El impacto del video de la Gestapo los obligó primero a repudiar el uso del nombre de la policía nazi. Creyeron que alcanzaba para achicar el daño. Mandaron al ex ministro de María Eugenia Vidal, Marcelo Villegas, abajo del tren, pero la inquietud creció dentro de Juntos por el Cambio por la cloaca que se abrió en su territorio. Para el Frente de Todos fue la confirmación de otras denuncias. Para el macrismo es el golpe de gracia a Mauricio Macri y el pánico por la posible aparición de nuevos videos que arrasen con los dirigentes que aspiran a reemplazar al ex presidente.

La fuerza que se autoproclama como la única republicana usó el aparato del Estado para espiarse entre ellos y a sus adversarios y demostró que es la única que no lo es. Y ahora que el escándalo ya es incontenible con gran cantidad de pruebas incontrastables en la Justicia, nadie en Juntos por el Cambio, ni los del PRO, ni los radicales que permanecen en la alianza conservadora, ni la Coalición Cívica han emitido una sola crítica o repudio a esa práctica propia de las peores dictaduras.

El silencio de Juntos por el Cambio

El Senado sacó una declaración de repudio que no fue aprobada por nadie de Juntos por el Cambio. No critican la práctica sistemática del espionaje como herramienta de control político y se lamentan porque, según ellos, esto le hace un daño muy grande a la estructura de inteligencia del país. Como si ellos hubieran usado a los espías para otra cosa que no fuera la represión a las disidencias.

En las redes circulan frases ingeniosas: “Mientras Vidal le armaba causas a sindicalistas para meterlos en cana y sacárselos de encima, Macri la filmaba para, con este video, sacársela de encima cuando quisiera disputarle el poder. Pero a vos te vendieron que los mafiosos eran los k”, o “El tipo que quería armar una Gestapo para Vidal, fue filmado a escondidas por la Gestapo de Macri”.

“¿Alguien puede creer que estos espías eran tan valientes que se animaban a espiar a la hermana de su jefe, a sus principales colaboradores y a otros dirigentes de su fuerza política a espaldas de ese jefe, el mismo que les dio trabajo en la Policía Metropolitana y después en la AFI?” La pregunta se la hizo en cámara un periodista de La Nación + que sabe de ese tema.

El impacto del fallo de Bertuzzi y Llorens

La lógica de ese interrogante es tan fuerte que muchos dirigentes de Cambiemos piensan que el fallo de los jueces Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens es la causa de gran malestar en las filas de los espías porque se sienten el chivo expiatorio y estarían entregando los videos incriminatorios.

Esta presunción da por sentado que Bertuzzi y Llorens están involucrados en la mesa judicial macrista. Visto así: Macri los mandó a espiar y, cuando se descubrió, pidió a los jueces de Comodoro Py que lo desprocesen junto con otros altos cargos de la AFI y que abandonen a su suerte a los espías. Y los jueces acataron.

Bertuzzi fue denunciado porque fue designado por Macri sin rendir el examen necesario y sin pasar por el Senado. Y Mariano Llorens es uno de los jueces que aparecen en el libro de visitas de la Quinta de Olivos.

Por estas razones, cuando la causa por espionaje en la que habían procesado a Macri llegó a la Cámara Federal, Bertuzzi y Llorens pidieron que se los apartara. Rápidamente, el juez Leopoldo Bruglia consideró que no había motivo y los repuso en esa instancia. Pero Bruglia está en las mismas condiciones que Bertuzzi: fue designado a dedo por el macrismo, sin rendir el examen ni pasar por el Senado.

Por si quedara alguna duda, las intrigas que en este momento socavan a Juntos por el Cambio asumen como un hecho que estos tres magistrados son fuerza propia, u operadores de la mesa judicial macrista. Y los culpan por el malestar que generó su fallo al desproteger a los espías con tal de salvar a Macri y a su amigo Gustavo Arribas.

¿Internas de los servicios macristas?

La otra explicación que circula en Cambiemos alude a una interna entre los agentes que incorporó el macrismo a la AFI, frente a los de carrera, que estaban desde antes. Casi todos los que llegaron con la gestión de Juntos por el Cambio provienen de la Metropolitana, la policía de CABA, y algunos de la bonaerense, como los comisarios Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk, detenidos en la causa por espionaje que involucra al fiscal Carlos Stornelli. Degastaldi y Bogoliuk ingresaron a la AFI en 2016.

El problema con esta versión y con los que dicen que los gobiernos kirchneristas también espiaron como los de Cambiemos, es que la mayoría de los agentes de carrera de más antigüedad estaba bajo las órdenes de Antonio Horacio (Jaime) Stiusso hasta 2014. El espía tenía su propio juego y boicoteó a los gobiernos kirchneristas, por lo que fue expulsado.

Cuentapropistas o suicidas

Todas estas explicaciones que circulan entre los macristas asumen que Macri tenía una práctica sistemática de espionaje como parte de su gestión. En Cambiemos naturalizan esta práctica, nadie la criticó hasta ahora. Y no quisieron discutirla en el Senado. También naturalizan la manipulación de jueces. Ningún juez imparcial podría calificar de “cuentapropistas” a espías que espían a la hermana del presidente y a los principales dirigentes de su fuerza sin tener su orden y su visto bueno. Si lo hubieran hecho así, más que cuentapropistas, hubieran sido suicidas.

El video de la reunión de funcionarios de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, el intendente de La Plata, Julio Garro, y el estado mayor de los espías de la AFI, más algunos empresarios, deja una moraleja como las de Esopo: la reunión había sido convocada para desviarse de la ley con el argumento de hacerla cumplir. Y a ellos les estaban aplicando la misma receta cuando los espiaban en forma ilegal.

O sea que va más allá de Mauricio Macri. Porque el escándalo comienza con la ex gobernadora María Eugenia Vidal, que acaba de plantear su aspiración presidencial. Otra versión es que el video apareció pocos días después que la ex gobernadora difundió sus ambiciones presidenciales. Es dudoso: Todos en Juntos por el Cambio dan por descontada la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta en 2023. La movida de Vidal aparece más como una forma de asegurarse su candidatura en CABA.

El plan sistemático de Mauricio Macri

En Juntos por el Cambio aguantan la respiración cuando les dicen que hay más de veinte videos en gateras. El video destapó una cloaca en esa fuerza política que aspira a reemplazar al actual gobierno. Una cloaca que involucra a la ex gobernadora bonaerense y al ex presidente de la República y a amplios sectores del Poder Judicial, en especial al procurador bonaerense, Julio Conte Grand, quien en palabras del ex ministro Villegas, era el encargado de “dar volumen” a las denuncias del lawfare. Conte Grand fue el ex secretario de Legal y Técnica de Vidal y después su Procurador bonaerense. El manejo ilegal de los servicios de inteligencia se correspondió con la manipulación de jueces y fiscales. Fue el plan sistemático de Juntos por el Cambio para gobernar.

Se pusieron fuera de la ley, supuestamente para combatir una corrupción cuya existencia nunca pudieron comprobar. Muchos de sus simpatizantes se llenan la boca al cuestionar acciones que no se comprueban y que parecen pavadas si se las compara con la corrupción de las instituciones que se revela en las causas de lawfare, de espionaje y de negociados del macrismo.

El papel de la Corte Suprema

La actual composición de la Corte, que cajoneó durante años el juicio a Carlos Blaquier por violaciones a los derechos humanos y se prepara a declararlo inimputable, también tiene responsabilidad, muchas veces porque acompañó estos procesos y otras porque se mantuvo en silencio. Pero para someterlos a juicio político, como hizo Néstor Kirchner con la Corte menemista, se necesita una mayoría de dos tercios en el Senado y el gobierno apenas llega con sus aliados al quorum.

La gran pregunta es cómo se actúa en democracia cuando la fuerza política que representa a las corporaciones mediáticas y al capital concentrado exije democracia a los demás, pero ella la viola en forma sistemática. Es como jugar con la cancha inclinada y el referí en contra.