“He construido un jardín como quien hace /los gestos correctos en el lugar errado. /Errado, no de error, sino de lugar otro, /como hablar con el reflejo del espejo”, escribió alguna vez la poeta santafesina Diana Bellessi. Probablemente con esa misma intención, la de los gestos indicados en una zona diversa, florecida, es que hoy a las 20, en el patio de la Biblioteca Provincial (avenida Belgrano 1002), la editorial jujeña Cronopio presentará la Colección Jardín, conformada por cuatro poemarios de cuatro autoras peculiares, con mucho por decir.

“Estas mujeres abren el espacio para hacer circular multiplicidad de voces, muchas veces silenciadas por el canon de la literatura, son mujeres que poetizan, como forma de resistencia en el campo cultural donde tuvieron superioridad los hombres”, explica la comunicadora y editora del sello, Elizabeth Soto, en referencia a la tetralogía que se lanza esta noche.

Los títulos son originales y llamativos, las páginas se despliegan y crecen con la fuerza de la naturaleza, de un paraje verde con una serie de especies hechas verso: “Ofelia vuelve al río”, de la salteña Noelia Gana; “El desalojo de un cuerpo”, de la jujeña Ana Belén Jara, radicada en Barcelona; “Metáforas de otoño”, de Laura Quispe, oriunda de Jujuy e instalada en Buenos Aires, allí donde nació Belén Vázquez, responsable de “Un juego entre las sombras”, componen la colección que surgió de una convocatoria abierta y que es un homenaje a la madre de Soto, fallecida cuando comenzó la crisis sanitaria, para transitar “el duelo con poesía”.

Elizabeth Soto. 

En ese marco, la docente jujeña Julieta Dávila, que en pocas horas presentará los libros, anticipa: “En los textos se abre el diálogo entre ellas para armar esta colección, en un entramado donde advertimos cómo cada una, desde su singularidad, traza líneas que se entraman para construir un jardín de poemas fuertes y diversos, a veces imperfectos de lugares enredados. Una literatura para formar un cuerpo debe apelar a la realidad en la que nos desenvolvemos diariamente: en las calles, como escenario central de la modernidad urbana, las rutas, en zonas semiurbanas, en el campo, en las montañas, los cerros, en fin, el referente que se encuentra en el texto y que simbólica y culturalmente construyen las escritoras”.

Más aún, Dávila subraya que las mujeres levantan la voz para hablar de sus emociones, de sus deseos, “de las búsquedas expuestas al compartir poético, despojadas de toda tragicidad. Y en ese decir, el cuerpo emerge como poder, como territorio en disputa, en tensión, en su dimensión privada, pública, política, donde el yo poético, no se pierde, sino que realza la voz”.

A la vez, el catálogo renueva el mapa artístico del NOA en medio de la crisis sanitaria y lo hace con una clara impronta feminista, en forma y en contenido, ya que el encuentro, que cerrará con la música de Chochi, además de las palabras de Dávila, contará con las lecturas de las poetas salteñas CeciliaToconás, Fernanda Álvarez Chamale y Maira Rivainera. Además, “para dar dimensión al increíble trabajo que vienen haciendo las mujeres en el campo literario”, desde Cronopio configuraron un equipo integrado únicamente por mujeres para nutrir al Jardín. Así, a las ya mencionadas se suman Patricia Ochoa en la corrección y Mar Tecnicolor en las ilustraciones.

Un primer poemario y la reivindicación de la “locura”

Noela Gana es una de las “jardineras”, la salteña será la única autora presente en el patio de la Biblioteca Provincial, aunque sus colegas formarán parte del encuentro evocadas entre lecturas y música.

En ese contexto, la también psicóloga, habla de su primer poemario, “Ofelia vuelve al río” y detalla: “Escribí el poema 'Sabrás volver Ofelia' el día que viajaba de Catamarca a Salta, con mis hijos y mi casa a cuestas, luego de una separación. Por supuesto que era yo quien iniciaba un camino de regreso, y todo lo que escribí en ese periodo, fue ese camino de vuelta. El libro es ese recorrido en un momento crucial en mi vida”, comenta y aclara que la pandemia demoró la salida del libro pero también lo enriqueció, porque en ese lapso temporal surgieron “poemas urgentes, pero más maduros, más desarrollados”.

Gana retoma en sus estrofas a Ofelia, al mítico personaje de “Hamlet”, que asume, en algún punto un rol disruptivo. En esa línea, la poeta afirma que “Los personajes femeninos suelen ser centrales en Shakespeare, la trama se configura a través de ellas. Ofelia no. Pero no creo que sea azaroso eso. La brevedad de Ofelia y su retirada de la escena tienen un sentido. Ofelia es tratada de ‘loca’. El imaginario la pone en el lugar de jovencita enamorada, débil, infantil, que no está a la altura de todo lo que está sucediendo a su alrededor. A su alrededor sucede la mentira, el poder, la ambición, en un mundo de hombres. Claramente no hay lugar para ella en ese contexto. Pienso que ese es el mundo de hombres en el que vivimos, en el que nacemos y crecemos, el mundo patriarcal, machista, capitalista, hipócrita y mentiroso”. Y amplía: “Ofelia, abatida por no encontrar respuestas en los otros, cae en su propia ‘locura’ y se sumerge en el lago para quitarse la vida, cantando, cubierta de flores, mientras a su alrededor los personajes discuten, traman, pelean, hasta matarse unos a otros. ¿Ofelia es la loca? ¿ o todos los que están ahí afuera del lago? Luego de escribir el poema dedicado a Ofelia, donde la invito a tomar otro camino, que no necesariamente sea la ‘muerte’ cuando digo ‘no te mueres Ofelia, te salvas. Se puede caminar sobre otras baldosas’”-

En ese punto, la artífice asegura que Ofelia decide retirarse de la locura de ese mundo “que no le pertenece, y salir de allí, para salvarse de ese mundo, e iniciar su propio camino en busca de sus propios sentidos y deseos. Encontrarse como mujer y elegir nuevas formas de vivir. Es un camino necesario a recorrer por las mujeres. Ofelia no se suicidó, no estaba loca, al contrario, sabiamente supo alejarse de un sitio donde no había lugar para ella. Fue a sumergirse en su río profundo, para encontrarse con su verdad, encontrar otras maneras más propias de existir y relacionarse. Quizás Ofelia es la única cuerda de esa historia”.

En su libro, la poeta recorre la angustia, el desencuentro, retoma las pérdidas en un apartado donde “Ofelia invoca”. Allí, nacen "Versos para el que desaparece", para Santiago Maldonado, aunque Gana especifica que “más allá de la referencia social de Santiago, (el poema) tiene la intención de entrar en la intimidad de ese duelo, hacerlo individual. Transciende la figura de Santiago. Invoca a todos nuestros desaparecidos tratando de devolverles una identidad y una singularidad a esa espera y a esa ausencia. También puede ser tomado para cada persona que se nos muere y amamos. Es el encuentro con la ausencia, que forma parte de la vida”.

Asimismo, en el itinerario de las hojas, Ofelia despierta, duele, piensa, espera y vuelve. Los verbos marcan distintas partes de un libro, donde se lee "¿Cuánta oscuridad tiene que haber para que se haga la luz?”. Entonces, es un corpus que germina a partir del dolor, porque “Lo más interesante es que ese dolor puede ser transformado. Crecen flores y hierbas en el dolor, le pone colores, olores, formas que lo transforman. Ese es el poder de la poesía”, concluye la hacedora que revive a Ofelia, entre pájaros, soledades y memorias, la trae de vuelta a bailar sobre un jardín, verde y en verso, porque Ofelia, como cada autora de la colección, regresa y tiene, claro, mucho por decir.