Central consiguió un gran triunfo ante Racing en su estadio, por la contundencia del 4-1, pero también por la diferencia que marcó en el juego.

Era un choque con realidades anímicas bien disímiles. El local llegaba  entonado por la contundente victoria en el clásico ante Newell’s (3-1), jugando en un gran nivel. La visita estaba en Rosario con la carga adversa de la caída ante Independiente (2-0), en la que pagó caro un armado que privilegió la fortaleza defensiva por sobre sus ambiciones de triunfo.

Esos momentos de confianza en los de Montero y de dudas en los de Cocca se reflejaron en los primeros minutos. Central salió decidido a marcar la diferencia y estuvo cerca de conseguirla muy temprano, cuando Pinola estrelló en el travesaño su remate desde afuera del área. Fue una muestra del mejor andar de los rosarinos y del desequilibrio que provocaban Teófilo Gutiérrez y Marco Ruben, al buscarse entre ellos o al descargar para los que llegaban por las bandas.

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Menosse y González en la pelea por la pelota, en un primer tiempo con roces y lesiones.

Mientras, Racing intentaba trabajar en bloque del medio para arriba, descartando el recurso de los pelotazos a Bou y López harto conocido por todos sus rivales. Lo conseguía por las proyecciones de Díaz por la derecha y de Insúa por la izquierda. Ese adelantamiento implicaba el riesgo de que el local sorprendiera en cada pelota que cortaba en el medio. Y de esa debilidad nació el gol de Central. Menosse peleó y ganó una pelota en el medio y encaró hacia el área sin que nadie lo frenara, pisó la línea, levantó la cabeza y metió el pase para Teo Gutiérrez, que puso el 1-0 al recibir solo.

Conseguida la ventaja, el local se retrasó, aguantó los tibios embates de la visita –que perdieron peligrosidad con el cambio obligado de Rosales por Bou, lesionado– y privilegió las salidas rápidas cada vez que sus volantes se hacían de la pelota, circunstancia que se repetía bastante porque los de Cocca se mostraban imprecisos a la hora de manejar el balón. Así el partido perdió relieve técnico, aunque siempre los rosarinos estuvieron más cerca de aumentar. 

El inicio del complemento arrancó a todo gol. Primero llegó la igualdad de la visita, cuando Lisandro López cambió por gol el penal que le convirtieron cuando entraba para definir tras una buena jugada colectiva de Racing que concluyó con el centro que no pudo conectar el Licha por la infracción de Burgos.

Sólo tres minutos le duró la alegría a los de Cocca, que quedaron nuevamente abajo en el marcador cuando Burgos le metió el derechazo a una pelota que quedó boyando en el área luego de un tiro libre. Ese gol marcó los cinco mejores minutos del partido, con Teo Gutiérrez desplegando el repertorio del jugador que lo sabe todo. Por eso no extrañó cuando Central estiró diferencias, con un cabezazo de Camacho al ángulo derecho de Orion a la salida de un corner. La hinchada coreaba “ole, ole”, y esa era la síntesis perfecta de lo que ocurría en la cancha, con un Racing sin respuestas anímicas ni futbolísticas, que buscó en las faltas el aliado para remediar la superioridad del rival, hecha goleada a dos minutos del final, cuando Lovera puso el 4-1 tras un contraataque de manual iniciado con un despeje de Ruben en su propio campo.