La semana pasada, cuando llegué de la costa, prendí la tele para informarme sobre la nueva variante ómicron y cómo seguía la curva de contagios en nuestro país. De casualidad enganché un debate sobre familias ensambladas que estaba dándose en Intratables, con Alejandro Fantino. Parecía venir todo bien, hasta que en un momento, Fantino, para instalar alguna polémica donde no debería haberla, le planteó a la psicóloga Alicia Crosa la siguiente pregunta: "¿Se puede tener dos mamás?" 

Con una seguridad peligrosa, Crosa respondió que no. Según ella, en la simbología de un niño, existen papá, mamá y hermanitos. Y luego aseguró que todos cuando nacemos "venimos a instalarnos en una situación afectiva armada por terceros, o sea, no elegimos a dónde vamos a ir a parar; en consecuencia, es responsabilidad de esas personas que traen un hijo al mundo de asegurarle la posibilidad de que ese niño pueda vivir en una situación que no lo conflictúe, que no lo altere". 

Mientras la escuchaba, me invadía la indignación. Para esta señora, nuestras familias, las familias diversas, les generamos a nuestrxs hijes conflictos y alteraciones. Obviamente, para esta visión solo existe el concepto de "niño", y no se reconocen otras infancias. Todo esto sucedió en el prime time. Todavía en ese momento de llegada amplia a la audiencia, se siguen lanzando discursos homoodiantes del Medioevo en relación con la construcción familiar. Me sorprende, además, que una profesional que se presenta en un medio de comunicación para hablar sobre temas tan serios y complejos desconozca o se le haya olvidado que en Argentina contamos con la Ley de Matrimonio Igualitario, que garantiza la unión de parejas del mismo sexo. Es decir, desde hace más de diez años, el modelo de la pareja heterosexual no es el único existente, ni es el único avalado por ley. Esa "simbología" de la que esta psicóloga habla, ya se está reconfigurando desde hace rato. 

Esta clase de comportamientos binarios es algo que vengo notando desde hace mucho tiempo en la tele y lo planteé en diferentes columnas. Escuchando las risas y la banalización del tema en el piso del canal, me queda claro que la perspectiva de género en los medios hegemónicos sigue siendo una gran deuda para todxs. Como alguien que trabaja en este espacio, yo puedo entender la lógica de buscar el debate, de encender la controversia que alimenta el rating, pero no tengo dudas de que hay miles de temas polémicos más productivos, interesantes y sobre todo, que están en consonancia con los nuevos modos de entender el concepto de familia. Yo creo que es posible empatizar con las disidencias y no contribuir con su ninguneo o incluso con la agresión y tener, al mismo tiempo, audiencia. 

Muches compañeres creen que estos discursos que sostienen los viejos modelos familiares no persiguen un objetivo inocente. Estos tienen una clara intención política: atacar los derechos conquistados apoyándose en las supuestas secuelas negativas o adversas para la salud de les niñes. Consecuencias que hoy no pueden fundamentar, porque por suerte la Psicología ha avanzado y está a años luz del pensamiento de Alicia Crosa. Por otra parte, argumentos como el de Crosa también dejan afuera a niñes que tienen y se crían en familias diferentes de la familia tipo. Por ejemplo, niñes que se crían con sus abuelxs, o con una madre soltera, con un padre, madre trans, travesti, familia queer, o cualquiera de las múltiples y variadas formas que puede tomar una familia en estos tiempos. La pregunta es ¿cómo aprendemos a vivir en una sociedad con todo tipo de vínculos, relaciones familiares y afectivas? Para mí la respuesta es muy simple: aplicando la ESI en todos los establecimientos educativos del país. La Ley de Educación Sexual Integral, sancionada en 2006, aún sigue sin ser implementada en todo el país. No solo es importante su puesta en práctica, también los contenidos a enseñar necesitan ser actualizados. Los artículos sobre diversidad y género deberían ser modificados y ampliados. Surgieron varias leyes más después de la ESI, que abrazan a las disidencias y eso debe figurar en los cuadernillos. El binarismo es una herramienta que utilizó durante años el patriarcado para meternos en una caja y tenernos controlades. Es momento de avanzar hacia una sociedad más justa diversa, inclusiva y sobre todo ¡libre! Eso solo se puede conseguir si trabajamos juntes.