A los 26 años, combina la tradición y la exploración de su instrumento en músicas distintas al chamamé
Milagros Caliva, la bandoneonista que rompe barreras
Creció en La Matanza, nieta de un misionero: tiene apenas 26 años y Milagros Caliva ya es una estrella en cielo del chamamé, bandoneonista que empezó como autodidacta en ambientes familiares y creció hasta codearse con músicos académicos, irse de gira por Europa, ser parte de la banda de la pianista Sinkunas con la que el sábado 29 participará en el CCK del lanzamiento de Salve, un disco de música litoraleña. Esta noche, por ejemplo, la tercera de la Fiesta Nacional del Chamamé en Corrientes, tocará con una orquesta de cámara holandesa en una experiencia fuera de lo convencional. Tradicional y sofisticada, quiere grabar sus propias canciones en diferentes estilos y pronto: haciendo fusión entre jazz, tango, folklore, música brasilera, dice. Es claro: no hay quien la pare.




















