Una articulación entre los lenguajes de la danza, lo performático y el audiovisual es una apretada síntesis de lo que propone Fake. Todo lo sólido se desvanece en la nube. La obra interpela fuertemente al espectador atravesado por el mundo digital, las fake news y la virtualidad potenciada por la pandemia, pero lo hace apropiándose de instrumentos como las pantallas que le otorgan un rasgo de crítica sutil a este mundo cibernético en el que lo físico ha perdido presencialidad. Y precisamente los cuerpos anudados de tres bailarines casi al final del espectáculo son la mejor conclusión de quién debería ganar la batalla entre el mundo real y el virtual; lo que equivale a decir también ese enfrentamiento bélico entre la proximidad y la distancia. La obra es una realización del Colectivo de Dominio Público, un grupo interdisciplinario creado en 2013 que reúne los mundos del arte, la performance, las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación) y el activismo. Se puede ver este sábado a las 21 y los restantes sábados de noviembre en el mismo horario en Galpón FACE (Dean Funes 2142).

Los directores de Fake. Todo lo sólido se desvanece en la nube (un subtítulo que actualiza la histórica frase-libro del filósofo marxista Marshall Berman) son Inés Armas y Fagner Pavan. Armas es bailarina, coreógrafa y docente. Formada en el Teatro San Martín (integró el elenco del Ballet Contemporáneo) y en la Escuela Municipal de Danza de Rosario, Armas completó su formación en la Escuela Graham y Alvin Ailey de Nueva York. Fagner Pavan es creador escénico, actor y docente brasileño. Se formó en el Centro de Comunicación y Artes de SENAC, San Pablo, y fue parte del Teatro Móvel de San Pablo, hasta su llegada a la Argentina en 2009.

Atravesada por toda la virtualidad y la digitalización de la vida -un tema que ya el Colectivo de Dominio Público había indagado en otras obras-, Armas comenzó a investigar qué pasa con el cuerpo en ese proceso de digitalización de toda la vida. Lo hizo a través de una beca. "Investigábamos qué pasaba con los algoritmos en el cuerpo, funcionando como una inteligencia artificial, como que la coreografía venía ser una información que se inserta en un cuerpo", comenta la codirectora en la entrevista con Página/12, de la que también participa Pavan. "Empezamos a investigar el hábito de la tecnología", agrega Armas, quien brinda el ejemplo del cambio de los chicos de jugar a treparse a entrentenerse con los videojuegos. "Todo eso va generando un montón de cambios en el cuerpo y en el desarrollo", sostiene Armas. El proyecto que desembocó en Fake cobra una actualidad asombrosa porque cuando la dupla comenzó a investigar para esta obra, la pandemia llegó a la Argentina. "No es que nos interrumpió, pero tuvimos que trabajar de otra forma. Todo eso que veníamos investigando se profundizó durante 2020 ya que la realidad era la digitalización absoluta", plantea Armas.

-La obra combina la danza, lo performático y las pantallas. ¿Cómo fue articular distintos lenguajes?

Fagner Pavan: -El proceso de sostener los ensayos en plena pandemia impregnó mucho en el formato porque nos vimos frente a la idea de cómo sostener el entramado del encuentro de los cuerpos, de lo ambiguo y de lo sensible por medio de las pantallas. Entonces, en muchos ensayos, estaban los bailarines en sus casas, encerrados. Entonces, nos proyectábamos. El comienzo de la obra, que es así, surge mucho de los modos de producción que fueron impuestos en el contexto pandémico. Entonces, nos hizo reformular y actualizar muchas preguntas y viviendo en carne viva el interrogante: ¿Qué está pasando acá? ¿Cómo es la relación de imagen y cuerpo? ¿Qué es ese concepto de realidad virtual? ¿Cuándo es realidad y cuándo es virtualidad? ¿Esos límites se sostienen aun? ¿Qué se cae y qué se borra? Un anclaje viene de la investigación previa, que se llamó AlgoRitmo: qué es ese cuerpo feed, jugando con la lógica de Instagram, que uno sube su información al feed. Entonces, es el cuerpo como material de un sistema financiero organizado por algoritmos, y ver cómo el cuerpo se sostiene en una lógica gobernada por algoritmos, que ha avanzado enormemente en nuestra sociedad: decisiones laborales, decisiones de justicia, relaciones amorosas, amistades, etcétera. Entonces, toda nuestra vida está sostenida por una lógica de algoritmos que nadie sabe cómo funciona.

-Ambos mencionaban el tema de la realidad virtual y la obra lo aborda como ustedes lo dijeron: qué pasa con los cuerpos en este mundo de la realidad virtual, potenciada por la pandemia. ¿Qué relación permite trazar Fake entre cuerpo e imagen?

Inés Armas:-Hay algo de eso que nosotros vemos. No quiero ahondar en la crítica pero emerge la situación crítica de que el cuerpo material se va quedando atrás de la imagen. Entonces, en la sociedad actual la imagen es lo visible, lo que se muestra y muchas veces no coincide con lo que realmente somos: carne, proceso, lo orgánico. La pregunta que nos formulábamos era: ¿Cuál es el límite entre lo artificial y lo orgánico, entre lo virtual y lo real, entre el peso real del cuerpo y el peso digital? Ya estamos tan atravesados por todo eso que, a veces, no hay distinción entre una y otra. Y nuestra propuesta es apelar a ese cuerpo materia que existe detrás de todo esto y que sostiene todo este sistema, con sudor, con lágrimas, con trabajo, con pasión, con emoción. Un montón de cosas que, a veces, se ven tapadas por la imagen.

F.P.: - Antes de todo está el cuerpo, y el cuerpo lo siente todo, registra todo. Este cuerpo dentro de ese entramado cibernético está mediado por una relación química, fría y, a la vez, seductora. Dentro de esa lógica feed; es decir, el cuerpo como alimento de ese sistema, nos vemos atrapados en un gran laboratorio como ratas de las megacorporaciones digitales. Estamos 24 horas autoexplotándonos en todo lo que es nuestra vida.

Fake

-La obra establece una sutil crítica a esa realidad virtual, pero lo hace apropiándose de esa relación entre arte y tecnología. ¿En vez de desecharla se la apropia para cuestionarla?

I.A.: -Eso que decís del apropiarse lo pensamos porque, en vez de pararnos afuera, decimos: ¿A través de esto qué universo de arte podemos crear? Esto nos está pasando, es difícil dejarlo afuera. Entonces, nos planteamos qué universo artístico se puede gestionar de estos perfomers que se vuelven casi personajes digitales en algunos momentos; en otros momentos vuelven a encarnar, en otros están sólo en la imagen, en la pantalla, pero les pasan cosas. Entonces, pensamos cómo todo eso junto lo podíamos transformar en una obra; es decir, apropiarnos de esa realidad virtual que nos está atravesando y crear algo con eso, no sólo quedarnos con observar algo y criticarlo.

F.P.: -Claro, no es tanto el mensaje crítico sino plasmar estos encuentros, esa red, plasmar lo que está sucediendo o por lo menos cómo lo sentimos. Esta vivencia en diversos planos: lo offline, lo online, lo "entre", los dos juntos, cómo sostener esos entramados y cómo atraviesa lo sensible, el cuerpo en esas relaciones. También trabajamos mucho sobre los cuerpos hegemónicos estereotipados que el sistema nos exige o nos vende. Trabajamos mucho sobre las imágenes publicitarias, cómo son los cuerpos en esa actitud publicitaria.