Con "gratificación y preocupación" asumió ese rol como el único representante latinoamericano. "Lamentablemente muchas veces compramos recetas que vienen de afuera. El CAP no es un proyecto enlatado. Los libros se escriben desde lo local. Tenemos que desarrollar la capacidad de análisis sobre lo local para construir mejores escenarios actuales y a futuro", dice. El proyecto recién está comenzando a dar sus primeros pasos, en alianza con municipios.

El informe publicado por The Lancet

El informe "¿Un futuro para los niños del mundo?" reconoce que en los últimos 50 años se han visto "extraordinarios avances" en torno a la supervivencia, educación y nutrición de los niños de todo el planeta. No obstante, "el cambio climático, la degradación ecológica, las poblaciones migrantes, los conflictos, la desigualdad generalizada y las prácticas comerciales depredadoras amenazan la salud y el futuro de los niños". En 2015, los países de todo el mundo acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero sólo unos pocos lograron progresos para alcanzarlos. La comisión autora del informe pretende poner en el centro de los ODS a les niñes de entre 0 y 18 años.

El documento tiene 61 páginas y un abordaje integral que recorre todo tipo de aristas. Algunos datos preocupantes: alrededor de 250 millones de niños menores de cinco años de países de ingresos bajos y medios corren el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo. Las prácticas de comercialización nocivas han influido en un aumento de la obesidad infantil en 11 veces entre 1975 y 2016. En algunos países, como es el caso de Estados Unidos, los niños ven hasta 30 mil anuncios de televisión en el curso de un año. Poca información hay todavía respecto de este punto en relación a los avances tecnológicos. Tanto Vinocur como Mercer celebran la sanción de la Ley de Etiquetado Frontal, porque precisamente protege a los niños de la publicidad y regula los entornos escolares.

Por todos aquellos motivos, con fuerte hincapié en el cambio climático  --y en cómo golpea sobre todo a la población más vulnerable--, los expertos plantearon la conformación de "un nuevo movimiento mundial en pro de la salud del niño y el adolescente". El informe incluye, además, un nuevo índice mundial de 180 países en el que se comparan resultados sobre supervivencia y bienestar infantil que incluyen la salud, la educación y la nutrición; sobre sostenibilidad, con un indicador para las emisiones de gases de efecto invernadero; y sobre equidad o desigualdad de ingresos.

"Implicó un trabajo de más de dos años, con reuniones virtuales y presenciales", cuenta a Página/12 Mercer. "Fue convocada gente muy destacada, de la salud pública, la demografía, la planificación urbana, el desarrollo infantil. Los niños son dejados de lado. No tienen voz, capacidad de movilización, fortaleza como colectivo social. Necesitan algún tipo de intermediación en nombre de personas u organismos que asuman sus voces", añade. Pone como ejemplo de "participación de chicas y chicos" la agenda del cambio climático, una bandera de les adolescentes tanto en este país como en otros, así como también "la lucha por los derechos sexuales y reproductivos". "Son un claro ejemplo sobre cómo las generaciones jóvenes pueden apostar a mejoras en las respuestas de las políticas públicas", destaca.

El objetivo de les expertes surgió a partir de una buena noticia: "la mortalidad infantil está bajando en todo el mundo, incluso en América latina y la Argentina". "Un planteo que nos hicimos fue: ¿qué podemos hacer por los chicos y chicas que sobreviven? Es tan importante garantizar una buena calidad de vida como el hecho de no morir. Hay chicos y chicas que viven en condiciones extremas de violencia, exclusión, marginación. Es una forma de morir en vida. Sin dejar de reconocer que, en algunos casos, nacen producto de decisiones no buscadas, negociadas ni deseadas por las parejas: es así en el 50 por ciento de los casos", explica el médico, en base a un estudio realizado sobre 65 mil embarazadas del AMBA.

El proyecto CAP-2030 en el país

El informe derivó en el Proyecto CAP-2030, en el que están incluidos Sudáfrica, Senegal, Ghana, Francia, Suecia, India, Islas del Pacífico, Nepal y Argentina, elegidos por "su diversidad geográfica y cultural". Representantes de cada país determinaron los ejes a trabajar en el contexto. "En la Argentina serán el desarrollo infantil, la promoción de derechos, la temática nutricional, la cuestión ambiental, desde el espacio territorial. Consideramos que un buen punto de partida es el Estado municipal", anticipa Mercer. Junto a FLACSO trabajarán la OPS/OMS, UNICEF, la Sociedad Argentina de Pediatría, la Sociedad Argentina de Primera Infancia y la Organización Mundial de Educación Preescolar, entre otras instituciones. 

En el país hay una gran dificultad. "Sabemos cuántos chicos mueren o cuántos están obesos, pero no cómo se desarrollan, cómo van adquiriendo sus capacidades, habilidades, destrezas cognitivas, sensoriales, psicomotrices, para ir integrándose socialmente. La Argentina está en falta, en relación a otros países, que construyen estudios recurrentes para ver cómo se desarrollan los chicos", apunta Mercer. Para Vinocur, ese tipo de investigaciones, que se llevan adelante en países como Chile, Uruguay y Colombia, y que "deberían repetirse cada dos, tres años, permiten orientar políticas y mejorar instituciones".

El licenciado en Sociología agrega: "Vivimos una infantilización de la pobreza. En la medida en que persista en el tiempo compromete muy seriamente los procesos de crecimiento y desarrollo de nuestros niños. La mortalidad infantil continúa en descenso y es un logro excelente. También ha empezado a bajar la mortalidad materna. Pero esto no se ha visto acompañado con una eficacia de políticas para asegurar un buen crecimiento y desarrollo, un cuidado de nuestros niños". A nivel nacional, la tasa de mortalidad infantil disminuyó a 8,8 por mil nacidos vivos en 2018; en 2017 el número era de 9,3. Si se lo compara con 2010, hubo 2913 defunciones menos. El descenso se registró tanto en el período neonatal (primer mes de vida) como en el postneonatal (hasta el año de vida). Respecto de la pobreza infantil, de acuerdo a datos del INDEC, llegó al 54,3 por ciento en el primer semestre de 2021, afectando a 5,9 millones de menores de 14 años.

"Los programas que existen son varios pero no están integrados; se mira a la infancia desde la perspectiva de la organización del Estado, que es sectorial (educación, desarrollo social, hábitat, vivienda). Las diferentes estructuras públicas no necesariamente dialogan adecuadamente para complementarse. Además, tenemos un mapa de profunda desigualdad. Provincias muy pobres terminan teniendo políticas pobres", sostiene Vinocur.

Aún no se sabe cuáles serán los proyectos que se abrirán paso a través de CAP-2030, porque dependerán de las necesidades que surjan de los territorios, como explica Mercer. "Trabajaremos con no más de seis municipios. Según los logros que vayan teniendo, los pondremos a conocimiento de cada provincia y a nivel global, y pueden servir de ejemplo para que otros municipios vayan replicando. Serían Malvinas Argentinas; estamos a la espera de firmar convenios con Neuquén, y también se sumaría la provincia por decisión del gobernador; General Pico, La Pampa; Guaymallén, Mendoza; y posiblemente uno de Tierra del Fuego", adelanta Vinocur.

Los municipios seleccionados, explica Mercer, responden a ciertas características: se buscó "diversidad geográfica, no concentrar todo en una misma región, que haya voluntad política, antecedentes y equipos técnicos dispuestos a trabajar intersectorialmente". También, la posibilidad de que los concejos deliberantes acuerden acompañar la propuesta. Se intenta incorporar a organizaciones de la sociedad civil, agencias de cooperación nacionales e internacionales e instituciones académicas.

Se emplearán, en palabras de Vinocur, "los recursos que existen y llegan a los territorios, muchas veces suficientes pero desaprovechados, subutilizados" . La aplicación de la iniciativa se irá monitoreando con indicadores. "Estamos cumpliendo con una suerte de mandato que surgió de más dos años de trabajo. El proyecto está en fase de construcción. Somos gente soñadora y creemos que trabajar sobre la infancia puede ser una buena puerta de salida frente a la pandemia y otras crisis que atravesamos. Se sabe que aquellos países que invierten más y mejor en infancia funcionan mejor", concluye Mercer.