Mariana Lucía y Malena Muyala son Cantoras del Mar Dulce. Ése es el nombre del concierto que reúne a estas dos potentes intérpretes y compositoras uruguayas, quienes presentarán hoy (viernes) sus canciones en un “formato nuevo, íntimo y delicado” acompañadas por la pianista argentina Julieta Lizzoli. “Cantora es más criollo que cantante, y además es indudablemente femenino. La palabra cantante es más ambigua”, ensaya una explicación Muyala. “Dentro de mi repertorio, hay canciones que coquetean más con el Río de la Plata aunque tengo una estética pop. Pero en Cantoras del Mar Dulce la idea fue elegir canciones nuestras que tuvieran milonga, candombe, algún tango, una atmósfera de esta región. Pero ambas escuchamos música de todos los géneros”, desmenuza Lucía, hija de uruguayos nacida en San Pablo, Brasil. “Es un encuentro muy lúdico, hay un intercambio muy lindo y vamos a dejar fluir las canciones”, sintetiza Muyala. La cita será hoy a las 21 en Usina del Arte (Caffarena 1), con entrada libre y gratuita.

Ambas llevan adelante caminos solistas, pero en esta ocasión compartirán sus canciones en dupla. Mariana Lucía publicó el año pasado su cuarto disco, Mi corazón bombón (Los Años Luz), que abreva en el pop, la MPB y la canción rioplatense. Muyala, en tanto, más cercana al tango, acaba de sacar Temporal (2016), su primer disco de composiciones propias. “Trabajé el disco con Popi Spatocco (en producción artística) y le decía que no me salía componer tangos. ‘No importa, fijate lo que tengas ganas de decir’, me recomendó. Es un disco donde apareció mucho más fuerte la milonga, el milongón, el vals, el candombe e incluso hay una cueca y una zamba. Se abre a ese abanico de la música que esperamos en esta región, Uruguay, Argentina, el sur de Brasil. No es una música definida por una frontera concreta”, explica Muyala.

–¿La tradición de juntarse es un fenómeno muy latinoamericano, no?

Mariana Lucía: –En Brasil es un clásico juntarse entre músicos. En Uruguay es un fenómeno que está ocurriendo cada vez más. Cuando me fui a vivir a Uruguay (a los 11 años), tenía la percepción de que había más islas: una cosa eran los rockeros, otro el paño más tanguero o el murguero. Y he vivenciado un proceso en el que los músicos se empezaron a mezclar más. Este espectáculo significa entrar en el universo del otro autor, es muy emocionante.

Malena Muyala: –Tiene que ver con la música de fogón. En las afueras de Montevideo también sucede. Yo me crié yendo a “las criollas”, a las peñas, y ahí sonaban chamarritas, milongas y aparecían los payadores. Se produce un caldo de cultivo, aparecen los subgéneros, los matices. Uno no elige al azar con quién comparte escenario, siempre hay una afinidad. Es una forma también de poder recrear sobre el género, en el caso del tango, por ejemplo, sin seguir cayendo en los mismos lugares que ya fueron explorados.