Nadie se levantará de las reuniones anunciando un acuerdo cerrado con el Fondo Monetario (FMI) ni haciendo expresiones públicas grandilocuentes, pero en el Gobierno Nacional aseguran que los encuentros que mantendrá el canciller Santiago Cafiero en los Estados Unidos son de "alto voltaje político". Es que en el periplo que inicia este martes, el Ejecutivo pondrá sobre la mesa el tema de la renegociación de la deuda que contrajo el Gobierno de Mauricio Macri como una parte de la nueva relación biletaral de la gestión de Alberto Fernández con la de su par Joe Biden. Marcando en ese contexto una idea fuerza para negociar que el gobierno no cederá: que el préstamo de Trump a Cambiemos fue político y la única forma de destrabarlo es con más política. Con el aval del socio mayoritario y dueño del Fondo, que es además quien viene dictando la exigencias técnicas que luego los integrantes del Staff del organismo llevan a los encuentros con funcionarios del Ministerio de Economía. 

"Nadie va a pedir que nos saquen un punto más o menos de déficit u otros indicadores. Serán encuentros netamente políticos", resumió ante Página I12 una alta fuente que es parte de la comitiva oficial. Este martes a las 13 horas, Cafiero tendrá un encuentro a solas con el secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, hombre extremadamente cercano al Presidente estadounidense. Luego, a las 16.15, dialogará con otra pata importante: la titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. 

En el Gobierno aseguran que la relación con EE.UU. "es muy buena" en diferentes ámbitos, como el comercial y los temas de agenda sensible, como Cambio Climático, Derechos Humanos y la no proliferación de armamento nuclear. Cuentan además que, en privado, la gestión Biden adhiere a que el préstamo fue político y comprende la posición argentina, pero es necesario que lo asuman. 

De todos modos, falta ver cómo jugará Estados Unidos en la pública y qué postura tomará con América Latina. En ese escenario, Argentina plantea a Fernández como un líder democrático, racional y de diálogo en la región, tal la línea que se expondrá. En este contexto, los hechos en Washington deben conectarse con lo que ocurrirá en diez días: la visita de Fernández a China y Rusia. Algunos toman ese periplo como si se tratara de una ruptura del país en el nexo con Estados Unidos. En el Gobierno lo explican al revés, como una forma de mostrar que, en una renegociación dura, Argentina puede inclinarse por otros apoyos financieros de gigantes globales. Naturalmente, esas visitas no suponen bajo ningún punto de vista que el país apueste por un default o un cambio en la visión geopolítica general, centrada en el multilateralismo.